Estamos en mitad de los 90 del
siglo pasado. Johanna Morrigan, alías Dolly Wilde, busca Cómo ser famosa y Caitlin Moran nos lo cuenta. La traducción es de
Gemma Rovira.
La protagonista es la misma que
en Cómo se hace una chica, Dolly
Wilde. Ahora tiene diecinueve años y sigue escribiendo críticas musicales. Su
vida no ha cambiado. Asiste a conciertos, pilla enormes borracheras, habla por
los codos y de vez en cuando echa unos polvos bastante chungos. Ah, continúa
enamorada de John Kite, un músico al que ahora le va muy bien la vida.
La música y su entorno es el
mundillo en el que se desarrolla la novela. El Britpop está en pleno apogeo y aparecen un montonazo de grupos
musicales de los cuales no sabía ni que existieran. En fin. De esa época
conozco a Oasis, Blur y The Verve.
Para los que no conozcan al
personaje puedo decir que es un reflejo de Caitlin Moran. Personaje y autora
coinciden en varias cuestiones, Moran las reconoce en una nota inicial:
“Provengo, igual que Johanna, de una familia numerosa, crecí en una vivienda de
protección oficial de Wolverhampton e inicié mi carrera profesional como
periodista musical cuando todavía era una adolescente. Pero no soy Johanna”.
Dolly tiene unos padres
peculiares. Su madre “se había quedado un poco idiota después de tantos
embarazos” (página 14) y su padre “que siempre ha sido un bebedor habitual y
caótico, al recuperar sus hábitos adolescentes, ha subido un nivel: vuelve a
fumar marihuana” (página 23).
¡Qué le vamos a hacer! las familias
no se eligen.
Dolly es un personaje no diré que
atormentado, pero sí con cierto cacao mental. De eso también va el libro. Es
joven, quiere ser correspondida en el amor y quiere… no lo tiene muy claro. Quiere
a John Kite. Está enamorada hasta las trancas: “Si John no se pone las pilas
pronto, yo cumpliré veinte años y seguiré esperando que empiece mi vida
absolutamente perfecta y, para entonces, seré demasiado vieja” (página 215).
Caitlin Moran convierte la
provocación en una herramienta para transmitir mensajes. Es una novela con
carga feminista y aparentemente pocos prejuicios. El sexo, siempre agresivo
para los pacatos, tiene una presencia continua: “No me importa largarme y dejar
plantada una erección. Y he descubierto que esa clase de chicas enfurecen a los
hombres. Los ponen de muy mala leche” (página 52).
Sexo y conciencia de sí misma, de
su independencia, van de la mano.
Dolly se mueve en un mundo de
hombres. Los personajes femeninos se enfrentan con contundencia a ese ambiente
machista. Hacen piña para aunar esfuerzos. Los machos no salen bien parados, se
libran Zee y John Kite.
Aunque, repito, con formas más o
menos provocadoras al final no es para tanto. Dolly se emborracha pero no toma
drogas. Folla a tontas y locas pero está obsesionada con Kite. Deja a su
familia pero siempre está presente. Es tan ingenua, Dolly, que quiere cambiar a
John Kite con una carta. ¡Y lo consigue! Ven, en el fondo ni Dolly ni Caitlin
son tan duras y desdejadas cómo quieren aparentar.
Según avanza la novela se desprende
de su artillería, se vuelve un poco rosa y, sobre todo, más reflexiva. La
militancia feminista es constante.
Cómo se hace una chica me pareció más puñetera. En esta ocasión ya
sabía lo que me iba a encontrar y me resultó más reposada. De todas formas, lo
mejor que pueden hacer es leer esta novela, o las dos. A todas estas ¿triunfa
el amor? La respuesta la tienen en Cómo
ser famosa.
Dolly Wilde vuelve a la carga by Santiago Pérez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
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