La propaganda política no es reciente ni
mucho menos. Tendríamos que remontarnos a la Antigüedad, pero no viene al caso.
Hoy quiero hablarles del libro Franquismo de cartón piedra: arquitectura
efímera y de propaganda en los primeros años de la dictadura. José Gómez del
Collado (1942-1948), de Jorge Bogaerts, publicado por Ediciones Trea. Creo
que su largo título deja claro el contenido.
José Gómez del Collado fue un arquitecto
asturiano, de Cangas del Narcea, que hasta qué cayó en desgracia fue el
responsable de la puesta en escena de los grandes actos públicos del franquismo
en la década de 1940.
El libro tiene 282 páginas, con un buen
número de diseños de los montajes ideados por Collado, así como fotografías de
los diversos eventos. Tiene siete páginas de bibliografía.
Según nos cuenta el autor, Gómez del Collado
fue un quintacolumnista en favor de los golpistas. Su labor, y los contactos
que realizó en ese momento, le sirvieron para acceder a ese puesto tan
relevante e importante para los franquistas.
El autor describe de forma pormenorizada los
detalles de cada una de las tribunas, altares, estandartes, mástiles, casetas
para ferias de libros... que construían. Especifica el número de comparsas al
igual que el coste de cada construcción. No eran montajes fijos, si no que se
desmontaban e incluso se reciclaban para otros actos. Podemos definir su
trabajo en estos años como una arquitectura efímera.
Desde luego las estructuras más fastuosas
fueron aquellas en las que participaba el dictador Franco.
El volumen recoge de forma extensa la visita
que Eva Duarte, conocida como Evita Perón, realizó a España en junio de 1947,
del día 8 al 26. El motivo fue la recepción de la Gran Cruz de la Orden de
Isabel la Católica que le otorgó Franco para agradecer a Perón que Argentina
vendiese trigo a España a crédito, a cambio España enviaba metales que
necesitaban y herramientas. En aquellos años el hambre asolaba el país. El
aislamiento político y la autarquía decretada por el inepto de Franco agravó
aún más las consecuencias de la guerra civil que inició. Para quienes tengan
mala memoria o no lo sepan por su juventud, el aislamiento político estaba
motivado por las vinculaciones de Franco con los nazis y fascistas italianos,
determinantes para que los franquistas ganaran la guerra. Los gastos de este
viaje fueron elevadísimos para la época, el autor nos dice: «el gasto total
asumido por el gobierno fue de 4 822 936,22 pesetas. A ello habría que sumar
los numerosos obsequios por parte de ayuntamientos, autoridades locales y
particulares» (pág. 234). ¡La cantidad fue astronómica!
Paralelamente a estas descripciones Jorge
Bogaerts, nos ofrece informaciones sobre personajes relevantes del primer
franquismo y su papel político, lo cual contribuye a poner en contexto los
trabajos del arquitecto cangués. Nos ofrece también destellos de las luchas
intestinas entre los franquistas, que haber las hubo, muy duras y por el escaso
poder que les dejaba Franco.
Como todas las dictaduras, el franquismo
necesitaba de una exaltación carismática de su líder, muy necesitado de
alabanzas ya que su aspecto físico no contribuía a ello, todo lo contrario que
José Antonio Primo de Rivera, buen tipo, con verbo flamígero, y tal vez por
eso, entre otras cosas, le caía tan mal a Franco.
Franco y los suyos tuvieron buenos maestros
en la Italia de Mussolini y especialmente en la Alemania nazi con su gran
propagandista Goebbels, ministro de Propaganda. En esto de la propaganda
franquista tuvo mucho que ver el «cuñadísimo» de Franco, Ramón Serrano Suñer,
germanófilo total a la vez que entusiasta de Mussolini.
Un número muy importante de periódicos
pertenecían a la Cadena de Prensa del Movimiento, en manos de la Falange, los
que no estaban integrados en ella no se les ocurría discrepar. La censura
atenazaba a todos los medios de comunicación. Este grupo perduró, mermado,
hasta la llegada de la democracia.
Un papel muy relevante en la propaganda
franquista fue el Noticiario Cinematográfico Español, conocido como NO-DO. Se
trataba de un noticiero de propaganda para mayor gloria de Franco. Se
proyectaba en los cines españoles antes de las películas desde 1943 a 1981.
Hacia el final de la dictadura muchos espectadores esperaban a que acabase para
entrar a la sala. Poco más se podía hacer como acto de protesta individual,
cualquier desavenencia pública con el régimen podía dar con los huesos del
osado en la cárcel o con una sarta de hostias en los cuarteles de la Guardia
Civil o la Policía Armada (los grises).
Ahora la extrema derecha y los nostálgicos de
la dictadura franquista utilizan, muy bien por cierto, las redes sociales, lo
cual les resulta mucho más barato. Estos franquistas redivivos no saben que en
una dictadura no hay opiniones ni criterio personal, el dictador piensa por
todos. Bueno, tampoco me extraña, estos no piensan demasiado.
Volviendo al Franquismo de cartón piedra,
la historia de José Gómez del Collado no acabó muy bien. Entre junio y agosto
de 1948 fue juzgado. Fue denunciado por lucro ilícito de material, dinero y
personal público que le llevó a prisión, aunque no por mucho tiempo.
Probablemente a ello contribuyeron sus contactos y que no sería el único
implicado. La corrupción estaba al orden del día en el franquismo, es más, era
un régimen corrupto.
José Gómez del Collado volvió a Asturias y se
dedicó a su profesión. En Cangas del Narcea quedan unas cuantas construcciones
diseñadas por él.
El libro aporta una visión poco conocida de
la propaganda franquista adecuada para los curiosos y apasionados de la
Historia.
Comentario para Cadena Ser Occidente 13 mayo 2025
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