Publicado en La Nueva España el 26 de febrero de 2016
Hay
personas que achacan lo que les sucede a la mala o la buena suerte, a los designios de las Parcas o de alguna
divinidad. Pues si lo creen, allá ellas.
Aunque
bien mirado, si pensamos en el suroccidente de Asturias igual sufrimos una
maldición. ¿Qué estoy exagerando? Pues va a ser que no.
Miren
– ahora toca la llorada de siempre – el suroccidente asturiano se está
despoblando. Peor aún, a esa pérdida de población se une la ancianidad de sus
moradores. Segunda queja, la misma desde hace más de treinta años: tenemos unas
vías de comunicación de pena y dolor. Vamos por la tercera: pagamos impuestos
por servicios públicos de primera y los que recibimos son de ¿tercera? Pasemos
a la cuarta estación, esto asemeja ya a un viacrucis: la empresa del
suroccidente que tiene más puestos de trabajo es el hospital comarcal Carmen y
Severo Ochoa. Sin más comentarios.
Aquí
lo dejo. No voy a recordar esos proyectos que nos iban a sacar de la agonía
económica y social que padecemos ¿para qué? Los recordamos muy bien. En la
lejanía oigo algo parecido a un motor.
Lo
dicho, cómo éramos pocos ahora volvemos a recorrer la antigua carretera entre
La Espina y Salas. No es que avancemos lentamente, es que estamos retrocediendo
en el tiempo.
Desde
el pasado 15 de febrero la carretera nacional 634 está cerrada al tráfico por
un desprendimiento de tierra a la altura de Porciles. Ante el riesgo de que una
parte del terreno se pueda caer sobre la nueva carretera - que se supone que en
un futuro será parte de la autovía La Espina-Oviedo - es por lo que han
decidido cerrarla.
¿Dije
futura autovía La Espina-Oviedo? Perdón, permítanme que me ría. ¡Anda que no
tienen desvergüenza ni nada!
Tras
todo este tiempo, nadie se ha dignado en informar a los usuarios. ¿Les tenemos
que recodar que aquí vivimos ciudadanos de primera? ¿Les recordamos que hay
empresas que se ven afectadas? ¡Qué tenemos que hacer!
El
silencio es lo único que nos encontramos. Perdón, perdón nuevamente: nos
topamos con la incompetencia, la dejadez y la desidia de las administraciones,
mejor dicho, de los que administran lo público. Estoy harto de sus falsas
promesas.
Antes
de las elecciones del 20 de diciembre tuvieron la desfachatez de decirnos que
se reiniciaban las obras de la autovía La Espina-Oviedo a la altura de la
Doriga. Nuevamente me tengo que reír. Vengan y vean al ritmo que se trabaja.
Los
hay que se atreven a hablar de la autovía La Espina-Ponferrada y esto ya es el
acabose.
Me
tiro por los suelos, no de risa, de vergüenza.
No
tengo ni idea de lo que tardarán en abrir la carretera otra vez. De momento,
solo sé que les importamos un pimiento.
¡Qué
no me vengas con cuentos!
Éramos pocos … y por la vieja a La Espina by Santiago Pérez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
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