Mi
decepción no es cosa reciente, lo de la incomprensión sí.
Hasta
no hace mucho era capaz de entender lo que estaba pasando, desde hace una
temporada, ni de coña. Y me refiero a la política de este país.
La
anterior legislatura fue un desmadre total. El PP campó a sus anchas, la
oposición no estuvo y los llamados emergentes estuvieron emergiendo. Aunque no
les puedo negar a Podemos y Ciudadanos el meneo que les pegaron a los del
bipartidismo, la cosa pública no ha mejorado. ¡Qué mejora ni qué leches! Esto
ha ido de mal en peor o me lo parece.
Los
resultados electorales, a tenor de lo escuchado, bien para todos. ¡Y un jamón!
Los
análisis fueron penosos, al menos los que hicieron en público. Ya sabemos que
el PP ganó y el PSOE obtuvo un resultado histórico. ¡Biennnn! Podemos se quedó
a las puertas de ser la segunda fuerza política – aunque en ocasiones se les
olvida - y Ciudadanos, pues no sé qué
decir… ¿lo siento? ¿pobrecitos?
Estos
últimos, los llamados emergentes – ¿emergen de dónde? otro palabro tonto –
deberían darse con un canto en los dientes, pero no, querían más, mucho más. Me
parece que no entendieron bien al electorado. No es fácil modificar el voto.
Comprobado quedó.
Los
líos que han montado, todos, no los
saben explicar ni ellos.
Lo
del PP es fácil: ganaron, perdiendo 63 diputados con respecto a las elecciones
de 2011. Están satisfechos. Los recortes sociales, económicos, la corrupción
que alberga el partido, nada fue suficiente para hacerles perder. ¡Cómo para no
estar encantados con ellos mismos!
El
partido de centro izquierda moderado, vamos el PSOE…Un momento, un momento, que
nadie me muerda. Así lo ha definido más de un dirigente de ese partido. Sigo.
Lo del PSOE fue un varapalo. En 2011 obtuvieron el peor resultado de su
historia, 110 diputados, el pasado 20 de diciembre 90. ¿A esto cómo lo llamamos?
Desde
el 21 de diciembre llevó escuchando, hasta la saciedad, el compromiso que tiene
Pedro Sánchez en la formación del nuevo gobierno, el de Rajoy, claro. Le están
acogotando para que apoye ese gobierno de derecha e incluso que forme
coalición. Él, y sus más cercanos, en vez de estar calladinos no se contuvieron
y empezaron a hablar de formar alternativas de gobierno, líneas rojas y similares.
Como
eso les parecía poco, sacaron los temas internos a relucir: congreso antes o
después, si Sánchez repite o no como secretario general, quién decide los
acuerdos con otros partidos… Eso sí, todos cargaron contra Podemos y a Sánchez
se le olvidó aquello de que si perdía ante Rajoy lo consideraría “un fracaso”.
Oigan, que sí lo dijo.
Perdón,
perdón. No he mencionado a IU. Ya estoy haciendo lo que la mayoría de los
medios de comunicación: ningunearlos.
Hemos
comprobado, una vez más, que los votos no valen lo mismo en toda España. Los más
perjudicados fueron los de IU. Eso
necesita un arreglo.
Hombre,
Alberto Garzón – que me cae bastante bien – obtuvo unos resultados penosos y
eso en otros lugares tendría consecuencias políticas. Bueno, parece que alguna
sí que tuvo: están hablando de refundación o algo parecido. Pues eso, pues
vale.
Lo
de Podemos es complicado de entender, de que lo entienda yo. Quedaron los
terceros y en ocasiones me pareció que parecía que querían que pareciera que
ellos habían ganado. Pues no. Obtuvieron unos resultados muy buenos y les supo
a poco.
No
están en posición de hacer doblar el espinazo a nadie. Pueden poner las
condiciones que consideren oportunas pero los demás también. No hay verdades
absolutas. Los resultados electorales ahí los tienen.
Ahora
su papel, el de Podemos, es fastidiado. No son solo Podemos, son además En Comú
Podem, Compromís-Podemos y En Marea. El peso nacionalista e independentista
está representado en esas fuerzas, en esos diputados. De ahí algunas de sus
propuestas, que ya eran sabidas antes de las elecciones. Nada nuevo entonces.
PNV
y Convergencia siguen. Alto, Convergencia no, ahora es Democracia y Libertad.
¡Ayyyyy! (sic) que joderse.
Ciudadanos
no se acerca ni por aproximación a sus expectativas. Les fue muy bien. Otros
que querían más, bastante más, tanto que se vieron hasta con la presidencia.
Pues no. Ahora les queda ir de la mano del PP.
Como
los ciudadanos somos insaciables también queríamos un poco más. Pues ahí
tenemos el follón de Cataluña.
Esto,
dicho en plata, es para mear y no echar gota.
Las
mentiras de los independentistas han sido descomunales. Han retorcido la
Historia hasta dejarla como un guiñapo.
Lo
de Convergencia y la CUP soy incapaz a comprenderlo. Cualquier intento me
conduce a un camino sin salida. El acuerdo entre ellos me parece un fraude.
Lo
dejo, solo se me ocurren barbaridades.
Todos
los partidos han dicho que han entendido el mensaje de los ciudadanos. ¡Y un
carajo! Nadie votó pensando en un consenso posterior. Aquí todo dios lo hizo
deseando que los suyos ganasen y barriesen a los demás. Otra cosa es que ahora
tengan que ponerse las pilas y ver como nos sacan de este lío que ellos han
creado.
La
explicación a este laberinto es fácil: los votantes somos unos cabrones. Así de
claro. Nos pusimos de acuerdo para no dar la mayoría absoluta a nadie, ni
siquiera una mayoría holgada. Cabrones no, unos cabronazos, eso es lo que
somos. Ahí les dejamos el pufo y ahora ¡venga, a ello! que para eso cobran un
pastón.
Decepción e incomprensión by Santiago Pérez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
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