Hoy estamos en el día siguiente
al décimo octavo. Empiezo bien. Menuda gilipollez para decir que llevo diecinueve
días sin salir de casa. Pues eso.
No es el confinamiento. Tampoco
el paso de los días. Ni siquiera las rutinarias rutinas. Estar a solas. Eso es
lo jodido, estar a solas con nosotros mismos. ¡Qué tontería! Siempre nos
acompañamos. No nos pensamos. Quién sabe sí, ahora que tenemos tanto tiempo,
descubrimos que somos un fraude. ¡Qué no nos aguantamos! Toda la puta vida
convenciéndonos de que somos muy guais para llegar a esto. No nos aguantamos.
Repensarse no es mirarse al espejo. ¿Cómo se asume tamaño despilfarro? Todos
estos años malgastados y de pronto un jodido bicho nos pone frente a una
patética realidad. Ahora sí, mirémonos a ese espejo y veamos esa melodramática
existencia en la que nos hemos convertido.
Ya ven, dando ánimos. ¿Se atreven
a echarse una ojeadita interior? ¡Pues sí que tienen bemoles! Ni de coña me
hago yo eso de una introspección. ¿Qué necesidad hay de revolver la porquería?
Muchas personas sólo tienen
tiempo para pensar en que han perdido su trabajo. Su futuro es una incógnita. Quiero
pensar que en esta ocasión no los vamos a dejar tirados.
No soy tan ingenuo, la economía
es importante, la vida lo es más.
En unos días han cambiado mucho
las cosas. Quienes hasta ahora aplaudían las medidas del gobierno ahora lo
atacan. ¿Motivo? El dinero. El dilema está claro: más muertos o seguir
produciendo. Han optado por lo segundo. El cierre de empresas es duro pero más
dura es la muerte.
Las derechas se han puesto de
acuerdo, como siempre, cuando se trata de la pasta. La extrema derecha y la derechita
cobarde están que muerden. Cada día emponzoñan más sus argumentos. Los de
extrema ya hablan de saltarse todas las leyes y tomar medidas drásticas. Ya
sabemos lo que eso significa.
Las libertades individuales están
restringidas. Se habla de controlar a los ciudadanos vía móviles. Ya se hace en
China, Corea y no sé cuántos países más. ¿Todo sea por controlar al bicho? Uf,
la verdad es que asusta. A los
gobiernos, a todos los gobiernos, les encanta jugar a ser el Gran Hermano. Cuidado.
El gran “hospital” del IFEMA ha
recibido muchas quejas, incluida la del Colegio de Médicos de Madrid. Mal
asunto. Los profesionales sanitarios protestan por la organización y la falta
de materiales. Chungo.
Los aviones de Díaz Ayuso siguen
sin aparecer. Según cuentan algunos medios de comunicación en el gobierno de la
señora Ayuso se temen haber sido víctimas de una estafa. Si es así dará gusto
ver las explicaciones de la presidenta madrileña. Espero que no tenga
necesidad. ¿Eran veintitrés millones?
No sé como definir a la gente que
se acerca a El Rocío. La alcaldesa de Almonte está pidiendo la presencia de la
UME para evitar las concentraciones.
Todavía no llegamos al pico.
Contagiados 94417 personas. Fallecidos 8189. Dados de alta 19259. Todos andan
en guerra de cifras: partidos políticos, países. ¿Alguien dice la verdad?
Ánimo. Lo económico tiene
arreglo, será duro, pero se arreglará. Deberíamos realizar cambios ¿seremos
capaces? No sé, pero ánimo. No son tiempos para venirse abajo.
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