24 jul 2024

Manuel Vicent y su historia particular

 

 

  Como cualquier lector tengo mis autores preferidos, uno de ellos es Manuel Vicent. Mi devoción, laica desde luego, viene de lejos, desde mi juventud. Todavía andan por casa artículos suyos publicados en el diario El País en la década de los 80 del siglo pasado.Su último libro es Una historia particular, título que se ajusta a la realidad ya que esa historia particular es la suya.
  No se trata de una autobiografía al uso, aunque recoja retazos de su vida. Vicent realiza un desnudo íntimo y sentimental parcelado en breves relatos sin conexión, ni falta que les hace, en los que hasta algo tan trivial como un automóvil se convierte en un vívido recuerdo y en literatura de la buena. No son solo coches, libros, canciones, los perros que compartieron su vida o el mar, siempre el mar, son los elementos que llevan a Vicent a ese desnudo vivencial. Los cambios políticos y sociales también pasan por el tamiz de su escritura y por lo tanto de su vida.
  No hay ajuste de cuentas, tampoco resentimiento ni siquiera frustración por el tiempo pasado y cuando esta está a punto de aparecer le pone remedio: «Acababa de cumplir setenta y cinco años, y me preguntaba si resultaba estético estar cabreado. A esa edad es fácil que te tomen por un viejo cascarrabias. Había que cabrearse lo suficiente para que la sangre circulara, pero no más. Ver la vida como espectáculo era una opción. En mi caso había llegado el tiempo de leer a Montaigne.» (pág. 189). Toda una lección de vida.
  Ni siquiera la política le hace perder la calma. Aunque las formas son suaves a la hora de expresar sus pensamientos sobre la cosa pública se le nota un cierto cansancio y decepción.
  Un recurso muy utilizado por el autor es la ironía y la socarronería, que en esta ocasión no está presente.
  Vicent es uno de los grandes escritores de este país y en esta novela lo vuelve a demostrar. A sus 88 años sigue teniendo chispa, lo digo con todo el respeto y cariño. Hay escritores que con la edad pierden, no es este el caso. Sus tiras de opinión en El País son oro puro.
  Tuve la fortuna de conocer personalmente a Manuel Vicent. Fue con motivo de un encuentro con los clubes de lectura de las bibliotecas públicas de Asturias. Hablé con él unos minutos y me pareció  una persona encantadora. Me tenía ganado como escritor y lo hizo como persona. Ningún atisbo de divismo ni engreimiento.
  Manuel Vicent no necesita comentarios, hay que leerlo. No me defrauda nunca. Me hace pensar, reír, disfrutar. Tiene una escritura limpia, no necesita de artificios para atrapar al lector, al menos a mí. Lean Una historia particular, lean siempre a Manuel Vicent.


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