14 may 2019

Salvar el mundo a los 101 años


¿Con 101 años qué se puede hacer? Lo que te de la gana, si me apuran hasta salvar el mundo. Ya será menos. Bueno, salvarlo sin que esa sea exactamente la intención. Pues buenas ganas hay que tener. Pues no, ninguna. Las cosas hay que tomarlas como vienen. Pues tampoco es eso. Con 101 años eso y todo.

Allan Karlsson, el famoso abuelo sueco, vuelve a las andadas en El abuelo que volvió para salvar el mundo. Jonas Jonasson no pudo resistir la tentación de contarnos su visión del mundo a través del centenario abuelo. Para que entendamos su sueco contó con la traducción de Enrique de Hériz.

Un cientounañero en Bali, con su amigo Julius, en un hotel de superlujo y forrados de dinero. Pues de esa situación casi idílica surgen mil y un dolores de cabeza para algunos de los mandamases mundiales, entre ellos los más ridículos y peligrosos. Con esta referencia ya se habrán imaginado a quien me refiero: Donald Trump, Vladímir Putin y Kim Jong-un. Aunque este último es más bien un bocazas terrible para los suyos. Cuentan con la colaboración especial de Angela Merkel, la más “normal”.
Todos ellos aparecen como secundarios imprescindibles por culpa de un poquito de uranio.

Desde Bali nos vamos a Corea del Norte, pasamos por Nueva York, Suecia y acabamos dando un paseo por África.

Además de ese problemilla del uranio, Karlsson y compañía (chica incluida) se las tendrán que ver con nazis. Nada de eso le quitará el sueño a nuestro abuelo que encontrará acomodo hasta en un ataúd.

El humor viene dado por los actos histriónicos de los personajes políticos.  Jonasson no tiene que hacer el esfuerzo de idear situaciones hilarantes, la lectura de periódicos le abastece de todo lo necesario.

De Kim Jong-un sabemos poco, pero lo suficiente para sonrojar a los guionistas de series absurdas. De Putin no es mucho más lo que sabemos, ya se las apañan para que sea así. Nos lo enseñan siempre en poses muy de macho alfa. Y de Trump…

Pues del presidente estadounidense sabemos, por ejemplo que “abrió la tapa del su portátil y entró en Twiter. Tres minutos después, había ridiculizado a un presentador de televisión, insultado a un jefe de Estado, amenazado a un miembro de su gobierno con el despido y declarado que el descenso de su porcentaje de apoyo popular era un invento de ponga-aquí-el-nombre-del-periódico-que-se-prefiera.” Oigan, que esto que narra Jonas Jonasson no se aparta un pelo de la realidad.

Otro ejemplo:

“La democracia muere en la oscuridad, publicó The Washington Post, y procedió a repasar todas las mentiras y manipulaciones del presidente Trump durante su primer año en la Casa Blanca. En interpretación libre, ese titular significaba algo parecido a “que la verdad salga a la luz”. Pero no sucedió nada parecido: hacia finales de año, el presidente promediaba 5,5 afirmaciones falsas cada día.”

No, el presidente naranjito no sale bien parado. Perdón, no puede salir bien parado ya que el mismo se mete en líos que nos explotan a todos. ¡Qué personaje más peligroso! Me río yo de esos que alaban su política económica. Recuerda mucho a la de Reagan, que ya sabemos cómo acabó: dejando a Estados Unidos bien jodido. Pues este Trump va a ser mucho peor.

Putin y sus injerencias en la política estadounidense y europea están muy presentes. No, este tampoco sale bien parado:

“Kim Jong-u contestó al segundo timbrazo.
-Buenos días- dijo el presidente Putin-, o buenas tardes si lo prefiere.
-Buenas tardes, Vladímir Vladimirovitch- dijo Kim Jong-un-, qué agradable sorpr…
-Cállese –dijo Putin-: de ahora en adelante va a hacer exactamente lo que yo le diga. En primer lugar, anunciará que su país de mierda piensa acudir a los Juegos Olímpicos de invierno en PyeongChang, después dirá…
Cuando estaba a punto de ordenarle que organizara una ofensiva de seducción a Estados Unidos, Kim Jong-un consideró que le correspondía interrumpir.
-Con todos los respetos, Vladímir Vladimirovitch, usted no puede decirme…
-Por supuesto que puedo –dijo Putin-, y es lo que estaba haciendo.”

Pues eso.

Y estos dos, Trump y Putin, son los hombres más poderosos del mundo. Pues vale.

Más o menos así es toda la novela. Jonasson se debió quedar bastante a gusto.

Y la internacionalización del procés va por buen camino: “y a todo esto había que sumar que, en España, Madrid parecía incapaz de meter en vereda a Cataluña (o Cataluña de meter en vereda a Madrid)…”

El abuelo Karlsson pone su granito de arena en este tema: “Parece que Merkel está a punto de ganar las elecciones en Alemania –dijo Allan, tras consultar su tableta negra-. Esto debería mantener a Europa unida un tiempecito, salvo que estalle una guerra civil en España: los catalanes están hartos de Madrid. Sé cómo se sienten, la última vez que pasó estuve allí”. Es lo que tiene vivir tantos años.

El abuelo que volvió para salvar el mundo recoge los últimos sucedidos en este mundo que desde luego no son para vanagloriarnos de ellos.

El libro, que seguro que tendrá muchos lectores, lo podrán encontrar en su biblioteca pública o librería preferida.

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Salvar el mundo a los 101 años by Santiago Pérez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.

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