Todos los que pensaban
que aquella guerra acabaría pronto habían muerto hacía mucho tiempo.
Así
comienza Nos vemos allá arriba -
Premio Goncourt 2013 -, la novela de Pierre Lamaitre.
No
es para menos. En 1914 Europa se volvió loca. La Primera Guerra Mundial se
convirtió en un matadero de hombres.
Esta
Gran Guerra, como todas las guerras, fue fruto del enfrentamiento económico
aderezado con los poderes militares y el imperialismo galopante. Por si esto
fuera poco, la revolución rusa puso la guinda que faltaba.
Se
creían que aquella barbaridad pondría fin a las carnicerías. Nada de eso. Luego
llegarían los nacionalismos, las crisis económicas, el fascismo, una Alemania
resentida y volverían a liarla.
Bueno,
esa es otra guerra, aún más cruel pero no más estúpida – todas lo son -.
Los
protagonistas, D´Aulnay-Pradelle – el guapo malo – Albert Maillard – el pobre bueno – y Edouard Pericourt – guapo rico al
que persiguen las desgracias -.
La
Gran Guerra está a punto de terminar. El último – y absurdo – ataque ordenado
por Pradelle lleva a Albert y Edouard a unir temporalmente sus vidas. La
desgracia de la guerra se ceba en ellos, de forma especial en Edouard – es el
que más ha perdido, aparentemente -.
Los
desastres de la guerra se reflejan como en una fotografía o en un dibujo tal y
como los realiza el propio Edouard – buen dibujante -. Las imágenes son tan
intensas que el cerebro las visualiza de forma inmediata.
Los
héroes dejan de serlo al llegar la paz. Estorban a todos. Los mutilados son
poco estéticos por las calles.
En
la desgracia siempre hay alguien que se beneficia. Pradelle es el ejemplo de
hombre sin escrúpulos. El dolor de los demás le puede hacer rico. Los azares de la vida unen al pérfido
Pradelle con la hermana de Edouard – Madeleine -.
Morfina,
heroína son las únicas sustancias que sosiegan el cuerpo y el alma de Edouard.
Su destrozo físico unido al sicológico le mueve a la venganza. Quiere ajustar
cuentas con la sociedad y con su padre – rico y poderoso que le desprecia -.
El
todopoderoso señor Pericourt nunca comprendió a su hijo. Los gustos de Edouard
por el travestismo le sacaban de quicio. Siempre pensó que era…nunca se atrevió
a decirlo en voz alta.
Mujeres
no tan débiles como se podría creer, corrupción institucional – de qué me
sonará eso – avaricia, muertos como negocio, un funcionario – triste,
vengativo, sucio, comilón – pero que con su corazoncito pondrá las cosas en su sitio.
Albert
es el bueno. Tan, tan bueno que parece tonto. Al final sale con bien del
asunto, con chica incluida y forrado. El
guapo malo la paga - se las dan todas en
el mismo carrillo -. El todopoderoso Pericourt se reencuentra con su hijo por
última vez – será la solución para padre e hijo -.
Ahora,
que se cumplió el centenario de la salvajada de la Gran Guerra, es un libro
para leer.
Me
gustó.
Nos vemos allá arriba, una novela para un centenario by M. Santiago Pérez Fernández is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
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