Publicado en La Nueva España el 4 de febrero de 2016
Hacia tanto tiempo que no iba a ver un partido de fútbol que
me sorprendió el precio de la entrada: doce euros. El Club Deportivo Tineo
jugaba en casa contra el Urraca. Partido de tercera división.
Para mí desgracia, llovía. No paró de hacerlo en todo el
partido.
El juego ya había comenzado. Nada
más entrar veo que un portero está fuera de su área. Desde allí dirige al resto
de los jugadores de su equipo. A pesar de hacerlo a gritos no denota nerviosismo.
Es Chema, el portero del Tineo.
Chema tiene una dilatada carrera
deportiva, los porteros son más longevos en esto de la práctica del fútbol.
Tiene dos años más que Iker Casillas.
Empezó a jugar este año con el
club tinetense, antes estuvo en el Caudal, en 2ª B, con la Universidad de
Oviedo, el Cudillero y el Covadonga. Es un apasionado de este deporte. Sus
predilecciones futboleras se decantan por el Oviedo y el Madrid y disfruta con
el juego que hace el Barcelona.
Es probable que muchas personas
no sepan que tiene parte de sus raíces en Cangas del Narcea, aunque él nació en
Oviedo. Espero que este detalle no se tenga en cuenta por tierras de Tineo. Su
madre es canguesa. Su abuelo ya era una persona muy conocida en Cangas pues regentaba
Casa Olalde, tienda ubicada en la calle Mayor.
En el minuto veintitrés gol del
Urraca. Chema no hace aspavientos.
La lluvia sigue. Tengo los pies
fríos. Catarro al canto, seguro. Me muevo intentando calentarlos. No hay forma.
Durante un rato no se dirige
a los jugadores. Debe estar asimilando el gol. Eso dura unos minutos. Luego
vuelve a lanzarles avisos.
No le gusta que le metan goles,
faltaría más.
El Tineo está en décima tercera
posición en la clasificación. Chema lleva encajados treinta goles. Con esto no
se bromea, es cosa seria.
La afición está contenta. Nunca
el equipo había estado en esta categoría y lo demuestran. Animan, se ve y oye.
Bueno, casi siempre.
“¡Chema!” “¡Me cago en … saca pal
otro lao!” “¡No salgas tanto, joder!” “¡Sal, sal, Chema, sal de una p… vez!” Ya
se sabe, esto dicen que es cosa del fútbol.
Una tangana en el centro del
campo. Amago de darse tortas. Chema sale disparado y ayuda a detener la
trifulca. Todo quedó en una melé.
Los nervios se desataron entre el
público tinetense. El partido llegaba a su fin y la derrota parecía segura.
Algún que otro insulto al árbitro. Nada del otro mundo, lo normal, eso dicen.
Pocos minutos para finalizar. La
lluvia no ha parado ni un momento. Los pies ya no los siento.
De pronto: gol, gol, golll. Un cabezazo de Keke cambió las tornas.
Gritos, aplausos. Todos encantados, menos los visitantes que no daban crédito a
lo sucedido.
Los chavales del Tineo alegraron
a sus seguidores la tarde del domingo. Chema no sale del campo satisfecho del
todo.
El martes fui
al hospital comarcal Carmen y Severo Ocho, en Cangas del Narcea. Nada, una itv rutinaria. El catarro no es una
probabilidad, es real. ¡Estaba visto!
En mitad de un
pasillo me encuentro con el doctor Fernández. Es un joven internista - nació en
Oviedo en 1979-. Desde el 2009 es médico en este hospital y dese el 2011 tiene
la plaza en propiedad.
Dispone de un momento
y charlamos. La medicina es una de sus pasiones.
Le han tentado
para trasladarse a otro hospital, no aceptó. Se siente muy cómodo en Cangas del
Narcea y con sus compañeros.
Llegamos a eso
de la viabilidad del hospital y no duda: “imposible que se cierre”. Lo tiene
claro. Una población dispersa y muy envejecida no puede prescindir de este
centro hospitalario.
Se lamenta -
¿quién no? – del estado de algunos aparatos. El escáner sale a relucir. Echa en
falta más aparataje. En su especialidad, por ejemplo, tienen que enviar a
Oviedo, para su estudio, los angiotac de tronco supra aórtico. Por favor, no me
pregunten qué es. Debe ser algo importante.
El doctor
Fernández no para.
Su trabajo
conlleva hacer entre cinco y siete guardias al mes. Pero no se queda ahí. Tiene
tiempo para realizar investigaciones. En estos momentos colabora en una de
carácter internacional sobre la diabetes en la que ha involucrado al Hospital
Carmen y Severo Ochoa. No es la única.
Por si esto fuera
poco, imparte charlas por toda España, además es el presidente de la Sociedad
Asturiana de Medicina Interna (SAMIN). ¿Cómo lo hace?
Un detalle más:
practica deporte. Sí, se lo aseguro.
El doctor
Fernández, también conocido entre algunos por el doctor Chema, es José María
Fernández Rodríguez: médico internista, investigador, conferenciante,
presidente de SAMIN y portero del Tineo.
Entra complejo
¿verdad?
El doctor
Fernández es un hombre amable, tranquilo. Y eso se agradece. Él dice que forma
parte de su carácter.
Su doble faceta
le hace ser protagonista de múltiples anécdotas.
En más de una
ocasión, mientras entrenaba, se le acercó por detrás de la portería algún
aficionado-paciente a solicitarle cambio de medicación. No solo eso: le
consultaron síntomas.
Les aseguro que
no bromeaba.
En la consulta
el fútbol también está presente. No lo puede evitar. Por mucho que él intente
establecer compartimentos estanco no lo consigue. Se lo toma con buen humor.
Trabajar en
este hospital le motiva profesionalmente. La carencia de especialistas les
obliga, a él y a sus compañeros, a seguir estudiando y mejorando. Todo un reto. Desde el servicio de medicina interna
atienden a paciente de cardiología, neumología, digestivo…
Reconoce que
los pacientes de la comarca son muy agradecidos. La relación médico paciente es
más personal que en otros centros hospitalarios y eso es gratificante.
Los goles que
le meten las enfermedades le duelen: “es imposible no tener empatía” y no se
acostumbra a la muerte. Los balones que le cuelan en la portería también le
duelen, pero eso es otra cosa.
No se crean que
es un hombre aburrido, nada de eso. Le gusta salir y divertirse. No está casado
y no tiene hijos. Como dirían las abuelas: es un buen partido.
Parando la enfermedad y el balón by Santiago Pérez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
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