No tenía el gusto de conocer a Simonetta
Agnello Hornby. Y la verdad, después de conocerla no he tenido ningún placer.
Esta señora es una abogada siciliana que
también escribe. Vive en Londres y debe de tener su aquello escribiendo. Al parecer su primera novela se tradujo a
diecinueve idiomas y ha ganada varios premios, todos ellos con nombre italiano.
Tiene que ser buena, seguro.
Yo la he descubierto con El veneno de las adelfas, novela ambientada en Sicilia. Ni frío ni
calor. Nada, que no me puso.
Dos narradores-protagonistas nos cuentan la
historia: Bede y Mara.
Todo es previsible desde el primer momento. No es
una novela negra aunque intente parecerlo. No llega, se queda muy lejos.
Tampoco tiene nada de saga familiar y eso que lo puede pretender. La crítica social
se queda diluida al igual que el sórdido mundo de la mafia. Hasta la omertà resulta ridícula.
Lo que no alcanza el nivel de intriga lo
adereza con un poco de homosexualidad, bisexualidad, violencia de género y
violencia pura y suave.
Ningún ingrediente cuaja. Pasé las hojas sin
pena ni gloria.
Al final riza el rizo. Bede, uno de los
narradores, nos cuenta desde el más allá sus últimas sensaciones: “Ahora que soy espíritu, el tiempo se ha
detenido” La remató, si señora.
Simonetta Agnello y yo nos cruzamos en el
camino, la miré de refilón y si te vi no me acuerdo.
El veneno de las adelfas, una novelita by M. Santiago Pérez Fernández is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
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