La autopista Lincoln, de Amor Towles y traducida por Gemma Rovira Ortega,
narra un viaje iniciático de cuatro jóvenes o mejor dicho de tres jóvenes y un
niño. Jóvenes huérfanos y quieren
cambiar su vida.
La acción transcurre en el plazo
de diez días de junio de 1954. Emmett Watson, tras su salida de una granja
correccional de Kansas, regresa a su casa en Nebraska. Allí le espera su
hermano Billy, de ocho años. Se ven obligados a dejar su granja y Billy
convence a Emmett para ir en busca de su madre que les había abandonado. Creen
que puede estar en San Francisco y así deciden seguir sus pasos, para ello
tendrán que tomar la Autopista Lincoln, que va desde Nueva York a San
Francisco. Fue la primera carretera que cruzó Estados Unidos.
La presencia de Duchess y Woolly
cambiará los planes iniciales. Ambos habían compartido estancia en el
correccional. Por circunstancias imprevistas sus primeros pasos tienen que
dirigirse hacia Nueva York.
Emmett tiene dieciocho años. Está
entrando en la edad adulta y ya está desengañado de la vida. Tiene un gran
sentido del honor. Por su parte Billy está lleno de ilusiones. Es muy
espabilado y sensato, sin perder nunca
la esperanza. Es muy sociable y posee una gran determinación, siendo capaz de
hacer cambiar de opinión a su hermano.
Duchess es un buscavidas. No duda
en ejercer de justiciero. Es fiel a sus amigos hasta que deja de serlo. Así y
todo los aprecia, especialmente a Wolly del que se convierte en protector,
aunque sea por el interés.
Wolly anda en su mundo. Hay una
persona que le comprende y que le quiere como nadie, su hermana, una mujer
casada con un tipo que tiene pinta de arribista y que sin duda es un machista.
Hay también un personaje femenino
que a lo largo de la novela va adquiriendo protagonismo, Sally. Representa a
las mujeres que tras la II Guerra Mundial se abrieron camino en una sociedad
machista. El feminismo abriendo brecha.
La autopista Lincoln al principio parece una novela un poco ñoña,
pero sólo al principio. Poco a poco la trama y los personajes van
evolucionando. La historia está narrada desde varios puntos de vista con lo que
tenemos una perspectiva más amplia que si se tratase de un narrador omnisciente.
En esa evolución y travesía los
protagonistas se van encontrando con una variada fauna humana. Vagabundos
amables, un pretendido predicador que es un mal bicho, prostitutas con buen
corazón - ¡cómo si una prostituta no pudiese tenerlo! -, actores alcoholizados,
madres y padres ausentes. Un abanico de situaciones y personajes que nos
muestran las injusticias, el machismo, el racismo, la explotación, pero también
los lazos fraternales, la amistad, el amor a los libros, las ilusiones y la
esperanza. No tengan miedo, no es lacrimógena ni mucho menos, sensible sí, pero
como le digo también dura bajo esa aparente sentimental.
El final resulta inesperado pero
esperanzador. Para algunos se despejan los oscuros nubarrones del incierto
futuro y todo ello gracias a un niño de ocho años que persigue sus sueños.
Creo que les puede gustar, pero
para saber más tendrán que leerlo. Acérquense a su biblioteca pública o
librería preferida para hacerse con él, en ellas siempre podrán encontrar un
libro que les satisfaga.
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