Revisando una libreta me encontré
con unas anotaciones de hace tiempo. No tenía ni idea de qué era aquello. El
título: Puta vida.
Cuando terminé de leerlo me di
cuenta de que era de hace unos veranos, recordé la situación y solo pude decir:
puta vida.
Con alguna modificación lo
reproduzco.
El veraneante lleva unos días
dedicado en cuerpo, y nada más que en cuerpo, a tostarse y no pensar. Para eso
son las vacaciones ¿o no?
El sol aprieta de lo lindo y no
añora las nieblas de su tierra. La playa y la piscina cubren sus
días.
No deja de reconocer, el veraneante, que la piscina es más promiscua. En un breve espacio conviven varios idiomas, culturas y edades. Y ahí surge algún que otro problema.
No deja de reconocer, el veraneante, que la piscina es más promiscua. En un breve espacio conviven varios idiomas, culturas y edades. Y ahí surge algún que otro problema.
El veraneante, al que le sobran
algunos años en su cuerpo y le hacen falta muchos más en su cabeza, los niños
le han molestado.
Su paz se ha visto alterada por
esos pequeños que provocan maremotos y explosiones en el agua.
Saltan, gritan, ríen. Ríen con
toda su energía, la cual es mucha y parece inagotable. Ríen tan fuerte que las
conversaciones se transformar en movimientos de labios mudos.
El veraneante les mira de mala
manera, están rompiendo su preciada tranquilidad.
Menuda ranciada.
Rebobina, sonríe. Esa alegría lo
es todo. Hay que dejarse inundar por ella.
Por la tarde, el veraneante y su
compañera, que nadie se piense que estaba solo, ven a una niña en una silla de
ruedas. Tiene una deficiencia bastante acusada. Una mujer empuja la silla
mientras le habla.
Tras ellas otras sillas y otros
acompañantes. Una, dos, tres, diez, veinte… no sé cuantas y todas ellas con
niñas y niños. Todos con minusvalías. Ninguna leve.
Algunos acompañantes les van
hablando, otros les cantan.
Un cortejo que corta la
respiración.
Las risas de la mañana resuenan
en la cabeza del veraneante. En ese momento se le congelan y se convierte en un
rictus. Ya solo le queda un pensamiento: que cabronada.
Puta vida.
Puta vida by Santiago Pérez Fernández is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
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