Comentario para Cangas del Narcea en la Onda, de Onda Cero Radio (22/04/2014)
Este 23 de abril será un poco más triste.
Celebraremos el Día del Libro con el recuerdo puesto en Gabriel García Márquez.
Para algunos era un autor de
novelas más. Para otros ese que tuvo que leer a la fuerza, e incluso, del que
se tuvo que examinar. Menudo coñazo, dirán.
Para mí era el mejor escritor
vivo. He intentando pensar en otros que hayan tenido el mismo impacto literario
y de público y no lo encuentro.
Hay novelistas que pegan un
pelotazo y ahí se quedan. García Márquez, no. Cada uno de sus libros creaba un
cataclismo literario.
Su lenguaje sencillo llegaba a
todos. Lo difícil, contar historias de forma amena, lo bordaba.
Da igual el nivel de erudición del
lector, gustaba. Mejor dicho, gusta a todos. Sus libros siguen ahí, son algo
vivo.
Piensen en otros escritores
¿cuántos títulos recuerdan? Cien años de soledad, El coronel no tiene quien le
escriba, La hojarasca, Los funerales de la Mamá Grande, El otoño del patriarca,
Crónica de una muerte anunciada, El amor en los tiempos del cólera, El general
en su laberinto… ¿A que los recuerdan?
Gabriel García Márquez forma
parte de nuestra cultura literaria.
Hablando de cultura, las
declaraciones de la consejera de Educación, Cultura y Deporte de Asturias, Ana
González, me han sorprendido y confundido. Ha dicho: “Hay una priorización
clarísima por el sistema educativo, y eso hace que la mayor parte de nuestro
dinero se vaya a educación, en detrimento de las políticas de cultura”.
Dicho así suena un poco fuerte
¿verdad?
¿Prioriza la educación y
perjudica la cultura? ¿Se pueden separar? A no ser… Ya, ya caigo. Educación en
el sentido de formación para ser buenos trabajadores y producir mucho. Por ahí
sí que se entiende. Eso de la educación y la cultura como desarrollo integral
de las personas es otro cantar.
Además, las gentes de la cultura van muy por libre, son
criticones y les gusta la farándula.
Dejemos la increíble y triste historia
de la realidad.
García Márquez es capaz de
envolvernos con su magia. Nada es exagerado cuando él lo cuenta. La historia
más extravagante, inverosímil, la convierte en realidad. Sin darnos cuenta,
como lluvia fina, nos va calando la trama al tiempo que penetramos en ella.
Nombres como Eréndira, Aureliano,
Amaranta, Delgadina o Tránsito son nombres que no pondríamos a nuestros hijos,
pero que no nos extrañan, sin ellos nos faltaría algo, definen a sus
personajes.
García Márquez siempre nos
transportará a una realidad mágica. La nuestra, la de cada día es, hoy por hoy,
muy cruda, al menos para millones de españoles.
Ya saben mañana es el Día del
Libro, acudan a su Biblioteca Pública y dense un gustazo con García Márquez o
con quien les apetezca.
Un 23 de abril que nos ha dejado con un poco más de soledad by M. Santiago Pérez Fernández is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
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