Ni las lluvias de abril, ni el sol de mayo han llegado, pero ellos se afanan y a pesar de los guantes, la tierra se les escapa entre los dedos. Esa sensación, ya lejana, hacía mucho tiempo que no la tenían. Hoy, gracias a la técnica de intervención y la terapeuta ocupacional de la residencia de ancianos El Mirador de Tineo, han vuelto a rememorar sus años mozos, cuando casi todos lo hacían por obligación. Antaño o trabajan la tierra o no comían. Muchos de los residentes se criaron en pequeños pueblos y saben muy bien lo que es ganarse el pan con el sudor de su frente. Cultivaban por necesidad y en esta ocasión lo hacen por disfrutar.
Plantas ornamentales en macetas fueron su siembra. La colaboración de la Escuela de Silvicultura de Tineo y del Ayuntamiento hicieron posible esta actividad.
Tanto unas como otros demostraron que lo que con tanto sacrificio aprendieron, no se les ha olvidado con el paso del tiempo.
Y es que estar en una residencia no es solo esperar a que todo se acabe. Gimnasia, excursiones, festivales, concurso de cartas de amor y un sinfín de actos forman parte de la vida de estas personas. El personal que les atiende no admite la pasividad y para ello programan múltiples y variadas actividades. Hoy se han dedicado a plantar flores y han disfrutado, mañana ya se verá a que dedican su tiempo
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