24 jun 2025

Un presidente que se dice socialista y católico


  El catolicismo se basa y fundamenta en la vida de Jesús, la Biblia, los documentos de la Iglesia en los que se incluyen las encíclicas. Una de estas últimas, que tuvo una gran trascendencia política y social, fue la Rerum novarum, del Papa León XIII, publicada en 1891. Esa encíclica fue la contestación de la Iglesia Católica a las teorías marxistas que estaban calando entre la clase trabajadora.
  En España a principios del siglo XX surgió la Asociación Católica de Propagandistas, que en el caso de Asturias tuvo mucha influencia, sobre todo en las cuencas mineras. Tenían como objetivo enfrentarse y frenar el poder que estaban adquiriendo los sindicatos obreros, anarquistas y ugetistas. Intentaban frenar a sindicalistas como Manuel Llaneza figura relevante del movimiento obrero, fundado del Sindicato de Obreros Mineros de Asturias (SOMA).
  De la mano de la Rerum novarum  surge el paternalismo industrial, que no era otra cosa que la «humanización» de la explotación laboral. Ejemplos de ese buenismo tenemos el Poblado Minero de Bustiello (Mieres) o mucho más reciente el Poblado de la Térmica de Soto de la Barca (Tineo). Hubo bastantes poblados en Asturias y el resto de España. Alquilaban las casas a bajos precios y tenían un equipamiento que eran la envidia del resto de los ciudadanos. La primera consecuencia, y fundamental, era con estos poblados conseguían trabajadores dóciles a pie de obra.
  Está claro que entre la jerarquía católica y los movimientos obreros no hubo sintonía. La iglesia católica siempre se alineó con los gobernantes y poderosos, a pesar de vanos intentos de sacerdotes como los denominados «curas obreros» en España o los integrantes de la Teología de la Libración en Latinoamérica, por ejemplo. Otro ejemplo reciente fue el del fallecido Francisco, que a pesar de no ser un gran aperturista se creó muchos enemigos dentro de los sectores más conservadores, que de momento son una amplia mayoría.
  La religión católica es inseparable de la fe, es decir, de dar por buenas una serie de dogmas que no se pueden discutir ya que o bien son «la palabra de Dios» o de sus representantes, el Papa y altos dignatarios de la Iglesia. Desde la racionalidad surgen tantas dudas que resulta imposible ser católico y aceptar a pies juntillas sus dogmas y preceptos.
  El socialismo es una ideología política racional que tiene como objetivo reducir las desigualdades económicas y sociales, por resumirlo en una línea, siendo, desde luego, un concepto mucho más complejo.
  ¿Existe algunos puntos de encuentro entre catolicismo y socialismo? Hubo quien intento unirlos ya que ambas concepciones pretenden el bien de la sociedad, hasta ahí llegan, luego las diferentes formas de llegar a ese bienestar es lo que les aleja de forma insalvable. El catolicismo no acepta interpretaciones laicas del mundo, siempre hay un pero, que no son otros que la fe y Dios, irreconciliables con la racionalidad y el dar el protagonismo a los seres humanos para modificar su destino.
  El edicto de Milán del 313 de nuestra era supuso la unión de facto entre Iglesia y Estado, una unión que se mantiene a través de los siglos y que condicionó la Historia de Europa y con ello la del mundo.
  Sirva de introducción rápida y muy básica para lo siguiente, soy incapaz de comprender como un presidente autonómico puede declararse socialista y católico practicante. Me parece una contradicción que no entra en mis esquemas mentales. Acepto que un gobernante socialista sea católico en su intimidad, faltaría más, ahora bien, mientras ocupe ese cargo público tiene que abstenerse de manifestaciones religiosas públicas. En su esfera privada puede hacer lo que quiera, bueno, no todo, su fe religiosa es algo estrictamente privado.
