Cada vez que sale a la luz el
tema de la autovía de Oviedo a La Espina tengo la sensación de que nos están
tomando el pelo.
El inicio de esta infraestructura
ya se pierde en la noche de los tiempos, al igual que las promesas de su
finalización. Año tras año, unos, otros y los de más allá, nos han prometido su
terminación. Y nadie, absolutamente nadie, se pone colorado.
Estos, aquellos y los que vengan,
nos seguirán poniendo fechas, diciéndonos que los ciudadanos del suroccidente
somos importantes y que nos tienen en cuenta, pero al final estamos como
estamos: sin autovía.
No la terminaron cuando se
suponía que era época de vacas gordas, ahora simplemente nos dejan de lado y
aquí paz y después gloria.
Abrieron un carril entre Salas y
La Espina y todos contentos. Claro, estaban a las puertas unas elecciones. Se
limitó la velocidad a 80
kilómetros hora en el trayecto, y tendrá que ser así,
pero sirvió para que alguno protestara y luego reconociese que no se podía
hacer nada. Disputas políticas absurdas.
Las quejas ciudadanas no han
servido para nada y las de los alcaldes para menos. Es más, cuando algunos
tuvieron la oportunidad de exigir a su partido el fin de la obra se callaron o
hablaron con la boquina pequeña, no
fuera a ser que se quedaran sin el puestín.
Ni tirios ni troyanos, ninguno,
pueden venir ahora a quejarse de los otros. Han hecho de esta autovía uno de
los símbolos de su inoperancia y sobre todo del desprecio que nos hacen a los
vecinos de la comarca. Que no nos vengan con eso de la vertebración de
Asturias. En todos estos años no han sido capaces de ejecutar una vía de
comunicación que sí habría contribuido a esa estructuración más justa del territorio.
La ausencia de unos accesos dignos al suroccideente ha favorecido la
ralentización del desarrollo industrial, y de todo tipo, a la par que espoleó
la emigración y con ello hemos llegado a unas tasas de población envejecida
alarmantes.
La última con la que nos vienen
es que para el 2015 se retomará esta carretera. ¿Qué quieren que demos saltos
de alegría? ¡Ah! pero eso sí, debemos estar contentos ya que en los
Presupuestos Generales del Estado se contempla una partida de 10.000 euros para
un estudio del tramo que unirá La Espina con Canero, para acceder a la autovía
del Cantábrico.
No es para reírse, no, no es
broma.
No hablan de La Espina-Ponferrada
y oigan, algunos pensamos que mejor. Primero terminen Oviedo-La Espina y la
autovía del Cantábrico, luego ya hablaremos. Hoy mencionar el acceso a
Ponferrada es un despilfarro de tiempo, de dinero ya ni hablamos.
Si quieren que los ciudadanos
empecemos a ver a nuestros cargos públicos con el respeto que se creen merecer
que hagan su trabajo, que nos dejen de pamplinas y que ejecuten las obras que de
verdad tienen importancia y que no inviertan en infraestructuras estériles u
ocurrencias.
El Suroccidente importa poco y
esta autovía parece el cuento de la buena pipa. A los hechos me remito.
Oviedo-La Espina: la autovía del cuento de la buena pipa by M. Santiago Pérez Fernández is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
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