Esta semana hubiese querido ser un
bombero. Me habría gustado poder apagar los incendios que asolaron la comarca,
fruto de pirómanos o de necesidades que se quisieron cubrir a las bravas. Da
igual la motivación, el resultado ha sido la desolación.
También me habría gustado poder
sofocar las demandas incendiarias, aunque no hayan producido ningún fuego de
momento, del presidente de la patronal CEOE, Juan Rosell. Este incendiario
propuso rebajar a 12 días la indemnización por los despidos procedentes y un
máximo de 12 mensualidades. Y ya puestos a pedir quieren el copago en sanidad,
educación y justicia. Ahí es nada. Todo ello reduciendo el tamaño y los
recursos humanos del sector público. Rosell dixit. Añade un poco más de
gasolina cuando manifiesta que quiere limitar el derecho a la huelga. Da igual
que sea constitucional o no. Lo justifica diciendo que no se puede paralizar el
país cuando los daños sean mayores que los derechos que se defienden. Hablando
en plata: quieren trabajadores obedientes, abnegados, con salarios de… -sí de
eso que están pensando- y que traten al patrón de señor. Otro poco más leña: quiere más bajada de impuestos, los
directos claro. Bastante le importa a él y a los suyos que les suban un diez
por ciento el güisqui escocés de 20 años o la gasolina.
A estas gentes de la patronal no
les he oído hablar de la desvergüenza de los cobros multimillonarios de
empresarios que han solicitado ayudas públicas, tampoco les he escuchado nada
de empezar a invertir en bienes productivos las ganancias ingentes de los años
pasados, o poner de vuelta y media a empresas que siguen obteniendo beneficios
enormes y así y todo realizan ERES, véase el caso de Telefónica.
A esta gente ¿habría o no que
darles manguera? Pues eso.
El tercer incendio de la semana
requiere mucho tacto y prudencia a la vez que firmeza democrática, me refiero
al anuncio del cese definitivo de la violencia por parte de ETA. Estas llamas
no se van a apagar así como así.
Los asesinos de ETA dejan de
matar: bienvenido sea, pero a partir de ahí empieza un proceso que va a
levantar muchas ampollas. Estos descerebrados siguen hablando de solución justa
y democrática al secular conflicto político o de que la lucha de largos años ha
creado esta oportunidad. ¡La leche que les dieron! Aguantaremos
democráticamente. No nos vencieron ni lo van a conseguir en el futuro. La vida
de una sola persona merece todo los esfuerzos pero tenemos que
sofocar esas ideas de que la pertenencia a un territorio da derechos sobre el
resto de los ciudadanos.
Quiero acordarme de forma muy
especial de todas las víctimas de estos
asesinos y de sus familias, que son los que van a dejar más en este camino. Con
tal de que no haya un muerto más el esfuerzo merecerá la pena.
Creo que lo único que podemos
hacer es apagar con democracia y justicia la intolerancia.
Pirómanos by M. Santiago Pérez Fernández is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
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