Publicado en La Nueva España el 30 de diciembre de 2016
Hubo
un tiempo en que La Caja de Ahorros de Asturias era algo nuestro. Así lo
sentíamos.
Era
muy habitual que ya desde niños se nos abriera una cuenta. La hucha que nos
entregaban era todo un reto para ver si éramos capaces de llenarla y en cuánto
tiempo. Creo recordar que hubo unos cupones con una cartilla que se convertían
en dinero al completarla.
La
Caja de Ahorros de Asturias se creó en 1946 con la fusión del Monte de Piedad y
Caja de Ahorros de Oviedo – constituido en 1880 - Caja de Ahorros y Monte de
Piedad Municipal de Gijón – fundado en 1939 y cuyo origen se remontaba a 1929
-. En sus orígenes se consideraba una institución benéfica social. Entre sus
objetivos se encontraban el estimular el ahorro, la realización de obras
sociales, culturales o de utilidad pública. Dicho de otra forma, nació como una
institución sin ánimo de lucro, con finalidad social y con un ámbito
territorial muy definido: Asturias.
Eran
otros tiempos, desde luego.
La
Asamblea General estuvo formada por 300 consejeros que actuaban en representación
de los impositores, corporaciones municipales, empleados de la entidad y Junta
General del Principado de Asturias. Entre todos ellos la finiquitaron en 2011
cuando se constituyó Liberbank.
Eran
otros tiempos, sin duda.
A
partir de la década de los 80, del siglo pasado, muchas decisiones en la
entidad bancaria fueron tomadas por políticos. Estoy seguro que no es necesario
recordar cómo se nombraba a su presidente.
A
los dirigentes de nuestro banco les
parecía poca cosa regentar una caja de ahorros y quisieron jugar en la división
de honor.
Mala,
muy mala decisión para los ciudadanos.
Olvidaron
su finalidad, adecuándose a la realidad del momento, se expandieron a lo loco y
se pusieron a competir con la banca privada en desventaja.
Los
resultados están a la vista.
Hoy
Liberbank no lo sentimos como algo nuestro. Todo lo contrario. Los trabajadores
están hasta el gorro – perdón por la cursilería – y los ciudadanos perplejos y
enfadados.
En
algunos momentos abrieron sucursales a montones – incluso por alcaldadas - hoy
las cierran a destajo. Las ventilan por
criterios de rentabilidad económica – más beneficios – a costa de un peor
servicio.
Reitero
que muchísimos impositores lo somos de siempre. Miles de asturianos nos vinculamos
a la Caja desde que nacimos y ahí seguimos – no sé por cuánto tiempo -.
Pequeños ahorradores, pensionistas, autónomos, corporaciones locales eran,
somos, sus clientes. Se han olvidado de nosotros.
Miren,
hace unos días tuve que realizar unas operaciones en Liberbank en Gijón. Me
dirigí a la situada en el Paseo de Begoña. Estaba hasta arriba de usuarios.
Solo una caja. Una media hora de espera. Eso sí, una persona – ajena a la
entidad – nos podía asesorar para utilizar el cajero automático.
Tuve
que acercarme a otra oficina, en este caso en la Avenida Schultz, allí había
dos cajas abiertas al público. Unos veinte minutos de espera. Había gestores,
en las dos sucursales, pero la mayoría de las personas estaban para la caja.
En
ambas sucursales las protestas eran las mismas: la falta de consideración del
banco con los clientes. Nadie entendía como determinadas sucursales se habían
quedado reducidas a unos cajeros automáticos. La respuesta eran siempre la
misma: para ahorrar.
Paralelamente
los sufridos trabajadores tienen que soportar las quejas. Sabemos que no tienen
la culpa, pero todos descargamos en ellos.
A
principios de año Liberbank nos anunciará unos buenos resultados económicos. No
se preocupen, no mencionarán el descontento de los clientes. Pues sepan que
existe y que va en aumento.
Quieren
que nos pasemos a la banca electrónica, que gestionemos nuestros asuntos sin
entender que muchas personas no lo pueden hacer. No me olvido de que nos cobran
por todos los servicios que nos prestan y que a un pequeño ahorrador no le dan
ni un céntimo de interés por sus ahorros.
Lo
siento, pero ya no es mi banco.
Ya no es mi banco by Santiago Pérez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
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