¡Oro,
oro en Navelgas! Bueno, tampoco es ninguna novedad. Los romanos ya sabían que
esas tierras eran prodigas en el deseado metal y la dejaron como un colador,
los restos aún son visibles.
El
profesor de la Universidad de Oviedo, Narciso Santos Yanguas, ya nos habló de
las minas romanas de la cuenca del Narcea y del Esva-Canero o las grandes
explotaciones entre Navelgas y Naraval.
Desde
aquellos tiempos del imperio romano Navelgas y oro van unidos. Los ¿navelgueños? ¿navelguenses? ¿navelguinos?
– lo del gentilicio no está nada claro – han mantenido la tradición de la
búsqueda de oro, eso sí, batea en mano y mojándose. Con el tiempo se vio que
esto de la búsqueda de la pepita podía convertirse en un recurso turístico y en
ello andan desde hace unos años.
Poco
a poco fueron organizando campeonatos nacionales, asistiendo a campeonatos
europeos y mundiales allá donde se celebrasen. En 2005 organizaron el
Campeonato Europeo y en 2008 el Campeonato Mundial de Bateo de oro.
¿Y
esto del campeonato de bateo de qué va?
Aunque
la cosa parece fácil no lo es tanto. Se trata de encontrar las pepitas
depositadas en un cubo de arena. No se hagan ilusiones, los competidores no
saben el número de pepitas introducidas. Las complicaciones no se han
terminado. Cada pepita no encontrada supone una penalización. Aún rizan más el
rizo: el tiempo de búsqueda es limitado. Y por si todo esto fuera poco ¡hay que
ver las pepitas! Más de una persona podrá estar imaginando un pedrusco como el
de las películas, pues nada de eso. El tamaño de las pepitas es como el de los
granos de arena. No exagero. Te las ponen delante, en una batea, y no las ves.
Eso
sí, la modalidad que a mí me parece más interesante, y bonita, es la del bateo
en el río. Naturaleza, habilidad, conocimiento del entorno se unen para
disfrute de los amantes de este deporte.
Para
los que aún no se han enterado, les informo que entre el 3 y el 8 de agosto de
este año, Navelgas volverá a acoger otro Campeonato Mundial de Bateo de Oro.
Dense un paseo por esta localidad y ya verán como les gusta el ambiente, el
campeonato y el entorno.
Pero
además de estos nostálgicos hay otros
que han gritado ¡Oro en Navelgas! Son los de la empresa Kinbauri España. Oigan,
estos vienen con aviesas intenciones. Eso sí, las bendiciones fueron publicadas
en el BOPA, con luz y taquígrafos, en un anuncio de la Consejería de Economía y
Empleo que decía: “Admisión definitiva de permiso de investigación”.
¿De
esto trata la transparencia, verdad?
Kinbauri
es la empresa que explota la mina de oro a cielo abierto de Boinás y que tiene
concedidos permisos de investigación en Belmonte de Miranda, Allande, Cangas
del Narcea, Boal, Illano, El Franco y Castropol.
No
han descubierto nada nuevo. Ya Plinio dio testimonio de la importante
producción aurífera del noroeste de la Península.
Salvador
Domínguez Bella, de la Universidad de Cádiz, ya nos contó que el oro asturiano
se localiza en una banda de dirección norte-sur, que recorre el occidente de
Asturias, hasta el límite con la provincia de León.
Lo
dicho, estos de Kinbauri no descubrieron nada. Eso sí, están dispuestos a
dejarnos estas tierras afuracadas.
Son canadienses y saben lo que es la protección de la naturaleza.
Cuando
nos demos cuenta estarán intentando abrir más minas a cielo abierto y ya
sabemos lo que eso significa. Valga de ejemplo Tapia de Casariego.
Mientras
esto sucede, la inmensa mayoría de los habitantes de los concejos afectados no
saben, no contestan, no opinan. Los alcaldes, de momento, están en sus cosas,
ya saben, los repartos y demás.
Estamos
en 2015. Kinbauri quiere ocupar todo el occidente asturiano… ¿Todo? ¡No! Una
aldea poblada por irreductibles vecinos resiste todavía y siempre al invasor…
El
pueblo de Paredes se moviliza contra el plan de Kinbauri. En esto de
enfrentarse a empresas mineras ya tienen experiencia: en 1991 frenaron una mina
de feldespato. Ahora están dispuestos a hacer frente a esta nueva amenaza
contra su valle.
Solo
puedo decir una cosa: que cunda el ejemplo.
¡Oro! ¡Oro! ¡Oro en Navelgas! by Santiago Pérez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
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