Publicado en La Nueva España el 28 de septiembre de 2012
El tamaño sí que importa. Y sino
que se lo pregunten a los gestores de los centros culturales públicos. Ahí
tenemos el Centro Niemeyer en Avilés, el Palacio de Congresos de Oviedo - el
Calatrava, para entendernos- el Auditorio Palacio de Congresos Príncipe Felipe
de Oviedo, la Laboral Centro de Arte y Creación Industrial, eso por mencionar a
los más grandes. Los gastos que genera su mantenimiento son importantes, a lo
que hay que añadir el presupuesto para actividades y la competencia entre
ellos.
No voy a entrar en otros detalles
que para eso están otras instancias. Tampoco quiero hablar de su acierto o
error al diseñarlos, ni muchos menos de su coste. Aunque todas y cada una de
esas cuestiones son de gran importancia.
Pues no, no deseo hablar de ello
como tampoco quiero referirme a los grandes espectáculos y su coste o las
actuaciones musicales en las fiestas locales.
Doy por buena la idea de que todo
el mundo está encantando con esos gastos y que las penas con alegría son más
llevaderas. Ahí nos han quedado las fiestas de Begoña en Gijón, San Agustín en
Avilés o San Mateo en Oviedo. Disfrutamos de ellas y bien gastados sean los
dineros para esparcimiento de todo el respetable.
Así podría seguir con ejemplos
varios. En ellos entremezclaría la cultura, lo festivo puro y duro y lo
económico, faltaría más. Pero como les digo, no quiero hablar de esto. Deseo
hablarles de algo más pequeño, mucho más humilde en tamaño, en necesidades
presupuestarias, pero que ofrece a medio y largo plazo unos resultados muy
beneficiosos para toda la sociedad: me refiero a las Bibliotecas Públicas.
Los bibliotecarios llevamos pidiendo, desde hace años, un poco de
atención para este servicio público. ¿Saben cuál ha sido el resultado? Absolutamente
ninguno. Seguimos en las mismas.
Hace unos meses tuve la oportunidad
de hacer pública mi opinión en este mismo medio, La Nueva España -a quienes agradezco su amabilidad- con este mismo
tema. Pues bien, seguimos igual y no tenemos muchas perspectivas de cambio.
Los bibliotecarios asturianos
padecemos al igual que el resto de los ciudadanos la crisis. Sabemos la
situación por la que está pasando España y personalmente hemos contribuido, al
igual que otros trabajadores de las administraciones, con la pérdida de parte
de nuestros salarios y el incremento de nuestra jornada laboral. Pero no es esa
la cuestión. No pedimos para nosotros. Queremos que las administraciones
dediquen algo de dinero para la adquisición de libros y otros materiales para
las Bibliotecas Públicas. No estamos reclamando nada del otro mundo. ¿Acaso el
gobierno autonómico no puede dedicar 300.000 euros a este fin? ¿Les parece
mucho? Ese dinero para todas las Bibliotecas asturianas, para las 120. ¿Es
mucho solicitar que los ayuntamientos de tamaño medio dediquen 2.000 ó 3.000
euros a tal fin?
Estoy hablando de cifras que
servirían para salir del paso y poder atender a los ciudadanos con un mínimo de
calidad. ¿Me he pasado pidiendo?
Mendigando para las Bibliotecas Públicas by M. Santiago Pérez Fernández is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
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