¡Adiós, Cayetana!
Pero, Cayetana no oyó nada y
siguió adelante.
¡Hasta luego, Cayetana!
Nada. Cayetana estaba sorda y no
contestó ni a la gacela ni a la cebra. Ambas se miraron y encogieron de
hombros: ¡Cosas de Cayetana! dijeron al unísono.
Y es que Cayetana es mucho
Cayetana. Alta, muy alta. Espigada, muy espigada. Delgada, muy delgada. Con
unas piernas y un cuello muy, pero que muy largos. Sus piernas son tan largas
que para verlas enteras tienes que ponerte a varios metros de distancia. ¿Y el
cuello? Ese sí que es largo, muy, pero que muy requetelargo. Fijaros cuánto que
una vez el ratón Pepón se mareo muchísimo por intentar ver hasta donde le
llegaba el cuello a Cayetana. ¡Pobre ratón Pepón! Claro, es normal, Cayetana es
la más grande. Los demás, a su lado, son pequeñitos.
Cayetana tiene un color de piel
muy bonito, es rubita, pero cuando se enfada unas manchitas más oscuras se le
encienden y se ponen de un color así
como… ya sé, rojo; no, rojo no, azul. Y el cuello, ¡uy! el cuello se le hincha
mucho y da un poco de miedo. Cuando eso pasa, además te mira con unos ojos que
asusta a todos los animales.
Ah, que nos lo hemos dicho:
Cayetana es una jirafa, aunque todos la llamamos la jirafa Cayetana. No nos
atrevemos a decírselo a la cara, pero sí, es la jirafa Cayetana.
¿Qué tal estás Cayetana? Le
preguntó Juanita la gacela.
Que si quieres arroz…Cayetana
siguió su camino muy tiesa y la pobre Juanita se quedó meneando la cabeza: ¡esta
Cayetana!
La jirafa Cayetana es poco sociable, los animales lo saben. Ella no tiene la culpa, pobre Cayetana. Como todas
las jirafas no es de relacionarse mucho y eso se le nota a la jirafa Cayetana.
Aunque los mal pensados dicen que es por que fue a un colegio de pago. Bueno,
quien sabe, el caso es que la jirafa Cayetana es muy Cayetana.
El otro día, la jirafa Cayetana
se peleó con los compañeros. Estaba tan enfadada que por sus ojos salían
chispas, por su boca sapos y culebras. Se puso tan, tan colorada que pensaron
que le daba un patatús. La miraban desde abajo asustados y cuando la jirafa
Cayetana se cansó de gritarles ¿sabéis lo que hicieron sus compañeros? ¿queréis
saberlo? Pues os lo voy a decir: le hicieron una ¡¡pedorreta!! Los miró, uno
por uno, se dio media vuelta y se alejó moviendo sus largas patas y su cuello requetelargo.
Las risas se oyeron en toda la sabana.
La jirafa Cayetana by Santiago Pérez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
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