El
barullo en el que están metidos los partidos políticos está siendo muy
clarificador. Creo que ya no nos cabe duda de su bajísimo nivel ni de las
mentiras, sí mentiras, que nos han endilgado. Sus incoherencias, contradicciones,
ambiciones personales o su falta de sentido de servicio público son tan
manifiestas que, a no ser sus más recalcitrantes seguidores, somos una inmensa
mayoría los que los ponemos de vuelta y media.
Miren,
de tanto repetir aquello de que las ideologías no importan ya no tienen ni idea
de por dónde andan. Bailar al son de las encuestas, recorrer los programas
televisivos más cutres, soltar eslóganes, tuits
o videos graciosillos es la única forma que tienen de entender la política. Hay
quienes reducen su actividad a internet o a asistir a fiestas y saraos.
Las manipulaciones informativas sobre el método de elección
del presidente del Gobierno son vergonzosas. El PP, con Mariano Rajoy al
frente, se ha empecinado en decir que el partido más votado es el que tiene que
gobernar. Pues no. Están manipulando, intoxicando. La Constitución dice en su
artículo 99 lo siguiente:
Si el Congreso de los Diputados, por el voto de la mayoría absoluta de
sus miembros, otorgare su confianza a dicho candidato, el Rey le nombrará
Presidente. De no alcanzarse dicha mayoría, se someterá la misma propuesta a
nueva votación cuarenta y ocho horas después de la anterior, y la confianza se
entenderá otorgada si obtuviere la mayoría simple.
¿Quieren saltarse la ley? No
pueden, por lo tanto mienten.
Los diputados votan a favor,
en contra o se abstienen. En la primera votación el candidato tiene que obtener
mayoría absoluta, en la segunda mayoría simple, es decir, más votos a favor que
en contra. Pues bien, Mariano Rajoy no consiguió ni la mayoría absoluta ni la
simple. ¿Qué es lo que no quieren entender Rajoy y el PP? Creo que lo
comprenden todo, malo sería lo contrario, por lo tanto mienten.
Les gustará o no, en una
democracia todo se puede cambiar, pero en España hoy por hoy son los diputados
quienes eligen al presidente del Gobierno. Mariano Rajoy está intentando forzar
a otros partidos, especialmente al PSOE, a apoyarle mediante la presión mediática,
empresarial y ciudadana, basándose en una mentira.
No han sido los únicos. Una
ingente cantidad de medios de comunicación, periodistas y opinadores se han
sumado con saña a esta idea. Otros que mienten.
La política consiste en llegar
a acuerdos, máxime en una democracia, pero en este caso ¿alguien me puede
explicar cómo se acuerda con el PP de Rajoy? Muchos dicen, incluidas
editoriales de periódicos, que tapándose la nariz. ¿Qué carajo de democracia es
esta? En una democracia seria él, Rajoy y todo su gobierno, tendría que haber
dimitido hace mucho tiempo. Ya, ahora me saldrán con aquello de que fue el
partido más votado en dos elecciones consecutivas. Pues miren, me reafirmo,
algo muy grave pasa en la democracia española.
Como éramos pocos meten al Rey
por el medio. ¡Acabáramos!
El editorial del Mundo – 6 de
septiembre - una noticia en El País, el resto de los periódicos y medios en
general recogen el comunicado de la Casa Real tras la reunión del Rey con la
Presidenta del Congreso. En él se dice:
En este sentido y a la vista de
las circunstancias que de nuevo concurren, Su Majestad el Rey cree conveniente
recordar su mensaje de Navidad del año pasado, en el que señaló que la pluralidad política, expresada en las urnas, conlleva una
forma de ejercer la política basada en el diálogo, la concertación y el
compromiso, con la finalidad de tomar las mejores decisiones que resuelvan los
problemas de los ciudadanos. Y que en un régimen
constitucional y democrático de Monarquía parlamentaria como el nuestro, las
Cortes Generales son la sede donde, tras el debate y el diálogo entre las
fuerzas políticas, se deben abordar y decidir los asuntos esenciales de la vida
nacional.
¿A qué viene esto?
La Constitución, en su
artículo 62, dice que corresponde al Rey:
Proponer el candidato a Presidente del Gobierno y, en su caso,
nombrarlo, así como poner fin a sus funciones en los términos previstos en la
Constitución.
El artículo 99 remata la cuestión:
Después de cada renovación del Congreso de los Diputados, y en los
demás supuestos constitucionales en que así proceda, el Rey, previa consulta
con los representantes designados por los Grupos políticos con representación
parlamentaria, y a través del Presidente del Congreso, propondrá un candidato a
la Presidencia del Gobierno.
Pues su Majestad considerará conveniente recordar ese
mensaje, yo no. Sobraba.
Los palmeros, entre ellos el Mundo y El País, se han puesto
las manos calentitas de tanto aplaudir y aprovechan para hacerse eco de las
intenciones reales – supuestas por ellos - con tal recordatorio.
En los últimos tiempos hay un empecinamiento, bastante
generalizado, en atribuir funciones al Rey que no le corresponden. Comunicados
como este contribuyen a liarla aún más.
Con toda esta desinformación planificada y programada las
redes sociales en internet están plagadas de tonterías. Son muchos los
ciudadanos que, siguiendo al dictado estas argumentaciones, piden la
intervención real para salir del atolladero político. Lo que en estricta
legalidad es lo mismo que solicitar la intromisión divina.
Pues nada, sigamos por la senda de la confusión que seguro
que llegaremos a buen puerto. Además visto lo visto y oído lo oído eso de votar
ya no es la fiesta de la democracia, es el pandemónium.
De la Corona y el batiburrillo político by Santiago Pérez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
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