18 dic 2020

Una Navidad inolvidable

El personal tiene ganas de fiesta. La Navidad es una buena escusa para darse al desmadre, eso sí, pregonamos a los cuatro vientos que son fiestas familiares y entrañables.
Los adornos navideños desempolvados y colocados. Catados turrones, polvorones, peladillas y varios más. ¿Quién resiste la tentación? Vino, cava o su alternativa golosa y asturiana – sidra El Gaitero – y una buena remesa de alcohol de colores diversos están prestos para ser libados con fruición.
Los más previsores ya han comprado o encargado la cena de Nochebuena y la comida de Navidad. Los hay que incluso ya tienen en su poder el billete para desplazarse y reunirse con su familia.
Es lo que tiene la Navidad, se nos despierta el espíritu familiar y desbordamos afecto. Besamos y abrazamos más en esos días que en los del resto del año juntos.
La paga extra nos calienta el bolso y una fuerza telúrica o divina, vayan ustedes a saber, nos impulsa a realizar compras de manera compulsiva. Todo nos parece poco. ¿Qué está un poco más caro? No importa, es una vez al año. Sí los destinatarios de tal generosidad son niños entonces es el acabose. Abuelos y tíos de ambos bandos compiten en generosidad. ¡Cosas del amor!
Los encendidos de luces convocaron a miles de ciudadanos, en todas las ciudades, que las miraron embelesados. En esta ocasión los alcaldes no compitieron en desvergüenza pública para alardear sobre quién la tiene más larga.
Ya nos estamos relamiendo pensando en esos encuentros con viejos amigos, con los vinos que nos vamos a tomar juntos. ¡Qué ganas! Y cuando llegue la Nochevieja, ¡ay! la Nochevieja. Besos, abrazos, alcohol, besos, abrazos, alcohol… Ni que fuera a acabarse el mundo. Más besos, más abrazos, más alcohol. ¡Qué bonita es la amistad! ¿Y el amor? No digamos nada del sexo, ¿hay que hacerlo? pues se hace. La Nochevieja da para mucho.
Se respira las ganas de fiesta. Se siente. Se palpa. Pues sí. ¡Nunca hubo tantos motivos! Vamos a despedir uno de los peores años de la vida de los españoles y nos merecemos disfrutar. ¡Claro que sí!
En recuerdo de los más de cuarenta y ocho mil muertos, cifra oficial, por la COVID-19, divirtámonos. Disfrutemos por todos los hospitalizados ya que ellos no pueden.
No olvidemos que estaremos contribuyendo a sanear la economía, empezando por la de los bares y locales de ocio.
¡Ven! tenemos muchos motivos para sentir estas Navidades como las más especiales que hayamos vivido. Las recordaremos siempre. En enero llegarán las rebajas y las bajas.
Felices Fiestas, celébrenlas cómo si fueran las últimas, quién sabe sí lo serán.

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