En los últimos meses he vuelto a
la novela negra. Eso no quiere decir que la hubiese dejado, en absoluto.
Siempre me gustó. Ahora es que leo más.
Que conste, a mí me gusta más eso
de negra. Este adjetivo lleva en sí crítica social, denuncia, que no todas las
policíacas lo tienen. A eso suele añadirse, en muchos casos, un protagonista
muy marcado: inadaptado, duro, cínico, con acentuado sentido de la justicia –
no la que dicta siempre la legislación -.
No todos los detectives son del
estilo de Spade o Marlowe. Los hay más “amables” como Montalbano, de Andrea
Camilleri, o Bevilacqua y Chamorro, de Lorenzo Silva, por poner algún ejemplo.
Un tipo intermedio puede ser Mario Conde, de Leonardo Padura, que sin ser ese pétreo
detective, a simple vista, tiene características afines: desencantado con la
sociedad en que le toca vivir, un poco frustrado – quería ser escritor – buen
bebedor y fumador, si lo considera necesario aplica su justicia, relación
amorosa fiel pero intermitente… La tipología es variada, faltaría más.
No puedo dejar de acordarme de un
detective muy especial y entrañable para mí: Pepe Carvalho. Es parte de mi
formación de juventud. Irónico, gastrónomo, incinerador de libros, testigo de
la transición española, excomunista, exagente de la CIA…eso y mucho más es
Carvalho.
Unas de las últimas novelas que
me leí fueron La conspiración de los
mediocres de Ernesto Mallo – el título dice mucho – y Hasta aquí hemos llegado de Petros Márkaris.
La historia y la actualidad
marcan estas dos novelas.
En La conspiración de los mediocres la historia reciente de Argentina
es el argumento – los años previos a Videla - la investigación de Lascano es un
añadido, simplificando al máximo.
La dictadura de Videla, la Triple
A, los nazis residentes en Argentina…y el tajazo al amor de Lascano.
Todo un repaso de historia.
Por ella anda Perón, también
Menguele, Eichmann o Abba Kovner y hasta Hugo Boss. Sí, el Boss de la colonia.
Este hombre fue miembro del partido nazi, patrocinador de las SS, entre otras
cosas. Vamos, que igual la colonia tiene olor a …
Muchas referencias históricas. Hay
un párrafo que resume muy bien lo que pasó en la Alemania nazi y que me gustó especialmente:
“Esos que llegaron a ver a otro ser humano como algo de que alimentarse.
Y, cuando estuvieron sumergidos en lo más profundo de su miseria, apareció un
demente y les dijo que eran la raza superior. Y le creyeron. Y les ofrecieron
uniformes vistosos, con botas fuertes, correajes estrictos y símbolos
escalofriantes para que todos les temieran. Y se los pusieron. Y les dieron
marchas, estandartes y banderas. Y pusieron en sus manos garrotes, pistolas,
fusiles y ametralladoras. Y les pidieron que fueran rápidos, afilados y
crueles. Y lo fueron. Y fueron invitados al banquete, a formar parte de la
celebración, en escenografías monumentales donde el líder convencía a las
multitudes de que el mundo les pertenecía y solo debían ir y tomarlo”
Precioso en su crueldad.
Me acordé de la Escuela Superior
de Mecánica de la Armada (ESMA), en Buenos Aires. Pasar por delante encoge las
tripas.
También muy histórica es Hasta aquí hemos llegado. Con la
presencia nazi de por medio. ¿Casualidad? En absoluto. Siguen pululando por
este mundo, para nuestra desgracia.
Amanecer Dorado, partido nazi
griego, inunda las páginas. No es para menos. En las elecciones de septiembre
de 2015 obtuvo 18 escaños y más del siete por ciento de los votos. Su presencia
en la vida griega es más que preocupante.
Las relaciones con Alemania, las
actuales y las pasadas, la dictadura militar griega son la base de la novela.
Oigan, que la Dictadura de los Coroneles duró hasta 1974. Esa gente, como en
todas partes, nunca acaba de soltar las riendas ¿verdad?
No sé, pienso yo que tal vez eso
de las dictaduras, hasta hace cuatro días, y la realidad social de hoy igual
tiene algo que ver. No me refiero a solo a Grecia ¿y Portugal? Pues eso. Los
militares dirigiendo un país solo han servido para… ¡Anda! ¿Y España? Como
decía en Grecia…
Kostas Jaritos es un detective
bonachón, familiar y enfadado con el poder. Sin estridencias da un repaso a la
sociedad actual griega: pobre, corrupta; con un poder político pobre y
corrupto.
Dos novelas entretenidas y que de
paso nos pueden servir para recordar algo de la historia. Ambas, a pesar de la
distancia geográfica y temporal, tienen en común la presencia del nazismo. No
se equivoquen, no son libros publicados hace tiempo, son de 2015.
De verdad, nuestra sociedad se lo
tiene que mirar.
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