Las elecciones municipales y autonómicas del
pasado 28 de mayo han traído cola, mucha cola. Se han analizado desde muchos
puntos de vista, unos interesados y otros más objetivos. No quiero ser menos y
voy a dar mi opinión, lo cual tiene la validez que tiene, es decir, poca o
ninguna según los posibles lectores.
Voy a ir de lo particular a lo general. No se
asusten, no voy a utilizar el método inductivo, esto es, partir de premisas
particulares para llegar a una conclusión general. No lo voy a hacer por dos
razones, primero, seguro que resultaría aburrido y segundo, no doy para tanto.
Voy al tema.
Como muchos ciudadanos hice mi quiniela,
restringida, pero la hice. En lo que se refiere al suroccidente asturiano no me
equivoqué, como tampoco lo hice para las tres grandes ciudades asturianas.
En Allande, al final, estaba bastante
cantado. El alcalde socialista, José Antonio
Mesa, me parece que llevaba tres legislaturas como alcalde. En esta
ocasión empató con el PP que le ganó en votos. Un grupo independiente tiene la
llave y por lo que se sabe se inclinará hacia los populares.
En estos concejos se conoce todo el mundo.
Mesa no es una persona sociable, nunca lo fue, pero hay que reconocerle que
logró avances para su concejo, con muy poca población pero con una gran
extensión, es el tercero de Asturias en kilómetros cuadrados. Además del
desgaste, esta última legislatura no fue capaz de sintonizar con los
ciudadanos, perdió muchos apoyos. La gota que colmó el vaso fue un hecho
dramático. El 27 de noviembre de 2021 una vecina de Allande falleció como
consecuencia de un argayo (fana en el suroccidente) en el corredor del
Narcea. Su nombre era María Luscinda
Mon. Las protestas arreciaron en todo el suroccidente. Las quejas por el
estado de las carreteras eran continuas y ese trágico accidente llevó a
ebullición los ánimos de los vecinos de la comarca, especialmente en Allande.
La falta de empatía por parte del alcalde fue notoria y eso exacerbo los
ánimos. Desde esos acontecimientos el alcalde, según los vecinos del concejo,
perdió los papeles.
El desgaste de Mesa, sus errores y su falta
de empatía le llevaron a perder la mayoría absoluta que había obtenido en los
comicios anteriores.
No fue el único. Los alcaldes de Cangas del
Narcea y Tineo también fueron igual de desafortunados y se posicionaron con las
tesis emanadas del gobierno regional con el tema de las carreteras, y en el
caso de la autovía de Oviedo-La Espina con el gobierno estatal. Los tres
alcaldes, como marionetas, llegaron a decir que las protestas no llevaban a
nada. Así de claro y de chulos se mostraron. Pues nada, ahí lo han tenido.
En el caso de Cangas del Narcea estaba
cantado. El alcalde socialista, José Víctor Rodríguez, no supo hacer frente a
las responsabilidades del cargo. Le vino grande. Cometió multitud de errores a
lo largo de la legislatura que le llevaron al casi total desencuentro con los
vecinos de Cangas. Sólo hay que mirar las hemerotecas para comprobarlo.
Demasiados desatinos. Los ciudadanos cangueses se lo tomaron a «broma» de tal
forma que lo llamaban «Sí sí» o «Sisí» A todas las peticiones decía que sí,
pero luego se le olvidaba cumplirlas, de ahí el mote que le adjudicaron. El
anuncio de su renuncia a volverse a presentar no disgustó a muchos.
Los socialistas cangueses propusieron como
candidata a Carmen López, vinculada a
UGT, que había desempeñado el cargo de concejala de Servicios Sociales. Los
resultados tan apabullantes demuestran, sin paliativos, que José Víctor no fue
un buen alcalde y que la candidata no era la persona adecuada para el cargo
según los vecinos. El PP obtuvo once concejales, de diecisiete, por cuatro del
PSOE, que perdió cuatro con respecto a la anterior cita electoral.
