7 oct 2022

Pelotazo en El Molinón


  El mundo del fútbol es mucho más que un deporte. Los palcos presidenciales están atiborrados de gerifaltes de la ciudad que hacen una pesada digestión de las opíparas comidas que se meten los días de partido. Es el momento para fumarse un descomunal puro - bueno, eso era antes - y realizar negocios.
  Mientras eso sigue pasando los socios del club de turno continúan desarrollando sentimientos afectivos con «su equipo».
  Antes se sabía quienes eran los propietarios, ahora también, pero los fondos de inversión han descubierto que en torno al fútbol hay un enorme negocio. En muchos casos es el vehículo, el fútbol, del que se sirven para introducirse corporaciones empresariales y empresarios en una ciudad o país. En estos casos se supone que traen un montón de dinero y se les abren las puertas de par en par. Tal es la expectación que levantan que los socios, una parte de ellos, llegan a creer que son la salvación de su equipo. No van a por grandes clubes que tienen directivas muy potentes económicamente, compran equipos que van mal, en todos los sentidos, y que ofrecen buenas expectativas de «crecimiento».
  Este es el caso del Sporting de Gijón. Un grupo mexicano, encabezado por Alejando Irarragorri, compró el 73 % de las acciones del club por unos 40 millones de euros. Llegaron con todo estudiado.
  La posibilidad de que la candidatura conjunta de España y Portugal acojan el Mundial de Fútbol del 2030, y Gijón sea una de las sedes, hacen que los terrenos de El Molinón sean una perita en dulce. Aún está por ver si esas expectativas se confirman.
  Los que vivimos el Mundial del 82 sabemos que ni para Gijón, ni para Asturias, supuso un cambio importante. Hoteles y restaurantes mejoraron sus beneficios anuales y ahí se acabó todo. Ahora esgrimirán los empleos que se van a crear durante la construcción. Cierto, pero hay demasiadas incógnitas en otras cuestiones.
  El proyecto que propone el grupo mexicano es la construcción de un nuevo estadio, dos grandes torres, una albergará un hotel, y un aparcamiento subterráneo con capacidad para 5000 vehículos. La inversión necesaria, en principio, es de 300 millones de euros. Una barbaridad de dinero.
  Lo que conocemos es por los medios de comunicación, regionales y nacionales. La campaña mediática ha sido impresionante. Ya son muchas las voces que se muestran entusiasmadas con el plan. Eso sí, el ayuntamiento de Gijón aún no conoce el proyecto.
  Ahí comienzan los problemas o las incertidumbres, al menos para mí. ¿Cómo se va a financiar? Hablan de que el consistorio gijonés aportaría una cantidad inferior al 3 %. Eso sí, su papel es imprescindible para realizar la modificación necesaria del Plan General de Ordenación Urbana y emitir las correspondientes licencias.
  Por otro lado, sí recibirán importantes fondos de la Federación Española de Fútbol así como del Gobierno español a través del Consejo Superior de Deportes. En caso de ser sede del mundial, la FIFA alquila los campos que forman parte de la candidatura por lo que también por ahí recibirían dinero. Está por ver quien es el ganador.
Eso es a lo que llaman colaboración público privada. Vamos, lo de siempre, las arcas públicas sueltan millones a negocios privados. Del reparto de los beneficios ya sabemos que tienen que ser para la parte privada que es la que «arriesga».
  Aún tengo más dudas y algunas cosas claras.
  El Molinón es un estadio público ¿lo seguirá siendo? Una certeza: el estacionamiento público y gratuito existente desaparecerá para convertir en uno de pago. ¿Acaso va a seguir siendo gratuito? Va a ser que no.
  Otra certeza. La construcción de un nuevo estadio lleva parejo, al menos en el proyecto inicial, la construcción de dos grandes torres, una de ellas albergará un hotel. Es decir, pase lo que pase con el campo siempre les quedarán las dos torres y quién sabe sí el aparcamiento.
  Permítanme que lo diga de forma clara: esto es un pelotazo, nunca mejor dicho, urbanística en toda regla.
  Hay voces, como la del director de Estrategia y Relaciones Internacionales de la Federación Española de Fútbol, Jorge Mowinckel, que se muestra encantado con el proyecto aún sin conocerlo. A esas voces se unen otras muchas, incluidas asturianas, es más, piden el apoyo de toda Asturias para unir fuerzas y lograr la sede de Gijón y, como no, ese descomunal proyecto.
  Por cierto, leí por algún lado que equiparan este pelotazo al impacto del Guggenheim en Bilbao. O no tienen ni idea o mienten. No solo fue el museo, se realizó una enorme inversión en la ciudad, a lo largo de varios años, que la cambiaron sustancialmente. En Gijón es otra cosa, un pelotazo en terreno público y lo demás cuento.
  La alcaldesa, Ana González, no va a decidir mucho sobre este asunto. Veremos lo que pasa.

  

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