27 feb 2016

Éramos pocos … y por la vieja a La Espina


Publicado en La Nueva España el 26 de febrero de 2016

Hay personas que achacan lo que les sucede a la mala o la buena suerte,  a los designios de las Parcas o de alguna divinidad. Pues si lo creen, allá ellas.

Aunque bien mirado, si pensamos en el suroccidente de Asturias igual sufrimos una maldición. ¿Qué estoy exagerando? Pues va a ser que no.

Miren – ahora toca la llorada de siempre – el suroccidente asturiano se está despoblando. Peor aún, a esa pérdida de población se une la ancianidad de sus moradores. Segunda queja, la misma desde hace más de treinta años: tenemos unas vías de comunicación de pena y dolor. Vamos por la tercera: pagamos impuestos por servicios públicos de primera y los que recibimos son de ¿tercera? Pasemos a la cuarta estación, esto asemeja ya a un viacrucis: la empresa del suroccidente que tiene más puestos de trabajo es el hospital comarcal Carmen y Severo Ochoa. Sin más comentarios.

Aquí lo dejo. No voy a recordar esos proyectos que nos iban a sacar de la agonía económica y social que padecemos ¿para qué? Los recordamos muy bien. En la lejanía oigo algo parecido a un motor.

Lo dicho, cómo éramos pocos ahora volvemos a recorrer la antigua carretera entre La Espina y Salas. No es que avancemos lentamente, es que estamos retrocediendo en el tiempo.

Desde el pasado 15 de febrero la carretera nacional 634 está cerrada al tráfico por un desprendimiento de tierra a la altura de Porciles. Ante el riesgo de que una parte del terreno se pueda caer sobre la nueva carretera - que se supone que en un futuro será parte de la autovía La Espina-Oviedo - es por lo que han decidido cerrarla.

¿Dije futura autovía La Espina-Oviedo? Perdón, permítanme que me ría. ¡Anda que no tienen desvergüenza ni nada!

Tras todo este tiempo, nadie se ha dignado en informar a los usuarios. ¿Les tenemos que recodar que aquí vivimos ciudadanos de primera? ¿Les recordamos que hay empresas que se ven afectadas? ¡Qué tenemos que hacer!

El silencio es lo único que nos encontramos. Perdón, perdón nuevamente: nos topamos con la incompetencia, la dejadez y la desidia de las administraciones, mejor dicho, de los que administran lo público. Estoy harto de sus falsas promesas.

Antes de las elecciones del 20 de diciembre tuvieron la desfachatez de decirnos que se reiniciaban las obras de la autovía La Espina-Oviedo a la altura de la Doriga. Nuevamente me tengo que reír. Vengan y vean al ritmo que se trabaja.

Los hay que se atreven a hablar de la autovía La Espina-Ponferrada y esto ya es el acabose.
Me tiro por los suelos, no de risa, de vergüenza.

No tengo ni idea de lo que tardarán en abrir la carretera otra vez. De momento, solo sé que les importamos un pimiento.

¡Qué no me vengas con cuentos!

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