La tristeza penetra por la
ventana. Miro tras el cristal. Gris arriba, verde abajo. Un pequeño arbusto
destaca con pinceladas rosas. El invierno no se ha ido y la primavera, tímida,
acecha.
La mirada se me pierde, no sé a
dónde va.
El silencio llega. Nada perturba
la calle. Es domingo.
La televisión susurra esperando
competencia. El sofá me provoca.
Fotografías, cuadros, un par de
rosas del desierto, máscaras, libros… nada me es ajeno. Son mis cosas. Objetos
que acumulé con el tiempo. Es mi casa.
Estas paredes, lo que contienen,
es parte de lo que soy. Es mi escondrijo. Los temores que me produce el mundo
no traspasan el umbral.
¿Y sí lo perdiera todo? Solo son
ladrillos y cachivaches. Tal vez, pero me proporcionan sosiego, me protegen.
¿Dónde me dejaría caer? En
cualquier sitio. Sería de otro, no lo sentiría mío.
¿Quiero más de lo que necesito?
Eres un materialista. Las estrellas por techo y el suelo por cama es muy duro.
Tengo debilidades y sí, quiero tener mi casa, mis trastos, mis libros.
Un grupo de gente vocifera
delante de un portal. Cien, doscientas personas tapian la entrada. Frente a
ellos un buen número de policías. Los bomberos un poco más atrás.
En la ventana asoman un par de
ancianos ¿o son jóvenes? Gritan pero no se les escucha. Sus lágrimas caen a la
calle. Están a punto de matarles una ilusión, sus vidas.
Los policías esconden los ojos
tras el casco. Impertérritos escuchan los insultos. Alguno ahogará un lamento.
Órdenes son órdenes.
El tiempo se está acabando. Los
forcejeos, los insultos no detendrán la atrocidad. La Ley es igual para todos.
Los arrastran y arrojan a la
desolación. Los han enterrado en llantos. Están en la misma acera de ayer y no
la reconocen. Están perdidos. Alguien los introduce en un coche. Los gritos se
apagan, las gentes se disuelven. Media hora más tarde la vida continúa. Otra
batalla perdida. Solo hubo dos bajas.
Tumbado en mi sofá, en mi casa,
veo las noticias: Bankia obtiene beneficios y pagará dividendos en 2015.
Mientras, otra pareja llora desde
una ventana. Algunos se tiran desde ella.
Matando una ilusión by Santiago Pérez Fernández is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
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