A los lectores, a muchos, hablarnos de
realismo mágico es traernos a la memoria a García Márquez y Cien años de
soledad. No nos extraña ni el término ni la forma en que está narrada la
novela. No es el único representante de ese movimiento literario, ahí se
incluyen a Alejo Carpentier, Miguel Ángel Asturias o Arturo Uslar Pietri entre
otros.
Sobre la Guerra Civil española hay muchas
obras históricas y también literarias, pero si les digo que hay una novela que
para narrar la historia de la Guerra Civil lo hace alterando la realidad con la
estética del realismo mágico me imagino que les sorprenderá. A mí sí. No
recuerdo ninguna. Pues bien, hoy quiero hablarles de una que lo hace, La
península de las casas vacías, escrita por David Uclés, editada por
Siruela. Lo sucedido en la Guerra Civil es difícil de asimilar por quienes no
la vivimos y al introducir el realismo mágico como elemento expresivo la
truculencia bélica se atenúa, al menos así lo vi.
Uclés tiene 35 años y hasta ahora era un
autor desconocido. La península de
las casas vacías anda por la décimo octava edición y lleva vendidos más de
ciento cincuenta mil ejemplares. Tiene 700 páginas y consta de 120 capítulos,
muchos de ellos con solo dos páginas. La documentación en la que se basó el
autor fue exhaustiva y realizó más de veinticinco mil kilómetros para visitar
los lugares de los que habla. Aparecen muchos personajes históricos. El autor
ha confirmado que se va hacer una serie, pero dada las características de la
novela me resulta harto complicada.
La novela tiene un narrador que es mucho más
que omnisciente, ya saben, ese que lo sabe todo y conoce las acciones
presentes, pasadas y futuras de los personajes y la trama. En este caso el
narrador es un personaje más, y muy relevante, que interactúa con el lector y
con otros personajes. Tiene su punto cómico e irónico, incluso un poco mandón.
El recurso del realismo mágico no sé si fue
algo premeditado. La comenzó a los diecinueve años y tardó muchos años en
finalizarla. A esa edad es inevitable recoger influencias de otros escritores,
¿este fue el caso? No lo sé. Tal vez comenzó siendo algo espontáneo y al ver
que le funcionaba continuó por esa senda. Así y todo las influencias son
evidentes. La presencia del citado más arriba, García Márquez, es clara. Al
igual que Cien años de soledad con la familia Buendía La península de las casas vacías tiene
ese nexo en la familia Ardolento, una larga familia que al final de la guerra
quedará reducida a cuatro miembros.
Otra referencia nítida es a José Saramago y La
balsa de piedra, obra en la que la Península Ibérica se desgaja de los
Pirineos al igual que sucede en la novela de David Uclés. No son las únicas.
Hay menciones a personajes reales con los que
el narrador llega a tener una conversación, como es el caso de Franco en el
capítulo cincuenta, entre las páginas 248 a 253.
Uclés nos acerca al mundo rural, ya casi
olvidado para la mayoría. Recoge usos y costumbres que nos resultan extrañas,
al igual que un amplio número de términos en desuso que me hicieron tirar de
diccionario bastantes veces.
Como ya está dicho las referencias históricas
son constantes y el autor nos acerca a momentos aun más duros del conflicto
entre españoles. Así nos recuerda la matanza de Paracuellos o la «Desbandá»,
columna de civiles que huía de Málaga y que fue masacrada por la aviación y
buques de guerra franquistas. En esa barbaridad fueron asesinados entre 3 000 y
5 000 civiles.
Me estoy refiriendo a la Guerra Civil
española, a España, David Uclés no se refiere así a ella, él la denomina
«Iberia» y a sus pobladores «íberos». ¿Acaso pretendía realizar un cierto
distanciamiento? No lo sé. Una licencia más.
El autor tiende a una equidistancia entre los
bandos contendientes, aunque no lo consiguió. Parte de una realidad histórica
terrible. Hubo unos promotores que con una violencia extrema bañada en sangre
acabaron con la democracia y esos fueron Franco y aquellos que secundaron su
golpe de Estado.
Las guerras civiles son lo peor que le puede
ocurrir a un país, sus consecuencias se perpetúan varias generaciones, tenemos
el claro ejemplo de la Guerra Civil española, que todavía hoy hay quienes se
niegan a reconocer que fue un golpe de Estado, y peor aun, si cabe, que
defienden el franquismo. Así, en La península de las casas vacías podemos
leer una frase que refleja lo sucedido, y que desgraciadamente sigue estando
presente: «Lo más peligroso de una guerra muchas veces no es la lucha armada
contra el enemigos político, sino el ajuste de cuentas con los que te rodean»
(pág. 108). En el caso de España esos ajustes de cuentas duraron muchos años
tras la finalización de la guerra. El
historiador José Álvarez Junco calculó que Franco fusiló a unas 40 000 personas
en periodo de paz, firmó diez penas de muerte diarias durante diez años tras
finalizar la guerra.
Franco se ganó, merecidamente, la fama de ser
sanguinario y cruel. En la novela se recoge una frase que aunque no se ajuste a
la realidad no debió alejarse de ella, dice así: «¡Quiero que todas las tropas
moras corran hacia el enemigo y acaben con él de una vez! - ¿Todos? Con todos
mis respetos, mi general, va a ser una carnicería. - ¿Qué coño haré con tanto
moro después de la guerra?» (pág. 367).
David Uclés se lo trabajó, de eso no hay
duda. El resultado parece que ha sido bueno a tenor de las ventas y eso para
una novela de setecientas páginas, que puede asustar, no está nada mal. Sin
parecerme una obra sobresaliente la leí con ganas. Los recursos que utilizó no
son novedosos por lo que por esa vía no destaca. En conjunto es una novela
entretenida. Tengo curiosidad por ver lo que da de sí Uclés. Léanla sin
apriorismos.
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