5 ene 2022

Urbanismo neoliberal en España

 

 

  Hay títulos de libros que explican su contenido, este el caso de La España de las piscinas: Cómo el urbanismo neoliberal ha conquistado España y transformado su mapa político, de Jorge Dioni López.
 El autor mantiene la tesis de que las infraestructuras son ideología, establece una relación entre política y urbanismo. En 268 páginas desarrolla un discurso para demostrarlo y creo que lo logra.
 Hace un repaso, breve, del desarrollo urbanístico en España con ejemplos varios que ilustran sus afirmaciones que siempre acaban, según Jorge Dioni, con que el modelo urbanístico genera ideología y fomenta el individualismo que nos convierte en conservadores políticamente.  El urbanismo neoliberal ha conquistado España. Puede parecer demagógico, pero en absoluto lo es y para comprobarlo tendrán que leer el libro.
  Jorge Dioni nos habla del deterioro del centro de las ciudades, de la gentrificación, de las políticas que nos conducen a adquirir la vivienda en propiedad… pero sobre todo de la construcción de urbanizaciones con zonas comunes verdes, piscinas y pistas de pádel en el extrarradio de las ciudades. Pero no son aquellas ciudades satélites en torno a las grandes ciudades que tenían una cierta independencia y autosuficiencia. El actual modelo son barrios, sin vida de tal, con urbanizaciones aisladas, islotes, y sin apenas equipamientos públicos. Esas urbanizaciones acaban reducidas a dormitorios y los fines de semana se «disfrutan» las zonas deportivas.
  Los habitantes de estas urbanizaciones son los denominados «pauers», personas entre 35 y 50 años, que viven en familia e ingresan dos sueldos. El coche es imprescindible en su vida dada la ausencia de servicios públicos cercanos. Lo necesitan para ir a comprar, llevar los niños al colegio, normalmente concertado, ir al médico, suelen tener un seguro médico privado.
  Cualquiera que conozca o viva en una de esas urbanizaciones ve que el análisis se ajusta a la realidad.
  Hace unos años se crearon las condiciones, no fue algo espontáneo, que hicieron posible la proliferación de estas urbanizaciones hasta llegar a la burbuja inmobiliaria. A un crédito barato se unió la liberalización del suelo por Aznar. Esas promociones urbanísticas meten mucho dinero en las arcas municipales y llegan primero que la planificación y dotación de servicios públicos. En demasiadas ocasiones esos equipamientos llegan con años de retraso y tras muchas quejas. Uno de los ejemplos más conocidos por todos es el de Seseña, en la provincia de Toledo y limítrofe con Madrid.
  Este modelo urbanístico está copiado de los EEUU y cohesiona el territorio, si tal cosa es posible, mediante vías de comunicación de alta capacidad entre las cuales se sitúan esas islas plagadas de centros comerciales de todo tipo y condición. En Asturias podemos pensar en el crecimiento de Avilés, Gijón y Oviedo y dónde se localizan esas áreas comerciales.
 España es un país poco dado a las rehabilitaciones. Con echar una ojeada a nuestras ciudades comprobaremos cómo la piqueta ha campado a sus anchas. Cómo dice Jorge Dioni «En general, España es un país amante de la demolición y la recalificación, es decir, de la amnesia y el adanismo» [pág. 28], «Aquí no se rehabilita sino que se derriba para construir» [pág. 36]. Da unos datos muy esclarecedores. En los años cincuenta había en España dos millones y medio de edificios anteriores a 1900, en los noventa quedaban menos de un millón.
  Sí todo el libro tiene un alto contenido político más aún lo tiene el epílogo, titulado Dispersión o Comunidad. Desde luego desde opciones políticas conservadoras, vamos de la derecha extrema o de la extrema derecha, estoy seguro que su análisis y conclusiones les parecen fuera de lugar, por decirlo suavemente.
 Dioni López dice cosas como esta: «El individualismo competitivo de la dispersión convierte en personales todos los problemas colectivos, como el urbanismo o el mercado de trabajo, que deja de verse como una cuestión social que debe tener un análisis amplio» [pág. 254]. Para esa derecha extrema y la extrema derecha esa afirmación es anatema. Y no digamos esta otra afirmación del autor: «Al igual que en el urbanismo disperso, todo lo común se ve como un problema que impide la flexibilidad, la circulación de flujos o la creación de mercados» [pág. 253] Ya para terminar, permítanme una última cita: «la ideología [mercadista] adopta diferentes discursos: la meritocracia, la autoayuda o la cultura del esfuerzo. Todos se basan en la confianza de las opciones individuales en la competición y las soluciones personales y biográficas para cuestiones colectivas, como la seguridad o la educación. Si se degrada la educación pública, se eleva el precio de la educación universitaria y se precariza el empleo de los padres, es probable que el ascensor social deje de funcionar» [pág. 250].
  La España de las piscinas es un libro muy interesante que clarifica muchas cuestiones urbanísticas para eso que llaman el gran público. Me resulto, además, ameno, no me supuso esfuerzo su lectura. Se lo recomiendo.




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