Viñeta de El Roto del 20 de noviembre de 2015
Los
dieciocho niños están sentados. Tienen entre seis y siete años. La conversación
va por sus derroteros. Son espabilados, asemejan a una esponja absorbiendo
información. Luego la procesan a tenor de su edad.
Casi
sin darse cuenta están hablando de que no quieren ser negros – a los que hay
que dar dinero y ayudar - tampoco les
gusta la ropa de los musulmanes – son pobres-.
¿Cuál es la persona es la más poderosa del
mundo? Un momento de silencio y casi al mismo tiempo responden varios: ¡Dios!
Pero es que Dios no es una persona y además nadie lo ha visto. ¿Tú crees en él?
No importa lo que yo piense, es una cuestión de fe.
Venga,
pensar un poco más. ¿Quién es la persona más importante, más poderosa del mundo?
Alguno vuelve a repetir Dios. No, hablo de una persona viva. Intento dejar de
lado a los dioses. Ellos siguen a lo suyo.
Les
enseñamos una fotografía de Barack Obama. Es negro, es el presidente de Estados
Unidos. Silencio. Desconcierto. Una niña dice: “Me has dejado sin palabras, no
sé qué decirte”
No
son niños musulmanes - como alguien podría pensar - y, sin embargo, Dios parece
estar muy presente en su mente. Se lo aclaro, son niños católicos. Pueden ser hijos
de nuestros vecinos.
Repito
la pregunta y cambian la respuesta: la persona más poderosa del mundo es Jesús.
Oyéndoles
hablar parecen niños de un estado teocrático.
¿Religiosos
y xenófobos? ¿Se diferencian de la imagen que tenemos de los musulmanes? Me
parece que no. Hoy por sus bocas hablan sus familias, más adelante ya se verá
el camino que toman.
Esta
conversación podría haber sido real ¿lo fue?
No
tuvieron dudas en calificar de feas a las personas negras y de malas a las personas
con túnicas y barba. Las mujeres con velos van así porque no creen en Dios.
Mamá dixit y la niña repite.
Esto
también podría haber sido real ¿lo fue?
Son
rotundos. No dudan. Yo dudo. Me asusta su absoluta seguridad.
Los
últimos atentados terroristas de París están haciendo aflorar todas las fobias
que albergamos. Detrás de las diferencias religiosas, que las hay, se esconden
razones económicas y siglos de inculcarnos temores y odios hacia los que tienen
otras formas de vida. Y esto no es óbice para que yo piense que los países
musulmanes viven en su edad media y que se pasan los derechos humanos por el
arco de triunfo.
Ahora,
tras los atentados en París, la campaña mediática está llevando a muchos
ciudadanos hacia el lado más oscuro. Actos terribles, sin duda, pero que hay
que enmarcarlos en un contexto geopolítico concreto donde hay muchos intereses.
Evoco
los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid. ¿Se acuerdan? Asesinaron a 193
personas y 1858 resultaron heridas. ¿Hubo una movilización, del resto de los
países europeos, parecida? Ya saben la
respuesta.
Nuestra
sociedad es, era hasta ahora, más tolerante. Ya veremos en un futuro más
cercano. La Revolución francesa, las revoluciones burguesas, la Revolución rusa
y dos guerras mundiales – simplificando y sin meterme en más - han hecho de lo que denominamos occidente un
lugar más habitable.
Los
países musulmanes siguen anclados en un tipo de vida tribal y que muchos
quisieran teocrática. La religión impregna y determina esas sociedades.
En
España la Iglesia Católica ha metido la religión en el BOE. Esta misma religión
se inmiscuye en las relaciones personales entre parejas del mismo sexo, en la
capacidad de decidir las mujeres sobre su propio cuerpo o en los últimos
momentos de los enfermos terminales. ¿Me pueden decir la diferencia entre algún
imán y los Rouco Varela de turno? Podríamos recordar que la Inquisición en
España no se abolió hasta el siglo XIX, el otro día. ¿Se acuerdan de Franco
entrando bajo palio en las iglesias?
Lo
dejo.
Creo,
para nuestra desgracia, que podemos estar formando ciudadanos miedosos, xenófobos,
racistas y machistas. Algo no estamos haciendo bien. Estamos cortando las alas
a la libertad, al entendimiento y a la tolerancia.
¡Ah!
no se preocupen, no tenemos niños españoles que piensen y digan esas cosas.
Tranquilos.
Cuando la religión endurece el corazón y anula el pensamiento by Santiago Pérez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
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