En el caso de Tineo más de lo mismo. El
alcalde, José Ramón Feito, socialista, ocupó el sillón de alcaldía durante los
últimos diez años. Inició su carrera política en 2003, siendo teniente de
alcalde y responsable de las cuentas municipales.
Se mantuvo en el poder por incercia, con la
llegada del vendaval no supo mantenerse firme. Introvertido, tímido hasta la desesperación. Es un hombre pegado a un
móvil e incapaz de mirar a los ojos de su interlocutor y al que le sigue
pudiendo el hablar en público. Pone nervioso escucharle. Quienes le conocen
saben que no exagero absolutamente nada.
Durante los últimos cuatro años, mejor dicho,
los tres primeros, no se hizo nada reseñable en el concejo. Con el cierre de la
térmica de Soto de la Barca dio la sensación de que le había sorprendido,
cuando era público su cierre desde hacía años. No supo negociar
contraprestaciones a cambio de la pérdida de empleo. Carece de pulso político.
En Tineo se eligen trece concejales, fruto de
la pérdida de población. En las anteriores elecciones los socialistas se
hicieron con siete, mayoría absoluta, en esta ocasión han perdido uno, dejando
en manos de PP y VOX la alcaldía. No van a desaprovechar la ocasión.
Los dos alcaldes que repitieron, Allande y
Tineo, han perdido por su culpa. En Cangas la herencia recibida y la percepción
de que la candidata no era la idónea hicieron estragos.
Los tres alcaldes, Mesa, Rodríguez y Feito,
se pusieron de perfil, perdón, dieron la espalda a los vecinos en sus
reclamaciones de mejoras en las carreteras, demandas de mejoras en la sanidad y
un largo etcétera de demandas de servicios públicos. Los tres se comportaron
como meras correas de transmisión de su partido y esos desencuentros les ha
costado las alcaldías.
No busquen más explicaciones o disculpas. Se
alejaron de sus vecinos y en ocasiones les faltaron al respeto.
Vayamos un pasito más allá. Los resultados en
Asturias fueron los esperados, hasta cierto punto. El PP estaba convencido de
sacar buenos resultados, incluso de ganar, pues casi lo consiguen. Reconozco
que no esperaba que sacaran tantos diputados. Se comieron los votos de
Ciudadanos y un poco más. De diez diputados en 2019 pasaron a diecisiete en
2023. El PSOE bajo un diputado, de 20 que tenía a 19. El diputado perdido por
el PSOE lo fue por la circunscripción occidental, cuyo número uno fue Marcelino
Marcos Líndez, que desempeño el cargo de Presidente de la Junta General y fue
alcalde de Tineo. Según los datos que dan los medios de comunicación los
socialistas pasaron de 25228 votos en 2109 a 21717 en 2023, es decir obtuvieron
3511 votos menos. Estas cifras bailan según el medio que utilice. La LNE
de hoy cifra la pérdida en 3849 votos.
Alguno tendrá la tentación de achacar ese
descenso al nuevo partido SOS que logró 2545 votos. Hay quienes aseguran que
las elecciones no las gana un partido si no que las pierde otro, el que
gobierna.
Como muestra de esa pérdida en el occidente
veamos los resultados en Tineo, concejo natal del candidato socialista. El PSOE
obtuvo 1550 votos, en 2019 había logrado 2232. Foro logró en estas elecciones,
en Tineo, 828 votos gracias a la presencia en la circunscripción occidental del
alcalde de Salas, Sergio Hidalgo, que en todo momento se posicionó del lado de
los vecinos en sus demandas por unas carreteras dignas. En su concejo, Salas,
revalidó su mayoría absoluta obteniendo nueve de los once concejales en
disputa. SOS occidente, que en Asturias se denomina SOS Asturias, integrado en
la federación de partidos de la España vaciada, consiguió 504 votos. La lista
por el occidente de SOS estuvo encabezada por Pablo Álvarez, agricultor que
tiene su explotación en Yerbo (Tinio), le dio alguna ventaja, además contó con
la ayuda de Franciso Javier Blanco «Paco Bárcena» ex alcalde de Tineo y uno de
los impulsores de SOS. Así y todo, parece que Marcelino Marcos ya no es profeta
ni en su tierra.
