Publicado en La Nueva España el 11 de febrero de 2015
El pasado 3 de febrero, La Nueva
España publicó una artículo titulado La
acumulación de leyes colapsa la Junta a siete plenos del final de la
legislatura. En él se mencionaba que
doce proyectos de ley estaban esperando finalizar su tramitación en la Junta
General del Principado.
Entre las enumeradas no se
encontraba la Ley de Bibliotecas Públicas de Asturias.
Una vez más, y ya no se cuantas
veces van, no saldrá esta ley adelante. ¿Motivos? Sólo los dioses lo saben.
Yo tengo que confesar que no me
creí que en esta ocasión sí se aprobaría. No fui el único. Entre el colectivo
de bibliotecarios asturianos se propagó, una vez más la incredulidad. Es cierto
que alguna, con toda su buena voluntad y esfuerzo, se pusieron a la faena de la
mano de la Consejería.
No fue posible. ¿Motivos? Ni los
dioses lo saben.
Seguiremos siendo, creo, la única
comunidad de España que no la tenga. Tampoco pasa nada, la verdad. Si hasta
ahora hemos vivido sin ella podemos seguir haciéndolo.
¿Es tan importante esa ley? Pues
miren, la verdad es que no tiene una gran trascendencia para los ciudadanos, en
principio.
Al final, una ley de bibliotecas
públicas no deja de ser un canto de amor
a lo que suponen estos servicios públicos en una democracia. Es una declaración
de respeto, una afirmación de la consideración que merecen las bibliotecas a
una sociedad. Es, ni más ni menos, una proclamación de la admiración hacia el
saber humano contenido en los libros y hacia la institución que acerca ese
conocimiento a toda la población.
¿Y todo eso sirve para algo? Pues
la verdad es que parece que no. Ya puestos, resulta hasta cursi decirlo. ¿O no?
Pero además, una ley de
bibliotecas públicas trae consigo un reglamento de funcionamiento y una dotación
presupuestaria. Este último punto creo que ya puede interesar al conjunto de
los ciudadanos.
En 2013, todavía no están
disponibles los datos del año pasado, las bibliotecas asturianas recibieron más
de tres millones de visitas y realizaron casi un millón seiscientos mil
préstamos. No está mal.
Esas cifras de usuarios se
merecen una atención. No hablamos de cifras exageradas, nada de eso.
Según la Consejería de Educación,
Cultura y Deporte en 2013 la inversión fue la siguiente:
Biblioteca Pública Asturias:
60.000 €
Biblioteca Pública Jovellanos: 30.000 €
Red de Bibliotecas: 155.000 €
Total: 245.000 euros
Con
estas cantidades pocos libros, discos o películas se pueden adquirir. De otros
materiales ni hablamos.
A
estas alturas, y tras tantos intentos fallidos,
somos muchos los bibliotecarios que no nos sentimos decepcionados. Entendemos
esto de la ley de bibliotecas asturianas como una tragedia griega en la cual
los dioses intervienen en la vida de los hombres y la manipulan y retuercen
para su divertimento.
Se
aproxima otra legislatura y ya verán como hay quien vuelve a prometerla. Pues
nada, bienvenida será.
La Ley de Bibliotecas de Asturias tampoco va de ésta by Santiago Pérez Fernández is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
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