Publicado en La Nueva España el 6 de marzo de 2017
Las
tradiciones, las costumbres, conforman las señas de identidad de un pueblo. Las
gentes le dan esa entidad que marca las diferencias, siempre más exiguas de lo
que se piensa.
La
transformación del paisaje, la humanización del entorno, da también unas pautas
que contribuyen a la comprensión de las formas de vida de una determinada zona.
Otra de las referencias que permiten hacer una lectura del pasado – y del
presente - es la arquitectura. El trazado urbano, lo público y lo privado, los
edificios, nos dicen mucho.
El
paso del tiempo, la nula planificación, el desdén público y privado por
conservar nuestro patrimonio arquitectónico –sí, es de todos– nos ha llevado a
una homogeneización de nuestro entorno urbano, e incluyo el rural. Los gustos urbanos han empobrecido la
estética de nuestros pueblos. Donde antes existía variedad, adaptación al
medio, ahora impera la uniformidad y en muchos casos el mal gusto.
Lo
que cada uno tenemos más cerca puede servir como ejemplo. Ya sé que cuando se
habla del terruño, del pueblo de cada uno, se deja de lado la racionalidad y
solo caben las pasiones, aunque en muchos casos sean malas consejeras.
Dicho
esto, sírvame de ejemplo la villa de Tineo.
“En
el extremo opuesto encontraríamos Tineo, una de las pocas villas-atalaya en Asturias, que ha visto en los últimos veinte años
perder poco a poco su soberbia posición dominante por la aparición de
edificaciones de dudosa calidad urbana y paisajística”.
El
autor de esta afirmación es José Ramón Alonso Pereira en su libro Historia General de la Arquitectura en Asturias, editado por el Colegio Oficial de
Arquitectos de Asturias en 1996.
Desde
esa fecha hasta hoy pueden imaginarse lo que ha cambiado la situación.
Algunas
casas viejas se han rehabilitado,
muchas se están cayendo. En otros casos sencillamente las derribaron y se
edificaron de nueva planta. Hubo quien solicitó la intercesión de las más altas
esferas para que le permitieran construir, saltándose la normativa, y lo logró.
La
CUOTA (Comisión de Urbanismo y Ordenación del Territorio del Principado de
Asturias), Patrimonio y Ayuntamientos imponen unas condiciones que no asumen
los propietarios y como resultado ese patrimonio se va al suelo. Hasta que eso
sucede, muchos edificios se convierten en un peligro para los viandantes. Y no
exagero. Los ejemplos están a la vista.
En
Tineo, entre todos los edificios en ruina, uno me duele especialmente: la casa
de José Maldonado. Se encuentra situada en el Paseo y se está cayendo.
Para
los que desconozcan quien era Maldonado unos detalles biográficos.
José
Maldonado fue alcalde de Tineo; Diputado a Cortes por Asturias en 1936;
consejero de Obras Públicas en el Consejo Interprovincial (1936-1937); en 1938
fue nombrado Director General de Carreteras en el gobierno presidido por
Negrín. Exiliado junto con su mujer, Rosalía, en 1970 fue nombrado Presidente
de la República Española en el exilio. El 21 de junio de 1977 disolvió las
Instituciones Republicanas.
Vicente
Maldonado, padre de José Maldonado, encargó su construcción.
El
8 de mayo de 1925 Vicente Maldonado firma con el contratista José Rodríguez un
contrato para su ejecución. El importe de la obra ascendió a 50.000 pesetas.
Poco después, el cinco de agosto de 1925, se introducen variaciones que
incrementan el presupuesto en 6.000 pesetas más. Estas modificaciones fueron
realizadas por Ricardo Casielles, delineante y escritor ovetense. (Fuente:
Fondo José Maldonado, Archivo Histórico de Asturias).
Entre
uno y otro el coste final ascendió a 61.464 pesetas.
Dando
un salto en el tiempo llegamos a la ocupación de Tineo por las tropas franquistas al mando de Martín
Alonso – curiosamente aún da nombre a una calle en esta villa -. La casa de la
familia Maldonado fue ocupada y sirvió de cuartel general. Más tarde sería
incautada y con el paso de los años se convertiría en Cuartel de la Guardia
Civil. Posteriormente el edificio pasó a manos privadas y en ellas sigue.
Esa
larga vida, llena de vicisitudes, no le ha servido para salvarla de la ruina.
Frente a ella se encuentra un monolito dedicado a José Maldonado. Triste final.
Son
muchas las casas que corren la misma suerte. Ni la pérdida de patrimonio ni el
peligro que tienen promueven ninguna iniciativa. ¡Qué lástima!
La
casa de José Maldonado sirva de ejemplo del poco aprecio que tenemos a la
historia local, esa que marca las diferencias y da su naturaleza a los pueblos.
Una parte de nuestra historia se desmorona by Santiago Pérez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
Ahora la han puesto en venta!!!!
ResponderEliminarCuantos recuerdos de infancia. Como llevarle la comida a mi querido padre Félix Canel Pico/Cernuda, GUARDIA CIVIL, cuando le tocaba hacer el servicio que entonces llamaban "Servicio de puertas".
ResponderEliminarCuando una persona tiene tantos recuerdos debe ser que se está haciendo mayor,una manera de decir que se cumplen años y que la balanza se inclina más por los años cumplidos que los que deben quedar por cumplir.
ResponderEliminarA lo que vamos, mi pequeño recuerdo/homenaje a la Caja Rural. Ubicada en el edificio que ya no existe y en ella a una gran persona, su Director Antonio Bermejo, bajo el mandato tuve la ocasión de trabajar durante un mes o quizás mes y medio, pese a las presiones de los grandes familias o oligarcas del campo que pretendían a toda costa que ese puesto debería ser para ,su hijo,su primo, su amigo. Gracias, donde quiera que estés DON ANTONIO BERMEJO, por confiar en mí. Marcial Felix CANEL Fernández.