Hay títulos de libros que
explican su contenido, este el caso de La
España de las piscinas: Cómo el urbanismo neoliberal ha conquistado España y
transformado su mapa político, de Jorge Dioni López.
El autor mantiene la tesis de que
las infraestructuras son ideología, establece una relación entre política y
urbanismo. En 268 páginas desarrolla un discurso para demostrarlo y creo que lo
logra.
Hace un repaso, breve, del
desarrollo urbanístico en España con ejemplos varios que ilustran sus
afirmaciones que siempre acaban, según Jorge Dioni, con que el modelo
urbanístico genera ideología y fomenta el individualismo que nos convierte en
conservadores políticamente. El
urbanismo neoliberal ha conquistado España. Puede parecer demagógico, pero en
absoluto lo es y para comprobarlo tendrán que leer el libro.
Jorge Dioni nos habla del
deterioro del centro de las ciudades, de la gentrificación, de las políticas
que nos conducen a adquirir la vivienda en propiedad… pero sobre todo de la
construcción de urbanizaciones con zonas comunes verdes, piscinas y pistas de
pádel en el extrarradio de las ciudades. Pero no son aquellas ciudades
satélites en torno a las grandes ciudades que tenían una cierta independencia y
autosuficiencia. El actual modelo son barrios, sin vida de tal, con
urbanizaciones aisladas, islotes, y sin apenas equipamientos públicos. Esas
urbanizaciones acaban reducidas a dormitorios y los fines de semana se
«disfrutan» las zonas deportivas.
Los habitantes de estas urbanizaciones
son los denominados «pauers», personas entre 35 y 50 años, que viven en familia
e ingresan dos sueldos. El coche es imprescindible en su vida dada la ausencia
de servicios públicos cercanos. Lo necesitan para ir a comprar, llevar los
niños al colegio, normalmente concertado, ir al médico, suelen tener un seguro
médico privado.
Cualquiera que conozca o viva en
una de esas urbanizaciones ve que el análisis se ajusta a la realidad.
Hace unos años se crearon las
condiciones, no fue algo espontáneo, que hicieron posible la proliferación de
estas urbanizaciones hasta llegar a la burbuja inmobiliaria. A un crédito
barato se unió la liberalización del suelo por Aznar. Esas promociones
urbanísticas meten mucho dinero en las arcas municipales y llegan primero que
la planificación y dotación de servicios públicos. En demasiadas ocasiones esos
equipamientos llegan con años de retraso y tras muchas quejas. Uno de los
ejemplos más conocidos por todos es el de Seseña, en la provincia de Toledo y
limítrofe con Madrid.
Este modelo urbanístico está
copiado de los EEUU y cohesiona el territorio, si tal cosa es posible, mediante
vías de comunicación de alta capacidad entre las cuales se sitúan esas islas
plagadas de centros comerciales de todo tipo y condición. En Asturias podemos
pensar en el crecimiento de Avilés, Gijón y Oviedo y dónde se localizan esas
áreas comerciales.
España es un país poco dado a las
rehabilitaciones. Con echar una ojeada a nuestras ciudades comprobaremos cómo
la piqueta ha campado a sus anchas. Cómo dice Jorge Dioni «En general, España
es un país amante de la demolición y la recalificación, es decir, de la amnesia
y el adanismo» [pág. 28], «Aquí no se rehabilita sino que se derriba para
construir» [pág. 36]. Da unos datos muy esclarecedores. En los años cincuenta
había en España dos millones y medio de edificios anteriores a 1900, en los
noventa quedaban menos de un millón.
Sí todo el libro tiene un alto
contenido político más aún lo tiene el epílogo, titulado Dispersión o
Comunidad. Desde luego desde opciones políticas conservadoras, vamos de la
derecha extrema o de la extrema derecha, estoy seguro que su análisis y
conclusiones les parecen fuera de lugar, por decirlo suavemente.
Dioni López dice cosas como esta:
«El individualismo competitivo de la dispersión convierte en personales todos
los problemas colectivos, como el urbanismo o el mercado de trabajo, que deja
de verse como una cuestión social que debe tener un análisis amplio» [pág. 254].
Para esa derecha extrema y la extrema derecha esa afirmación es anatema. Y no
digamos esta otra afirmación del autor: «Al igual que en el urbanismo disperso,
todo lo común se ve como un problema que impide la flexibilidad, la circulación
de flujos o la creación de mercados» [pág. 253] Ya para terminar, permítanme
una última cita: «la ideología [mercadista] adopta diferentes discursos: la
meritocracia, la autoayuda o la cultura del esfuerzo. Todos se basan en la
confianza de las opciones individuales en la competición y las soluciones
personales y biográficas para cuestiones colectivas, como la seguridad o la
educación. Si se degrada la educación pública, se eleva el precio de la
educación universitaria y se precariza el empleo de los padres, es probable que
el ascensor social deje de funcionar» [pág. 250].
La España de las piscinas es un libro muy interesante que clarifica
muchas cuestiones urbanísticas para eso que llaman el gran público. Me resulto,
además, ameno, no me supuso esfuerzo su lectura. Se lo recomiendo.
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