No aprenden. Las prórrogas pasan
y en cada una pierden apoyos. No hay excusas, la culpa la tienen ellos, el
Gobierno. Sí, el gobierno de PSOE y Unidas Podemos. Otra cosa es la actuación
del PP y la extrema derecha. Son impresentables, mentirosos, bronquistas y
matones, pero con ellos no deberían contar para nada, desgraciadamente.
¿No se acuerdan de los votos, hoy
por hoy, con qué cuentan en el Congreso? Lo están fiando todo a la
improvisación. Hoy contigo, mañana sin ti. ¡Así les va! Poco a poco se van
produciendo desafecciones y el carajal cada vez es mayor.
En situaciones cómo esta, de
minoría parlamentaria, la claridad y transparencia son pilares fundamentales en
los que se tienen que asentar las actuaciones gubernamentales para crear un
clima de confianza. Pues nada de eso está sucediendo. Para ejemplo baste la
intervención de Joan Baldoví, de Compromís, ayer en el Congreso.
Cada desliz, cada incongruencia o
metedura de pata del Gobierno da más gasolina a la derecha recalcitrante y esa
extrema derecha cavernaria, al tiempo que irrita a sus posibles valedores. ¿Son
incapaces a comprender esa perogrullada?
La preocupación de la ciudadanía
es comprensible. Por un lado tenemos a los voceras demagogos e intoxicadores y
por otro a un Gobierno que pega unos bandazos monumentales.
Es comprensible que el Gobierno
tome decisiones cambiantes e incluso contradictorias de un día para otro. La
situación muta de forma vertiginosa y nadie sabe cómo hacerle frente. Otra cosa
bien distinta es que cómo se toman esas decisiones. Todos los partidos y
prácticamente todos los presidentes autonómicos han puesto pegas a las formas
en que se deciden las medidas a ejecutar. Bueno, casi todos los presidentes
menos el de Asturias. Tampoco es raro, los presidentes asturianos siempre han
hablado con la boca pequeña con Madrid.
Cuando los diversos coinciden en
la crítica ¿habrá algo de verdad? A partir de la segunda semana de
confinamiento todo se empezó a liar. Lo de ayer en el Congreso, quinta prórroga
del estado de alarma, fue esperpéntico. El Gobierno la sacó adelante por los
pelos. Y luego pasó lo que pasó: tras la votación, Bildu hace público un
acuerdo con el Gobierno para derogar la reforma laboral del PP. Armose la
marimorena. Nadie estaba enterado, ni siquiera la vicepresidenta Nadia Calviño.
A las doce menos cuarto de la noche, Ferraz matiza. El daño ya está hecho.
Patronal, sindicatos, el resto de
los partidos pusieron el grito en el cielo. Nadie se paró a pensar que eso iba
a pasar. En un tema tan sensible para sindicatos y patronal ¿se les deja de
lado para pactar con Bildu? De momento, el diálogo social ha saltado por los
aires.
O son tontos de capirote o no
tienen ni idea de lo que se traen entre manos.
El acuerdo lo firmaron Adriana
Lastra (PSOE), Pablo Echenique (Unidas Podemos) y Mertxe Aizpurua (EH Bildu),
con el beneplácito de Pedro Sánchez. El acuerdo contiene otro detallito que dice así: “Las entidades
locales, forales y autonómicas dispondrán de mayor capacidad de gasto para
políticas públicas destinadas a paliar los efectos sociales originados por la
crisis del Covid-19. Para las Entidades Locales, estos gastos en políticas
sociales serán exceptuados del cómputo de la regla de gasto. La capacidad de
endeudamiento de la Comunidad Autónoma Vasca y la Comunidad Foral de Navarra se
establecerán exclusivamente en función de sus respectivas situaciones
financieras”.
Los presidentes autonómicos deben
estar fumando en pipa.
¿Y saben lo bueno de todo esto?
La abstención de Bildu no era necesaria.
Por si todo esto fuera poco, el
vicepresidente Pablo Iglesias sale a los medios de comunicación diciendo que: “En
el acuerdo de Unidas Podemos con el PSOE para la legislatura, para la
investidura y para el Gobierno de coalición, no se habla de derogación parcial, se
habla de derogación de la reforma laboral. Eso es un acuerdo de gobierno
de coalición. En el pacto que se firma ayer, que firman los máximos
responsables de los tres grupos parlamentarios, ese es el acuerdo”.
A este hombre se le olvida el
puesto que tiene.
Eso de la “geometría variable”
para llegar a acuerdos le está saliendo muy cara al Gobierno. Lo dicho, no
aprenden.
Los carajales del Gobierno by Santiago Pérez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
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