Cuando se tiene una columna fija en un medio de comunicación parece que algunas personas tienen patente de corso para expresarse como quieran, al fin y al cabo, el resto de los mortales no tenemos la misma posibilidad de responder de forma diaria a cualquier tipo improperios o salidas de tono. Para ser sincero, en muchas ocasiones maldita la gana que tiene uno de contestar a tonterías. Que conste que este no es el caso.
El señor Javier Neira titula su columna de opinión del día 8 de noviembre en La Nueva España “Nos odian”. De mano no sabemos quien ni a quienes, pero él se incluye. Nada más adentrarnos en el texto vemos que somos los socialistas los que le odiamos a él y al resto de los asturianos. Pues no. No don Javier, que no le odiamos. Ni a usted ni al resto de los asturianos. Y es que por ser socialista no se le tiene antipatía ni aversión, ni a usted ni al resto de la población asturiana. No digamos ya aquello de desearle mal, que es lo que lleva implícito ese sentimiento del odio. Mire, no le deseamos que nada malo le suceda.
Bien pensado esto es igual que aquella verdad de que los comunistas tenían rabo y cuernos. Ahora, los herederos de ese pensamiento único, tachan de todos los males a los socialistas. Sí además aderezamos el plato con mucha prepotencia, entonces ya no cabe duda: los socialistas odiamos a todos los que no lo son y además les hacemos la puñeta.
Se lo repito, señor Neira, que yo no le odio, que no le deseo ningún mal aún siendo socialista, por mucho que le moleste. De verdad que no.
Usted da su opinión y me parece muy bien que así lo haga, pero por favor, no nos insulte a los que pensamos de distinta forma a la suya. No haga de su opinión política y personal una verdad inmutable. Es su verdad y está muy bien que la defienda, pero no me agreda. Eso de convivir con los demás se llamaba hace tiempo urbanidad, educación o civismo.
El ya viejo tópico de que todos los males de nuestra Asturias provienen de las subvenciones al carbón ha calado. Sobre todo cuando no se tiene una explicación mejor.
Me hace gracia comprobar como algunos cuando quieren resaltar las virtudes de los asturianos, nuestra capacidad de trabajo o nuestra solidaridad, mencionan a los mineros. Pero si se trata de desprestigiar a los socialistas, siempre, sistemáticamente se sacan las subvenciones de la minería. Eso sí, nunca del campo, del mar, o de lo que reciben entidades u organismos de todo tipo. Pero claro, es que las minas y las prejubilaciones de los mineros se han llevado tanto dinero que no tenemos ni para carreteras. Las minas con haberlas cerrado y todos los trabajadores despedidos nos habría bastado para tener autopistas y aves por todos los rincones. A don Javier Neira solo le faltó escribir: y de esto, toda la culpa la tiene Villa. Así habría rematado la faena.
Mire don Javier, yo quiero que Asturias mejore, cuanto más mejor; que tengamos fantásticas vías de comunicación de todo tipo, tanto por tierra, mar y aire. De verdad, soy socialista y quiero todo eso tal vez por egoísmo, pues al tiempo que beneficia a Asturias también me veo beneficiado yo. Ya está. Me acabo de delatar: no lo quiero para Asturias lo quiero para mí. Claro, como soy socialista soy egoísta.
Se me plantea una duda, independientemente de la necesidad o no del AVE: sí con la autovía a Ponferrada se levantó la polvareda que se levantó con los informes de impacto medioambiental ¿qué pasaría con este proyecto? Otro ejemplo: autovía del cantábrico por el occidente ¿cuántas críticas se han vertido acerca de su trazado? Nada, ahora les decimos a los vecinos de esos lugares que paralelamente se les pone un trazado para el AVE y que además ese tren no va a parar en sus pueblos. Señor Neira ¿lo va a explicar usted a los vecinos de esas comarcas de la rasa costera asturiana o el trazado se hace por las montañas?
Por cierto, como no entiendo mucho de esto de ferrocarriles ¿hablamos solo de un tren de alta velocidad para pasajeros o también para mercancías? Si se está refiriendo solo a pasajeros igual no estoy tan de acuerdo con usted, señor Neira.
Ay, don Javier, no soy masoquista y fíjese sino lo soy, que le leo regularmente.
Otra frasecita que se las trae: “Y encima en una nación cuyo Presidente duda que exista”. Por favor, sosiego y templanza. Esa afirmación va cargada de muy mala leche. Tanto la ha repetido el Partido Popular que Javier Neira se deja llevar por sus bajas pasiones y cae en el despropósito.
Pues nada más, un saludo de este socialista que no le odia.
P.D. Esta contestación fue escrita el día después de la publicación de la opinión del señor Neira y desde entonces ya se ha dicho casi de todo sobre el tema. A pesar de ello no quiero dejar de contestarle. La carta fue remitida al periódico… y no se publicó.
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