8 may 2020

Desescalada desmadrada


  Se han lanzado a una carrera desenfrenada por abrirlo todo. No hay reflexión que valga, pesa más la economía que la vida. La prudencia, escasa de por sí, se ha abandonado. Ya están pensando en celebrar fiestas, abrir las playas y celebrar todo tipo de actos multitudinarios. ¿Tanto ha mejorado la situación?

  El Covid-19 sigue campando a sus anchas. El 15 de marzo, primer día del estado de alarma, hubo en España 152 fallecidos, hoy, 8 de abril, 229. Llevamos 26299 muertos contabilizados oficialmente.

  No parece que las condiciones hayan mejorado especialmente. Me podrán decir que los datos de contagios y muertes sí; que los porcentajes también y qué las UCI se encuentran más libres. Pues las circunstancias pueden variar, negativamente, en muy poco tiempo. Por ello, la templanza debería guiar las medidas que tomen los políticos. Para nuestra desgracia no es así.

  El último estado de alarma aprobado por el Congreso de los Diputados fue un ejemplo de cómo están las cosas. Cada uno fue a lo suyo. El gobierno de Sánchez va perdiendo apoyos. La crítica generalizada que se le hace es su falta de diálogo. Pues va a ser que algo, mucho o poco, de eso hay. Celebra ruedas de prensa los sábados y anuncia medidas, el domingo se reúne con los presidentes autonómicos. Eso está muy feo. No somos un país centralizado como Francia, el estado de las autonomías supone que hay que gobernar contando con ellas.

  La oposición tampoco muestra un talante muy dialogante. Entiendo que es el Gobierno quien tiene que dar el primer paso en todas las ocasiones para cohesionar y, sin embargo, algo parece que está fallando. Cada partido, cada presidente autonómico, barre para su casa y me parece bien, pero no en estas circunstancias. No hay soluciones parciales. Una bandera o una demarcación territorial no frenan al coronavirus.
  A la derecha y a la extrema derecha les pueden las gónadas. Ciudadanos no sabe por donde anda y los nacionalistas a lo de siempre.

  El gobierno del PSOE y de Unidas Podemos no tiene muy clara su posición de inestable debilidad. No se trata sólo de las concesiones que  hagan a los demás, son las formas, quieren su espacio público. La política tiene mucho de egos.

  Los muertos ya no pesan tanto. Los datos son fríos, adquieren su crudeza cuando nos afecta de forma directa, mientras eso no sucede vive la vie.

  Los argumentos para la desescalada son de lo más peregrino. Los políticos dan por sentada una “normalidad” que es irreal. ¿Están dispuestos a asumir un rebrote y muchos más muertos? ¡Qué más da! A los muertos les iba a importar un carajo.

  Se están precipitando. No hay garantías científicas y sanitarias para hacer una apertura total. Las presiones deben ser terribles, pero son por razones económicas. Díaz Ayuso, presidenta de Madrid, del PP, y Aguado, vicepresidente de Ciudadanos, están de acuerdo en poner por delante la economía. No se han escondido. Otros son más discretos pero van por la misma senda.

  Esa fiebre aperturista ha llegado a todos los rincones. Muchos alcaldes se están metiendo en camisas de once varas. Hay un ejemplo que por su cercanía me preocupa aún más.

  En Cangas del Narcea el Ayuntamiento anunció la solicitud al Gobierno asturiano del reconocimiento del carácter religioso, cultural o tradicional de las Fiestas del Carmen y la Magdalena. Esa petición la hacen “para poder tirar voladores de la manera tradicional” ya que con ese reconocimiento “se cumplirá con la legislación nacional, sin que se tenga que producir cambios a la hora de tirar voladores”.

  Los que conocemos las fiestas del Carmen sabemos la importancia que tienen para el concejo de Cangas y también que allí se desplazan miles de personas. Por cierto, cuando esto pase les recomiendo encarecidamente La Descarga.

  Al hacer pública esa demanda el ayuntamiento está generando una expectativa que puede resultar peligrosa, mortal. Que tenga previstas todas las opciones es lo qué procede, pero con la prudencia debida. Saben qué si hay Descarga la afluencia de público va a ser incontrolable.
  En estos momentos es una medida populista. ¿Acaso piensan que el coronavirus se iba a asustar con los voladores? El ayuntamiento cangués ha tomado una decisión para sortear la ley. 

  En el Suroccidente asturiano hemos tenido mucha suerte. El aislamiento y la dispersión de la población nos ayudaron y los contagios han sido mínimos. Sí las condiciones no mejoran de manera muy notable, sí además no mantenemos la distancia física necesaria y  si no utilizamos mascarillas lo podemos tener complicado cuando se permita la movilidad por toda Asturias. Sí cuando llegue el Carmen, San Roque en Tineo o el Avellano en Allande los contagios y muertes están en unos niveles muy elevados, esas fiestas pueden ser un foco de contagio muy importante. Nuestra seguridad ha venido del aislamiento sí lo rompemos de forma brusca… ¿Se imaginan un brote de contagios en esta comarca? Tenemos una población muy envejecida, las consecuencias pueden ser terribles. ¿Están dispuestos a correr ese riesgo? Las precipitaciones nos pueden conducir al desastre que hasta ahora hemos esquivado.

  Los ERTE sí tienen que ampliarse que se amplíen. Las ayudas tienen que llegar de manera urgente a los ciudadanos, pequeñas y medianas empresas y a los autónomos.

  Las desescaladas desmadradas nos pueden costar muy caras.

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