Lo de Tineo es curioso. Es un concejo con
poca población y, sin embargo los partidos se fijan en los dirigentes locales
que destacan un poco. Así, además del susodicho Presidente de la Junta, la que
fue concejala de Vox en la anterior legislatura fue candidata de ese partido a
la presidencia del gobierno asturiano. Asimismo, Raquel Fernández, también
concejal por Ciudadanos, pasó a encabezar la lista de su partido por el
occidente.
Resumiendo, en el suroccidente los alcaldes
socialistas se buscaron su ruina política. Su distanciamiento de los vecinos
les ha llevado a la oposición. Se lo ganaron a pulso.
La pérdida de apoyo de los socialistas en el
occidente ha sido clara. Uno de los descalabros más sonados es el de Castropol,
donde Francisco Javier Vinjoy de «Castropol Avante» ganó las elecciones. Logró
cinco concejales frente a los tres del PSOE. Lo «anecdótico» del caso es que
Vinjoy había sido alcalde con el PSOE, que abandonó por el posicionamiento del
partido ante las primarias locales. Les salió el tiro por la culata.
En el resto de Asturias los socialistas
mantuvieron sus diputados, aunque no anduvieron sobrados. El candidato del PP obtuvo mejores resultados
de lo que algunos esperábamos. Los votos
que perdió Ciudadanos se inclinaron a su favor.
Escuchar al presidente Barbón culpar de la
pérdida del voto rural a la protección del lobo no resulta muy riguroso.
También podría haber mencionado lo que dijo en relación con los incendios
provocados… En fin, espero que de
puertas adentro hayan sido más precisos y no se sigan engañando.
A nivel nacional el varapalo a los
socialistas fue importante, pero no tanto en diferencia de votos como en
perdida de poder en autonomías y ayuntamientos. Aunque tampoco es de despreciar
la diferencia en votos. Según los medios de comunicación la diferencia entre el
PP y el PSOE es de 761000, a favor de los populares.
¿Pero cómo se ha llegado a esta situación?
Desde luego no es por una causa única. Desde la llegada del PSOE al gobierno
los ataques se han cebado en el presidente Sánchez. Es más fácil centrar todas
las críticas, bulos y mentiras en una persona que no en un proyecto. La derecha
extrema y la extrema derecha así lo han hecho. Han centrado sus reproches en
Pedro Sánchez, Pablo Iglesias, mientras estuvo en el gobierno, más tarde en
Ione Belarra e Irene Montero, sin dejar nunca de atacar a Pedro Sánchez. Han
llegado al extremo de inculcar odio en su comentarios, odio personal.
Desde las derechas se tachó de ilegítimo el
gobierno y de ahí en adelante todo lo que hemos visto. Ni en la etapa de Aznar
y el «Váyase, señor González», que fue muy dura, hemos visto algo igual. La
presencia de Vox en la escena política española ha supuesto un retroceso en
nuestra democracia. Han aflorado pasiones irracionales que algunos creíamos
desterradas.
Bulos y mentiras campan a sus anchas por las
redes sociales y se trasladan a medios de comunicación que se supone que
contrastan sus noticias. Los periódicos se han posicionado de forma clara, la
inmensa mayoría, al lado del PP. Solo hay que ojearlos cualquier día.
Hemos pasado por una epidemia terrible, un
frenazo de la economía y para acabar de liarla la invasión de Ucrania por parte
de Rusia. El gobierno de coalición ha destinado ingentes cantidades de dinero
para evitar que los más desprotegidos sufrieran las consecuencias de todos
estos desastres. Las empresas, autónomos, un montón de sectores productivos
recibieron ayudas descomunales.
Por
si esto no fuera suficiente ¡hasta entró en erupción un volcán en La Palma!
