La autovía La Espina-Ponferrada
es una vieja historia que no parece conducir a ningún sitio. Los políticos
recurren a ella como si fuera un mantra para utilizar en momentos de
descontento social en el suroccidente asturiano. Hagamos un repaso de esa
historia que parece de ficción.
Allá por 2005, José Luis
Rodríguez Zapatero se comprometió a realizar esa vía de comunicación y desde
ese año todo han sido reveses.
El 27 de febrero de 2007, el eurodiputado socialista Antonio
Masip, en una reunión con representantes de la Mancomunidad Comarca Vaqueira en
el Parlamento Europeo, pidió la
construcción de esa autovía.
Por su parte, en Asturias empezaron a darse los primeros
pasos.
El 5 de febrero de 2007 salió a
información pública, en el BOPA (Boletín Oficial del Principado de Asturias) de
ese día, el estudio informativo del trazado y el estudio de impacto ambiental.
Los trámites administrativos continuaron y así el 18 de junio de 2007, la
Comisión de Asuntos Medio Ambientales informó la aprobación de las alternativas
de los tramos entre La Espina y Cangas del Narcea. El 2 de julio de 2007 se
formuló la Declaración de Impacto Ambiental.
No acabaron aquí. El 10 de agosto
de 2007 el consejero de Infraestructuras, Política Territorial y Vivienda,
Francisco González Buendía, aprobó el estudio informativo del tramo La
Espina-Cangas del Narcea, con características de autovía.
El Consejo de Gobierno asturiano
aprobó, el 24 de octubre de 2007, la contratación de la asistencia técnica para
redactar el proyecto de la vía entre La Espina y Ponferrada en su primer tramo,
el que va desde La Espina a Tineo.
Partían de la idea de acometer,
en primer lugar, las obras hasta Cangas del Narcea por autovía. Eso supondría
que Allande también se beneficiaría de esta solución y así se cumpliría el
objetivo del Plan de Carreteras de Asturias en el que se planteaba que ningún
ciudadano estuviese a más de treinta minutos de una vía de alta capacidad.
Catorce años después esa premisa no se cumple en el suroccidente.
Se dieron algunos detalles de la
obra a ejecutar. Habría un primer tramo entre La Espina y Tineo con un
presupuesto estimado en 75 000 000 de euros con una longitud de 11 997 metros. Contaría con 1140 metros
de viaductos.
El segundo tramo, partiendo de El
Rodical, discurriría por el valle del río Gera. Cruzaría al valle del Nisón,
discurriría por la ladera izquierda del valle a gran altura y entraría en un
túnel bajo el pico Santa Ana, de la Sierra de Santa Isabel, para llegar al
noroeste de Cangas del Narcea, más abajo del Monasterio de Corias.
Este segundo tramo tenía un
presupuesto estimado de 400 000 000 de euros, para una longitud de 26 958
metros. Tendría 2760 metros de viaductos y 5110 metros en túneles o falsos
túneles. El gobierno asturiano estimó en aquel momento que el coste de la vía
ascendería a unos 700 millones de euros.
Esa cantidad hoy habría que
duplicarla cuando menos.
El 11 de diciembre de 2007, la
Consejería de Infraestructuras, Política Territorial y Vivienda publicó en el
BOPA la licitación del contrato de asistencia técnica para la redacción del
proyecto de construcción del tramo La Espina-Tineo. El número de expediente
era: AT/07/110-392 CA. El presupuesto base de licitación fue de un millón
trescientos cuatro mil cuatrocientos setenta y ocho euros (1 304 478 €) IVA
incluido.
En marzo de 2009 intentaron
incluirla en la Red Transeuropea de Transporte y que el Ministerio de Fomento
la incluyera en el Plan Estratégico de Infraestructuras y Transporte (PEIT). No
fue posible, la Unión Europea no aceptó. No fue la única intentona.
La llegada al Gobierno de Mariano
Rajoy no supuso ningún avance. La ministra de Fomento Ana Pastor rechazó su
construcción por dos razones: su elevado impacto ambiental y el escaso tráfico.
El 18 de diciembre de 2012 los eurodiputados populares, a instancias de
Fomento, no apoyaron la moción del PSOE en Bruselas para que la Unión Europea
considerase prioritaria la obra y se incluyese en la Red Transeuropea de
Transportes dentro de la programación que va hasta 2030.
Aquellas ideas de la interconexión
interautonómica y la cohesión territorial parecen aparcadas, aunque de vez en
cuando el político de turno se refiera a esta vía de comunicación, más que nada
para intentar apaciguar al personal. No lo consiguen, evidentemente. Ahí
tenemos los últimos intentos de Juan Cofiño, Vicepresidente del Consejo de
Gobierno de Asturias, o de Alejandro Calvo, Consejero de Medio Rural y Cohesión
Territorial.
Se les llenaba la boca hablando
de unir dos comarcas periféricas de tradición minera como El Bierzo y el suroccidente
asturiano. Ya puestos a alabar las bondades de esta infraestructura nos
alegraban el oído diciendo que estas comarcas se acercarían al litoral y al
sistema portuario cantábrico y con ello se potenciaría el desarrollo.
Todavía me emociono al escribirlo.
¡Qué bonito! Luego veo la realidad y de todo lo dicho anteriormente no hay nada
de nada.
No tienen ni idea de cuando
finalizarán las obras de la autovía Oviedo-La Espina así que imaginen el
recorrido que tendrá esta de La Espina-Ponferrada. El coste estimado, en 2007,
para los tramos de La Espina a Cangas del Narcea era de 475 000 000 euros. Hoy ese presupuesto se quedaría corto.
El presupuesto total sería descomunal. ¿De verdad van invertir ese dineral? Creo
que sabemos la respuesta.
Harían bien en ser más prudentes
y en afanarse a que las obras en marcha finalicen de una vez por todas.
De momento, la autovía La
Espina-Ponferrada es un trampantojo.
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