A primera vista, Venancio Blanco da la sensación de fragilidad. Cuando habla, esa percepción inicial parece que se confirma. Pero nada de eso se ajusta a la realidad. Venancio Ángel Blanco Andrés, así le bautizaron (La Riera-Cangas de Onís, 1927) mantiene un enorme vigor a sus 81 años. Tal vez sea la media hora diaria de pileta (piscina) como él dice, o tal vez su dedicación al Club Tinetense Residencia Asturiana. El caso es que esa imagen inicial se desdibuja cuando se le va conociendo.
El Gobierno del Principado de Asturias le ha concedido la Medalla de Plata y no deja de sorprenderse y de mostrarse agradecido. Está convencido de que hay mucha gente merecedora de ella.
Su persona trasmite paz y sosiego. Los años y las experiencias le han vuelto prudente, conciliador y paciente. Lleva años andando a la brega con las administraciones para conseguir apoyos y financiación para sus compatriotas en la emigración argentina. Su esfuerzo, y el de quienes le acompañaron en ese proyecto, se ve reconocido con este galardón que le entregarán el próximo día 5 de septiembre.
En el tiempo que lleva en Asturias no ha perdido el tiempo. Ha mantenido conversaciones con el Presidente del Gobierno del Principado, con la Consejera de la Presidencia, con el Viceconsejero de Seguridad, Emigración y Cooperación al Desarrollo, alcaldes y con todos aquellos que pueden contribuir a mejorar la situación de los asturianos en Argentina.
A su vez, Venancio Blanco ha recibido en esta temporada varios reconocimientos: el nombramiento de Vaqueiro de Honor en el 50 aniversario de la Vaqueirada de Aristébano o la “Carabela 2008”, premio que concede la Federación Internacional de Centros Asturianos (FICA)
- Venancio, ¿qué es el Club Tinentense Residencia Asturiana de Buenos Aires?
Es una residencia para personas mayores en la que damos alojamiento y pensión completa a todos aquellos españoles que por su situación económica atraviesan un mal momento. En estos momentos tenemos 94 residentes.
El Club Tinetense Residencia Asturiana es producto de la fusión de la Residencia Asturiana con el Club Tinetense, en un momento en que este último estaba pasando por una situación un poco apretada.
- ¿Cómo se financia?
- Se financia gracias al Gobierno del Principado y al INSERSO, porque lo que se recauda de las cuotas sociales es insignificante y el aporte de los interesados es del 75 por ciento de su jubilación, que son muy bajas, unos 130 o 140 euros mensuales.
- ¿Los Ayuntamientos asturianos contribuyen en algo?
- Algunos van contribuyendo y parece que se van contagiando un poco, en el buen sentido de la palabras, otros y cada vez se van acercando más.
- ¿Reciben algún tipo de ayuda de las administraciones argentinas?
- Nada. No recibimos nada. Ni el apoyo moral siquiera.
- ¿Asturias se porta bien con los emigrantes?
- Si. No cabe duda que recibimos mucha ayuda. A parte del apoyo de la concertación de plazas, están ayudando con apoyo técnico, de materiales que nos son necesarios como sillas de ruedas o andadores y un apoyo en metálico para los que más apretados están.
- Si le parece bien, pasemos a cosas más personales. Usted salió de Asturias en 1953 ¿hacia donde y porqué?
- Salí rumbo a Brasil porque era el lugar donde menos exigencias había para el ingreso. Me firmaron un contrato de trabajo por dos años, yo era ebanista, que era suficiente carta de presentación para entrar en el país. Allí estuve cinco años en la ciudad de Sao Paulo. Luego, en 1958, nos fuimos para Argentina.
- ¿Nos fuimos?
- Si, mi familia y yo. A los diez meses de estar en Brasil los hice ir. No quería una familia separada y nada más que pude llevé a mi mujer y a mis tres hijos.
- ¿Qué fue lo que le impulsó a emigrar?
- La situación en que se estaba en ese momento era bastante delicada. Había que trabajar mucho para ganar poco y entonces no podía dar a la familia lo que pretendía.
- Echando la vista atrás ¿mereció la pena?
- Vista la perspectiva y dadas las consecuencias y las circunstancias que se vivieron teníamos que habernos quedado.
- Como sabe, la Unión Europea ha endurecido su política de inmigración ¿qué le parece esta situación?
- Bueno, indiscutiblemente que alguna medida hay que tomar porque sino el hecho de frontera libre parece que tiene que ser un poco controlado, no al extremo, pero si hay que poner una banda protectora.
- Lleva usted un mes en Asturias y ha oído hablar mucho sobre la crisis económica de España ¿en qué la nota?
- Ocurre lo siguiente, yo, que vengo de Argentina, no noto nada de crisis económica, al contrario, veo que en las casas de comida hay que hacer cola. En los tiempos en que yo estaba aquí, ningún operario de obra se permitía el lujo de comer en un bar o un restaurante.
- ¿Y en Argentina cómo está la situación?
- La situación la pintan mala. El enfrentamiento que hay entre el campo y el gobierno yo creo que podría estar superado con un poco que pusiera cada parte. Me parece que son más caprichos personales que el interés por el rumbo de la patria.
- En España hay gente que piensa que los emigrantes nos quitan puestos de trabajo ¿qué le parece?
- Yo creo que lo que pasó en otros países cuando emigramos, es que el emigrante tiene que ir a trabajos que prácticamente rechaza el local. Nosotros tuvimos que andar por el mundo haciendo de limpiabotas, niñeras y todo tipo de trabajos, puesto que en nuestro país no podíamos desarrollar la profesión que teníamos.
Ahora lo que está sucediendo es que se invirtieron los papeles. La situación española mejoró y la de los otros países a los que emigramos se encuentran en situaciones algo peores que en las que estábamos nosotros.
- Ya para finalizar, un recuerdo triste de Asturias y uno alegre.
- El recuerdo triste que tengo es el momento en que a mi padre lo privaron de la libertad por ser democrático. El alegre, el día que me vi libre de poder pensar y actuar como yo pretendía.
Tras la entrevista, la conversación prosigue placidamente y de vez en cuando, Venancio Blanco se arranca con una ironía. Es un hombre de no muchas palabras, pero todas ellas son certeras.
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