Publicado en La Nueva España el 20 de febrero de 2015
Cuando paso al lado de una huerta
y veo berzas plantadas me entra tristeza. Esta hortaliza de tallo alto, con
hojas desgarbadas, en ocasiones, no me atraen lo más mínimo. Vamos, que no me
ponen.
Las hojas de esa verdura, son de
buen tamaño, dan la sensación de ser duras. Pues sí, en algunas ocasiones lo
son e incluso un poco amargas. Total, que no son apetecibles.
Su apariencia no incita a
utilizarla en los fogones. Craso error. En algunos lugares esta triste y
desgarbada berza se eleva a la categoría de manjar. Uno de ellos es Tineo.
El pote de berzas
es un plato típico de este concejo. Lo es no porque esté en las cartas de los
restaurantes, que sí lo está, si no por ser un plato común en las comidas de los
vecinos de este concejo.
Esperen, no
desistan de la idea de probarlo.
A la berza se
le da un hervor previo para eliminar los excesos de ese posible sabor amargo.
Luego da comienzo el maridaje. ¿Se pensaban que iban solas las berzas? No, nada
de eso.
Unas patatas
troceadas, alguna faba, no muchas, y luego los embutidos. ¿La cosa empieza a
cambiar verdad?
El verde de la
berza es muy monótono y es necesario darle color con la morcilla, chorizo,
tocino y huesos de butietso (huesos de costilla y vértebras con carne). ¿Se lo
van imaginando?
Los tonos
rojizos del compango, junto con el
verde, cambian aquel aspecto triste de la berza y lo convierten en un arco
iris. ¡Qué gusto da verlo! Y ya no les digo el olerlo. Les garantizo que su
presencia en la mesa despertará sus papilas gustativas.
El secreto de
este pote de berzas es la calidad de los ingredientes, el darle tiempo a la
cocción y desde luego una mano amorosa que lo mime.
Eso sí, esta no
es una comida para tiquismiquis. Olvídense de la dieta, estén dispuestos a
disfrutar y siéntense con hambre.
Su sabor
contundente les colmará los sentidos y sus estómagos quedarán más que
satisfechos. Dirán que están hartos y no podrán dejar de comer.
El compango lo
desmenuzarán en el plato o lo comerán al final, pero no lo dejarán.
El brillo de
sus frentes será el primer signo de placer. La sonrisa aflorará y de vez en
cuando exclamarán un no puedo comer más.
No se preocupen, seguirán comiendo. Y ya saben: un día es un día.
Estoy seguro
que algún comensal, de forma disimulada, desabrochará su cinturón. Falta le va
a hacer.
Tras este
primer plato ¿qué les parece degustar chosco con patatas? ¡Ah! que no lo
conocen. No se preocupen, han llegado a tiempo.
El Chosco de
Tineo es un embutido compuesto por piezas de lomo o incluso de papada del cerdo
y lengua, adobado con pimentón, sal, perejil y ajo. Todo ello se embute en el
ciego del cerdo y se ahuma.
Para degustarlo
se cuece, se parte en rodajas y suele acompañarse de patatas también cocidas.
No podrán
resistir la tentación y su estómago le dejará sitio. Está delicioso.
Llegados a este
punto, los integrantes de la mesa sudarán de placer.
Para rematar
esta comida ¿qué tal unos frixuelos o un arroz con leche? Ya sé que podrán
decir que están más que hartos pero déjense llevar por la gula.
Cuando terminen
se sonreirán unos a otros y más tarde no se apuren si les asalta algún
remordimiento, piensen en todo lo que disfrutaron comiendo.
Llego al final
y no se lo había dicho: estos platos pueden degustarlos en las Jornadas
Gastronómicas de Tineo.
Platos
tradicionales, productos de buena calidad, esmero y cariño en su elaboración ¿quién
da más?
Pote de berzas, chosco y frixuelos ¿quién da más? by Santiago Pérez Fernández is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
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