Todas esas ayudas parece que no han sido
valoradas por los ciudadanos, como tampoco se valoró que las pensiones tuvieran
una subida del 8,5 %. Muchos olvidaron las rebajas en los combustibles o la
electricidad. Todo ello sirvió para poco, primó el relato de las derechas.
Las derechas han creado los marcos, los
relatos, los discursos y sobre ellos los medios de comunicación y afines
elaboran las noticias. Tienen además el apoyo de las redes sociales y de los bots.
Para quienes no sepan que son los bot son programas informáticos que
realizan tareas repetitivas automatizadas. Están diseñados de tal forma que
parece que son personas quienes están detrás de los comentarios que vierten en
las redes, cuando sencillamente son máquinas. Esas máquinas se encargan de
repetir hasta la saciedad bulos y mentiras contra quien sea, en este caso el Gobierno,
Pedro Sánchez o quienes pretendan desprestigiar.
Todo esto es incuestionable, está demostrado,
otra cosa es que no se quiera aceptar. Los radicales del PP o los de Vox,
bueno, los de ese partido todos, lo negaran. No podrán negar que han
desenterrado a ETA o que han utilizado la barbaridad de Bildu para
responsabilizar a Sánchez.
Todos esos marcos elaborados por las derechas
no tienen contestación desde las izquierdas. Ante esos marcos, que apelan a los
sentimientos, no valen los fríos datos. Tienen que ser rebatidos también desde
unos sentimientos, deseos, aspiraciones que son diferentes a los de la derecha
y que persiguen el bien colectivo que incluye a todos los ciudadanos y no a grupos reducidos de individuos.
Pero en esta legislatura el Gobierno, los
socios del gobierno, han tenido mucha responsabilidades en el desencanto de los
ciudadanos. PSOE y Unidas Podemos se han peleado en público continuamente. Las
gentes de Podemos no han sido capaces de desprenderse del dogmatismo que
caracteriza a este tipo de partidos. Han querido, los dos partidos, marcar
territorio e intentar ponerse las medallas. No han sido capaces de funcionar
como un gobierno. Dio la sensación de que cada partido se encargaba de sus
áreas sin contar con la otra parte. La Ley solo el sí es sí es ejemplo
de descordinación y del empecinamiento
gubernamental. La denominada Ley
trans no solo creo problemas entre los socios, dentro del partido
socialista generó tensiones enormes que llevaron a la ministra Carmen Calvo a
salir del gobierno.
Los cambios que realizó Sánchez en su
gobierno no sirvieron para nada. Son ministros sin gancho, es más, creo que la
inmensa mayoría de los ciudadanos solo conocemos a unos pocos.
Tampoco le faltaron a Pedro Sánchez
respondones internos como los presidentes de Aragón, Javier Lambán, Castilla-La Mancha, Emiliano
García-Page o Extremadura, Guillermo Fernández Vara. Los tres han manifestado
serias discrepancias con Pedro Sánchez y las han repetido por todos los medios
de comunicación. ¿Cuando escuchamos a barones populares criticar a su jefe de
filas? Pues eso.
Que no parezca que Pedro Sánchez es el que
tiene menos responsabilidades, todo lo contrario, es el que más responsabilidades
tiene. La campaña de municipales y autonómicas se las pasó realizando anuncios
de esto y lo otro. Entró al trapo de la derecha y al juego de que esas
elecciones eran plebiscitarias. Las perdió. Se dejó arrastrar y se salió fatal.
El gobierno cometió demasiados errores,
infantiles, y las elecciones se ganan en España, no en la Unión Europea.
Visto el desastre electoral, Pedro Sánchez
convocó elecciones para el 23 de julio. No tenía más opciones. Será el momento
del posicionamiento ciudadano. Tendremos que apostar por un gobierno liderado
nuevamente por el PSOE, veremos con qué socios, y Pedro Sánchez u otro del PP y
Vox con Feijóo de presidente. No hay más. Uno u otro. Eso sí, los partidos a la
izquierda del PSOE ya se pueden espabilar. Puede que sea el último cartucho de
Podemos si no juega bien. Ellos verán.
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