  Hace unos días, el presidente de Asturias, Adrián Barbón, volvió a la carga, no es la primera vez que lo hace, e hizo apología de su fe religiosa. No me gustó, no me gusta que lo haga, me parece impropio de un presidente que es de los creyentes y de los no creyentes. No somos un país confesional, por lo tanto tiene que circunscribir su fe al estricto ámbito privado. A poco que medite sobre su condición de socialista, eso dice, y católico imagino que tendrá un conflicto interno permanente. Podrá decir, como el afirmó, que «tener fe y esperanza me ha ayudado mucho». Presidente, me parece muy bien, pero eso guárdeselo para usted. No necesitamos que nos lo cuente. Le recuerdo que se empieza así y se acaba como el ministro Jorge Fernández Díaz que dijo que tenía a Marcelo de guardia de corps, ¿se acuerda, verdad? Ya sabe, el ángel Marcelo. Pues ya vimos como salió rana en el desempeño de sus funciones, pero no hay problema, una confesión y se le perdona todo.
  Mezclar política y religión acaba siempre mal por mucho que el presidente Barbón diga que «si tu eres un buen cristiano evitarás la corrupción; forma parte de tu forma de concebir el mundo» Pues va a ser que no, Presidente. El PP es un partido cuasi confesional, bueno, se puede quitar el cuasi, y mire como están sus filas de corruptos. Es más ¿cuándo escuchó, señor Presidente, criticar a la jerarquí católica al Partido Popular? ¿Eso no ofende su lado «socialista»?
  En estos días, con la marejada política por los casos de corrupción dentro del PSOE, de momento presuntos para ser puristas, pero joder ¡qué gentuza! y a las voces de las extremas derechas se unió la de los jerarcas católicos pidiendo elecciones. ¿Qué le parece, señor Presidente?
  Por favor, no me hable, Presidente, de que una cosa es el cristianismo y otra los gerifaltes, eso no cuela, una iglesia sin sacerdotes no es nada, no existe, son indisolubles.
  Esta faceta suya la hizo pública desde que es Presidente, antes no trascendió, y fue alcalde de Pola Laviana. No sé si en su concejo lo sabían, pero el resto de Asturias no, y ya era conocido. Tengo la sensación, igual equivocada, de que es un poco, o mucho, de postureo para captar votos o por lo menos dar una imagen más… la verdad es que me resulta difícil poner un adjetivo en este caso.
  Mire, señor Presidente, lo mismo me ocurre con su conversión al asturianismo. Mientras se mantuvo en su feudo lavianés acató la directriz de la FSA (Federación Socialista Asturiana) de que de la oficialidad del asturiano nada de nada. Ahora es usted un oficialista de tomo y lomo, me parece un poco bastante oportunista. Es más, su modelo es el mismo que empleó el nada honorable Pujol, unir religión y lengua con fines políticos, usted me parece a mí, va por el mismo camino – espero que solo se le parezca en esto, señor Presidente -.
  Señor Presidente, le pido que diferencie y no mezcle su fe con su actividad gubernamental. Cada vez que lo hace sepa que somos muchos asturianos los que nos sentimos ofendidos con su actitud, y quién sabe sí lo que gana por un lado lo pierde por otro.
  Por mucho que se empeñen fe y racionalidad no van de la mano. Las religiones, todas ellas, desean propagar su fe y hacer acólitos. En el caso de España las injerencias de la Iglesia en cuestiones políticas es absoluta, y lo hacen con un objetivo, expandirse y en su caso mantener el poder que conservan. Bueno, tienen otro menos confesable, el dinero.
  Señor Presidente, por mí como si quiere rezar el rosario todos los días, pero hágalo en el recogimiento de su hogar.

 

 

 

 

1 comentario:

  1. La religión -y su falta- perfila la personalidad del individuo. Del político también. Por ese lado, creo, no hay nada censurable.
    Otra cosa es la participación en el ritual público cuando el político es representante elegido para una institución. En ese papel debe respetar la neutralidad más exquisita. Y si no lo hace está desmereciendo a sus votantes no adeptos a la religión que profesa. Es tu caso Santi, y el mío (soy Higinio aunque aquí va como anónimo porque escribo desde un dispositivo no habitual).
    Cuando una "autoridad" va de invitado (y no como un fiel más, sin privilegios ni fotos) a un acto religioso est faltando a esa neutralidad debida. Ya se que siglos de concubinato del poder y la religión hacen que parezca un matrimonio legal. Pero no. Ambos están juntos por interés y dinero. Vamos que es una relación censurable.
    El presidente Barba no tiene que disculparse por ser católico pero debería dirigirse a quienes somos ateos, agnósticos, incrédulos o de otra religión. Acaso lo han votado y les ha faltado al respeto con esa relación exclusiva.

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