Viñeta publicada en La Nueva España, 30 de diciembre de 2014
El 2014 se nos va. Pues bueno. Otro año más que podemos
contar.
El muy puñetero ha sido
asqueroso. A los problemas que nos creamos cada uno, hemos tenido que sumar los
daños que nos infligieron nuestros políticos.
Mi pesar es que se me ha
considerado como un daño colateral. He sido una marioneta en manos de una
caterva de ineptos y corruptos. Y no ha sido solo este 2014, que en su gloria
quede. Nada de eso. Así llevamos… ya perdí la cuenta de los años que llevan
jodiéndonos.
Ha sido, el 2014, el año de esos
profesores universitarios, indignados, perroflautas y demás ralea, que han
convulsionado la vida social y metido el miedo en el cuerpo de los
apoltronados. Solo por eso, por el miedo que han inculcado, son bendecidos y
elevados a los “altares”.
Tenemos un nuevo Rey, al que
alimentaremos y otorgaremos toda clase de bienes materiales e inmateriales, a
cambio de nada. Los designios divinos siguen siéndoles favorables, con una
pequeña ayuda del PP y PSOE (pequeña pero no desdeñable).
Hemos asistido, un año más, a la
desvergüenza de que apliquen un salario mínimo de 648,6 euros. Mientras,
nuestros diputados tienen los cojonazos de cobrar doble hasta las dietas en
este mes de diciembre.
Los desahucios, los parados, los
enfermos crónicos, las mujeres, los pensionistas, los… ¡carajo!... Todos
estamos hasta las narices de esas mujeres y hombres que ocupan cargos públicos.
Este 2014 me hizo retroceder en
el tiempo, hasta los años inmediatamente posteriores a la muerte del dictador.
Hacia aquella España triste, deprimida, en la que las libertades públicas y
privadas no existían, es hacia la que nos quieren llevar.
Los poderes económicos son más
fuertes que nunca. El Opus Dei ha vuelto a ocupar el Gobierno. Los jueces y
fiscales cada día están más presionados para ser meras marionetas (algunos ya
lo son).
Los medios de comunicación
tradicionales han sucumbido ante el dinero y el Gobierno. Aún nos queda
Internet, pero cuidado, ahí también nos encontramos con los pesebreros.
Por no faltar, tuvimos hasta un
Pequeño Nicolás.
Con Nicolasito hemos tenido la
evidencia, por si faltara alguna, de que tenemos unos políticos que son tontos
del haba.
Dicho esto y lo que me guardo y
sabemos, podemos mandar a paseo al 2014.
¿Y el 2015? ¡Ah! eso es otro
cantar. Esto igual que a los economistas: hay que preguntarles por el pasado no
por el futuro.
Estoy cansado mejor lo dejo.
Las alimañas se revuelcan en sus
vómitos y excrementos. Sus guaridas están atestadas de sus detritus. Se lamen sus heridas mentales y
esperan, huraños, a tiempos mejores. Su vileza les hace asomar la cabeza,
desconfiados, y raudos vuelven a su lodazal.
En su soledad se regocijan con la
futura venganza. Saben esperar.
Por fin, los dioses con pies de
barro los han convocado. Las bestias solitarias se reúnen y forman una jauría
sedienta de sangre.
Todos se relamen ante la
carnicería. La sed del desquite imaginario los junta, forman una manada que
tras el festín se disolverá. Volverán a lamer sus heces en lo profundo de sus
grutas y allí se deleitarán en sus miserias.
Atacan a su víctima. La sangre
les chorrea por las comisuras de sus bocas putrefactas. Los ojos les brillan.
Con cada mordisco sanguinolento tienen un orgasmo. Un rictus muestra sus
colmillos ajados.
No saben que la víctima, moribunda,
lleva la muerte en su cuerpo. Los vencedores tienen su tiempo contado. Cuando
vuelvan a sus escondrijos se retorcerán de dolor y se desharán entre sus
vómitos y diarreas.
Los que se creían dioses
comprobarán que solo son lodo asqueroso.
La víctima sonreirá.
Me cago en…el golpe en la cabeza
me despertó. Me había dormido ante el ordenador. Miro lo último que he escrito
y no sé si lo escribí dormido. ¿A qué viene todo esto? ¿Desvarío? ¿Premonición
apocalíptica? ¿Ingesta alcohólica desmadrada?
Ahí queda.
Lo dicho, al 2014 que le den y en
el 2015 les daremos.
Que le den al 2014 by Santiago Pérez Fernández is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
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