26 ago 2024

Una visión de España



 

  
La Historia se nutre en gran medida de fuentes escritas, no son las únicas, desde luego. No podemos olvidar que esas fuentes son manipuladas por los vencedores de guerras, los poderosos y gobernantes de turno, motivo por el cual es fundamental contrastarlas siempre.
  Hay quienes dudan de que la Historia sea una ciencia ya que cualquier nuevo descubrimiento o interpretación puede modificar lo dicho hasta ese momento, pero ¿eso mismo no ocurre con todas las ciencias?
  En el caso de la Historia Contemporánea son más complicados los análisis dada la cercanía de los acontecimientos que se estudian. El rigor de los historiadores debe ser en este caso, si cabe, aún más necesario. Tienen a su favor la variedad y cantidad de fuentes primarias que están al alcance de los estudiosos.  La Historia Contemporánea se considera, de forma general, que va desde la mitad del siglo XVIII o desde la Revolución Francesa (1789) hasta nuestros días. Más adelante esa división tendrá que ser revisada.
  Esta escueta introducción viene a cuento del libro España, de Michael Reid, traducido por Albino Santos Mosquera. El autor es periodista y fue columnista y redactor del The Economist, también de la revista entre 2016 y 2021. El libro tiene 455 páginas y al final hay notas, bibliografía e índice analítico y onomástico. El autor se centra en nuestra historia más reciente.
  No es historiador y, ya se lo adelanto, se le nota. Es su visión particular de los acontecimientos  de las últimas décadas. Hace un acercamiento a la etapa franquista para centrarse en algunos aspectos de nuestra política. Así hace un repaso de la presidencia de Pedro Sánchez, que aunque inconclusa valora. Habla de los nacionalismos vasco y gallego, y como no, del catalán y del procés al que dedica bastantes páginas. Toca también la economía, la pandemia y como afectó a España, el catolicismo, la inmigración, los toros, la Justicia, Podemos, no le cae muy bien este partido, o la imperturbable resistencia de Pedro Sánchez, como el autor lo denomina. Tiene fijación con Sánchez y el catalanismo. Toca la separación «infranqueable», son sus palabras, entre izquierda y derecha así como el federalismo.
  Como ven un variado y amplio repertorio de cuestiones de «rabiosa actualidad», frase recurrente y manida.
  El libro me llamó la atención porque en la cubierta hay una frase de Antonio Muñoz Molina que me hizo ojearlo. La frase es la siguiente: «El libro mejor y más completo que he leído sobre la España de hoy». Pensé que merecería la pena leerlo, bueno, siempre merece la pena leer. Pues bien, en absoluto estoy de acuerdo con Muñoz Molina.
  Michael Reid opina una y otra vez, lo cual está bien, pero eso significa, en mi caso, poner en reserva muchas de las opiniones del autor, y otras sencillamente las rechazo.
  Reid dice que pretende responder a unas preguntas que él considera claves al tiempo que pretende valorar lo que se parece España a otras democracias europeas occidentales «pero también en qué su historia, su geografía, sus costumbre y sus ideas la han hecho distintas» (pág 29). Creo que estas afirmaciones son suficientes argumentos para exigirle más de lo que nos ha ofrecido, al menos para mí.
  Perdonen que insista, España de Michael Reid no es un libro de Historia. Se trata de un ensayo, lo que supone subjetividad para valorar un tema determinado por medio de sus argumentos, o lo que es lo mismo, repasa acontecimientos recientes de nuestra historia basándose en una bibliografía que él interpreta y argumenta según su ideología.
  Soy consciente que estoy dando mi opinión sobre este libro y discrepo de sus argumentos en base a mi conocimiento de la Historia, mi ideología así como mis vivencias.
  Probablemente sin la frase de Muñoz Molina en la cubierta no lo habría leído. Me hice una idea equivocada, culpa mía, sin duda. Soy consciente de que estoy dando mis opiniones sobre unas opiniones, de eso se trata. Ustedes también lo pueden hacer sí lo leen. Háganlo, pero para tener más elementos de juicio es conveniente leer libros escritos por historiadores solventes, que hay mucho pseudo historiadores que viven de la manipulación.

 

 

 

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