Cada uno leemos unos libros u otros en función de gustos o necesidades. Estas últimas son ineludibles. Un autor desconocido, para mí desde luego, supone un pequeño reto personal. Este es el caso de Lionel Davidson.
Me topé con Davidson (Yorkshire, 1922-2009) de casualidad. La editorial Salamandra editó Bajo los montes de Kolima el pasado mes de septiembre. Viene avalado por Philip Pullman, autor de la trilogía La materia oscura, y dicen que a Graham Greene le gustaba mucho este escritor.
La verdad es que Pullman vende Bajo los montes de Kolima con gran entusiasmo: “Como relato puro de aventuras, esta novela tiene muy pocos rivales. Como historia de amor, valentía, peligro y un frío terrible, es una obra maestra”.
Me parece un poco exagerado, la verdad. Lo del frío no. Lionel Davidson se recrea en la descripción del paisaje, mejor aún, se recrea con la nieve, el hielo, el frío y sus consecuencias sobre el paisaje, los objetos materiales y las personas.
Son 539 páginas entretenidas. Se le va la mano con el protagonista. Indio canadiense. Muy listo. Políglota - sabe tropecientos mil idiomas, algunos muy raros, poco hablados y a los que domina en un santiamén -. Es temerario. Sabe de todo. MacGyver a su lado es un aprendiz malo.
Es una novela de espionaje con toques de realidad. No podía ser de otra forma. No parece una casualidad que unos cuantos escritores británicos les haya dado por el mundo de los espías. Los hijos de la Gran Bretaña siempre fueron muy belicosos y el imperio tuvieron que mantenerlo con información, sangre y fuego. Más de uno, según dicen, anduvo metido en eso del MI5 y 6. Lionel Davidson, durante la Segunda Guerra Mundial, sirvió en un submarino británico. ¿Le influiría eso? Ni idea.
Tampoco le falta al protagonista, Johnny Porter, su dosis de don Juan. Madre mía ¡qué hombre! De verdad, es impresionante. Es capaz de jugarse el pellejo por alguien a quien apenas conoce. Se recorre una de las zonas más inhóspitas del planeta. Miente y engaña a quien sea necesario – todo por una buena causa -. Lo dicho: ¡qué hombre!
El paquete se completa con buenos y malos. Los malos nos los podemos imaginar ¿verdad? Ya saben, se desarrolla en Siberia. Los buenos los espías de su bando. Hasta esos de Langley son buenos, fiables y cargados de razones. Lionel Davidson añadió el ingrediente tecnológico, el de ciencia ficción biológica y todo ello lo metió en el congelador. ¿Resultado?: Bajo los montes de Kolima.
Si quieren entretenerse e ir comprobando hasta donde pueden llegar las habilidades de un personaje, quédense con Johnny Porter. Yo no me atrevo a decir que es la mejor novela de suspense, ni mucho menos.
Para salir de dudas, léanlo. Disponible en bibliotecas públicas y librerías.
Bajo los montes de Kolima: frío siberiano by Santiago Pérez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
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