“Y
entonces todo se fue a tomar viento. Dio la sensación de que ocurría de la
noche a la mañana. No sólo en su vida personal: todo el castillo de naipes, el
sistema entero se hizo pedazos, miles de millones de dólares desaparecieron de
los libros de contabilidad como el vaho de una ventana. Por la tele, salieron
una multitud de expertos de poca monta, intentando explicar cómo había ocurrido
–demografía, pérdida de confianza, gigantescos sistemas de venta piramidal-, pero
sólo eran un montón de conjeturas baratas. Alguien había mentido, alguien había
engañado, alguien había especulado en bolsa con operaciones bajistas, alguien
había inflado las divisas. Faltaba trabajo, sobraba gente…”
Este párrafo es de… - lo voy a decir - rabiosa actualidad. No será el único. Realidad, ficción y humor absurdo se entremezclan para configurar una distopía no tan descabellada en muchos aspectos.
Estoy
seguro que les suena esta “copla”. No está sacado de un libro de economía,
tampoco de una noticia de prensa, lo pueden leer en la novela Por último el corazón de Margaret
Atwood.
La
historia te remite a muchas similitudes con nuestra realidad pero Margaret
Atwood lo envuelve de un ambiente y tiempo indeterminado que se concreta en el
Proyecto Positrón, un experimento social de carácter fascistoide.
Propósitos
tan nobles siempre tienen sus detractores: “Esos entrometidos que se hacen
llamar periodistas intentan minar los cimientos de esa nueva prosperidad y
debilitar las confianza, esa confianza sin la que ninguna sociedad puede
funcionar de manera equilibrada”.
Me
temo que la señora Atwood no conoce a algunos periodistas españoles, aunque tiene
buenos ejemplos en el país vecino al suyo. La autora es canadiense.
Hay
personas que se empeña en cosas peligrosas, “son inadaptados sociales que
actúan en interés de eso que llaman libertad de prensa, y para restablecer los
llamados derechos humanos, y bajo el pretexto de que la transparencia es una
virtud y que la gente necesita saber. Pero… ¿acaso tener trabajo no es un
derecho humano?”
Este
argumento, tan manido por la derecha y esos que se dicen liberales, sirve de
justificación para cometer todo tipo de tropelías, recortar libertades,
derechos y salarios.
Se
han restablecido las ideas de que hay que anteponer la seguridad a la libertad,
el trabajo a los derechos laborales, la nación a la internalización, el yo al
nosotros, el nosotros a ellos y así nos va.
La
culpa no es nuestra, desde luego. Ya saben, la vida es así no la he inventado
yo. No podemos hacer nada. Es lo que hay.
Lo
han conseguido: ya estamos domados.
“Deudas,
horarios, la necesidad de dinero, el anhelo de comodidades; la melodía pegadiza
del sexo, repitiéndose una y otra vez como un bucle neuronal. Ha sido la
marioneta de sus propios deseos reprimidos”.
Tal
vez Margaret Atwood tenga algo de razón ¿verdad? y “No debería haberse dejado
enjaular allí, apartado de la libertad por un muro. Pero ¿qué significa ya la
libertad? ¿Y quién lo ha enjaulado, quién ha levantado ese muro? Lo ha hecho él
solo. Con tantas decisiones pequeñas…La reducción de sí mismo a una serie de
datos numéricos en manos de otros, controlados por otros. Tendría que haber
abandonado las ciudades desintegradas, huido de la vida encorsetada que
llevaba. Tendría que haber salido de la red electrónica, haber tirado todas las
contraseñas, haber deambulado por la tierra como un lobo famélico, aullándole a
la luna”.
Si
han llegado hasta aquí, les diré que me gustó el libro y que se lo recomiendo.
No
se vayan a creer que es pesado. La crítica social no es una carga política – por favor, lo que acabo
de escribir – que aburra. El humor, las situaciones absurdas - lo cual no
significa irreales – lo hacen entretenido. Es una historia bien contada con
mucho jugo si les apetece sacárselo.
¡Ah!
hay historias de amor y también sexo sin ganas, con ganas, de prueba y con
amor.
Para
más información, léanlo. Disponible en bibliotecas públicas y librerías.
“El
mundo se abre ante vosotros, podéis escoger vuestra mansión de reposo”.
Por último el corazón ¿una distopía? by Santiago Pérez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
No hay comentarios:
Publicar un comentario