Publicado en La Nueva España el 28 de marzo 2017
La
pobreza puede ser un estado de ánimo pero también una realidad objetiva. Nadie
busca para sí la estrechez, la necesidad. El empobrecimiento viene inducido por
otros y aquellos que menos tienen, cuando vienen mal dadas, son los que sufren
con mayor rigor los recortes.
Pues
de empobrecimiento saben mucho las bibliotecas públicas asturianas.
Más
de 120 bibliotecas no pueden estar en la indigencia. Oigan, que les hablo de
bibliotecas públicas. Les hablo de acceso al saber y al ocio de manera libre y
directa. Les hablo de poder adquirir esos libros, discos o películas para uso y
disfrute de los ciudadanos.
El
Gobierno asturiano reconoce la existencia de una Red de Bibliotecas Públicas,
aunque la mayoría son municipales. No se entienda como una particularidad, es
lo habitual en toda España.
¿Les
parece poco o insignificante?
Todo
esto viene a cuento ya que el pasado 4 de marzo la Consejería de Educación y
Cultura hizo público el Plan Estratégico de subvenciones para el 2017. Entre
ellas se encuentran las destinadas a los Ayuntamientos para la adquisición de
fondos bibliográficos con destino a las bibliotecas públicas de la Red de
Bibliotecas Públicas del Principado de Asturias.
Según
consta en esa resolución se pretende “colaborar en la actualización y
mantenimiento de los fondos bibliográficos que configuran las colecciones de
las bibliotecas públicas municipales de Asturias y, de este modo, dar respuesta
a las demandas del público usuario”.
La
letra suena bien aunque hay un pequeño problema: van a asignar 65.000 euros
para todas ellas. El precio medio de un libro está entre los 18 y 23 euros, las
películas alrededor de 17 euros. Una sencilla división y la verdad es que sale
una cifra ridícula para esa actualización de los fondos.
La
penuria es mayor si se compara con el presupuesto autonómico para este fin en
2010: 488.000 euros. Cada vez vamos
peor, cuesta abajo y sin frenos.
Los
males no acaban aquí.
Estamos
en marzo y no se convocó esa línea de subvenciones. La propia consejería informa,
vía BOPA, que se realizará a principios del primer semestre. Oigan, que estamos
ya en marzo. Cuando la convoquen tendrán que dejar veinte días, como mínimo, de
plazo para solicitarla y luego tendrán que estudiarlas y aprobarlas. Total que
igual para junio las bibliotecas podrán disponer de esa paupérrima cantidad.
Creo
que no necesita más comentarios la cuestión.
Es
cierto que ese Plan Estratégico destina a la edición de libros en asturiano o gallego-asturiano,
originales o traducidos, 90.000 euros.
Me
alegro por la lengua asturiana, necesita eso y seguramente mucho más.
Hay
ayuntamientos que sí destinan parte de sus recursos a las bibliotecas públicas.
Vean algunos ejemplos.
El
Ayuntamiento de Siero, para sus siete bibliotecas, destinó el año pasado 41.000
euros para adquisición de libros y otros materiales y 18.000 euros para
publicaciones periódicas. Este año la cifra creo que es similar.
El
Ayuntamiento de Avilés presupuestó para 2017, para cinco bibliotecas, 45.000
euros. Gijón por su parte invertirá en novedades bibliográficas, DVDs, discos…
84.000 euros y en prensa y revistas 61.000 euros. Son once bibliotecas.
Algunos
ayuntamientos pequeños y medianos contribuyen también a la adquisición de
fondos, en casos como el de Tineo en cuantía superior a la Consejería.
De
las bibliotecas no hablan nunca. Tampoco lo hacen del teatro o la música.
Alguna vez de la Laboral o el Niemeyer, y
eso mejor no mentarlo.
Es
tal la apatía con las bibliotecas públicas que Asturias no tiene una ley de
bibliotecas. La han ofrecido, prometido, comprometido al menos una vez cada
legislatura en los últimos veinticinco años. Ni está ni se la espera.
Esta
es la realidad. Llegará el 23 de abril y a bombo y platillo darán las cifras de
lectores, préstamos y demás datos estadísticos de la Red de Bibliotecas
Públicas asturianas. Saldrán en los medios de comunicación y quedarán encantados.
Hasta el año siguiente no volverán a recordar que existe.
Por
mucho que lo ignoren, que las empobrezcan, siguen siendo el servicio público
más democrático y universal que existe en nuestro país, en cualquier país
democrático. A pesar de todo, las bibliotecas públicas seguirán siendo uno de
los pilares de acceso a la cultura y el ocio.
Qué pobreza la de las bibliotecas públicas by Santiago Pérez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
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