19 dic 2020

  Mitos, chismes y varios en Las barbas del profeta

 

“No exagero al afirmar que la Historia Sagrada que estudié en el colegio fue la primera fuente de verdadera literatura a la que me vi expuesto”. Esta afirmación la hace Eduardo Mendoza en Las barbas del profeta, obra de 2017 ahora reeditada.
No es una novela, tampoco me atrevo a decir que es un ensayo.  En esta breve obra, 198 páginas, Mendoza rememora algunos de los episodios bíblicos que le llamaron la atención. El diluvio, la travesía del desierto, la torre de Babel, Salomón o el rey David, entre otros, son objeto de su análisis. No se hagan a la idea de un sesudo estudio. Eduardo Mendoza realiza una breve sinopsis del episodio de turno a la par que introduce sus comentarios, que además de lúcidos tienen la carga irónica y humorística que le caracteriza.
Para las generaciones de la posguerra la religión fue asignatura obligatoria y causa de haber recibido unas cuantas hostias por parte de curas y maestros. Las batallitas eran escogidas con una intención moralizante, además de por su atractivo para los tiernos infantes, con un claro objetivo: el adoctrinamiento en la estricta observancia de la obediencia, cristiana, por supuesto.
Eduardo Mendoza lee la Biblia con el ojo crítico del no creyente: “La Biblia es el compendio de mitos fundacionales más grande que existe” (pag. 16).
Hay una interpretación que me llamó la atención, la que se refiere a las prohibiciones que hacen las religiones de comer determinados alimentos, por ejemplo el cerdo. Mendoza entiende que con esas medidas pretenden diferenciarse de los otros, no es esa la interpretación que realiza el antropólogo Marvin Harris. Me quedo con la de Harris y les recomiendo sus ensayos.
Las barbas del profeta está muy lejos de La verdad sobre el caso Savolta, las entregas del detective anónimo, El asombroso viaje de Pomponio Flato… este es otra cosa. Como también lo son El rey recibe o El negociado del yin y el yang, en estos tres últimos libros no es el Eduardo Mendoza que tanto me gusta. Creo que son obras forzadas que no hacen justicia a su producción anterior.
Así y todo continuaré leyendo todo lo que publique, tiene mucho que aportar y es uno de mis escritores preferidos.

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