Me gustó. Me gusta Benjamin
Black. Me gustó Las sombras de Quirke,
la última novela de John Banville que utiliza el seudónimo de Benjamin Black.
¿Un escritor puede cambiar de
registro? Parece difícil. Banville lo hace. Seguro que ojos expertos, o no
tanto, son capaces de apreciar que son el mismo autor, yo no. Black me atrapa y
no me acuerdo de Banville. Tiene entidad propia.
Benjamin Black me parece uno no
de los mejores escritores de novela policíaca, de los que conozco, claro. Que
me perdone John Banville. Empiezo y va, casi, de un tirón.
Las sombras que atenazan a Quirke
se van despajando ante un nuevo reto. No me extraña que tenga sombras,
nubarrones y tormentas mentales. Su infancia, su trabajo como forense, la
relación con su hija y con el mundo no le facilitan las cosas.
“Estaba convencido de que era la ausencia de un pasado lo que le movía.
Cuando miraba hacia atrás, a sus primeros días, solo encontraba un espacio en
blanco. No sabía quien era, de dónde venía, quién lo había concebido, quién
había sido su madre. Casi podía verse: un niño solo en medio de una vasta
llanura desnuda, con nada a sus espaldas, excepto negrura y tempestad”.
La muerte siempre le ronda. En
esta ocasión se anuncia, además, una muerte que le toca de cerca. Pero no todo
son desgracias: el amor pica a su puerta y él la abre.
Asesinato, poder corrupto, maldad,
mentiras, toques históricos, perversión eclesiástica deambulan por las páginas.
El amor, la comprensión y la esperanza también. Muy humano. Benjamin Black deja
un resquicio al cambio de vida. No, no diré esperanza, lo retiro. Me parece que
ese estado de ánimo es ajeno a Quirke.
La relación entre Hackett, el
imprescindible policía, y Quirke no es de una amistad al uso, y sin embargo, es
mucho más. Comprensión, fidelidad y respeto traban ese vínculo entre ambos. Esa
conjunción será la que lleve a la resolución del caso de una forma
“alternativa”.
Quirke despejará incógnitas del
pasado y se liberará de presión. El nexo paterno-filial se aclara y serena.
Desenmaraña relaciones pasadas. Se enamora. Resuelve el caso. ¿Durará? ¿Se han
desvanecido sus fantasmas? Lo veremos en nuevas aventuras, eso espero.
Ni el libro, ni mucho menos el
autor, necesitan explicaciones ni justificaciones. Por favor, no me hagan caso.
Léanlo y tendrán su opinión.
Disponible en bibliotecas
públicas y librerías.
Las sombras de Quirke se despejan by Santiago Pérez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
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