La jubilación es una bendición o un
castigo, va en función del grado de masoquismo de cada uno. Es una broma, no se
solivianten. Hay personas que han trabajado toda su vida y cuando llega la hora
de dejarlo no saben que hacer con ella. A esto se une que aquellos que además
de ser sus compañeros creían que eran sus amigos dejan de llamarles y cuando se
ven no saben que decirse. Cosas de la vida. Para otros, en cambio, es una
liberación y no porque no les guste su trabajo, sencillamente es que están cansados
tras muchos años de compromiso con la empresa. Hay otro componente que conduce
a la fatiga, sobre todo en las administraciones, y es la opinión generalizada
entre los más veteranos, que entre las nuevas incorporaciones hay poco o nada
de servicio de lo público. No se alboroten, en las administraciones hay muchos
trabajadores que cumplen con su trabajo, otra cosa bien distinta es que la
burocracia ralentice los trabajos administrativos, luego están esos
«trabajadores» que no cumplen o que sencillamente son unos ineptos o unos vagos
redomados, que también los hay, pero por favor, no generalicen.
Entre los pensionistas también hay clases.
Por un lado, están aquellos que a los cuarenta y pocos años ya estaban
jubilados, me refiero especialmente a los mineros. Es cierto que su trabajo era
peligroso, muchos otros también lo son y no han tenido la «suerte» que ellos.
Esas condiciones tan beneficiosas fueron fruto de las «negociaciones» entre
Villa, dirigente sindical del SOMA-UGT y el ministro Solchaga. Lo pagamos muy
caro, y me refiero al resto de los ciudadanos que no fuimos mineros. Este es
otro melón que no voy a abrir, no por temor alguno, es que hoy no toca. No me
olvido de la siderurgia.
Tras los mineros otros sectores como la
banca, empresas energéticas, etc. iniciaron el proceso de prejubilaciones que
solo tenía, y tiene, un objetivo, mejorar los beneficios empresariales ya que
se ahorran dinero en antigüedad y las nuevas contrataciones que hacen son con
salarios más bajos. Eso de la modernización y argumentos varios son disculpas
vanas.
¿Todo esto a qué viene? Muy sencillo, cada
poco leo en medios de comunicación, diversos y de tendencias distintas,
noticias hablando de las pensiones o la cuantía que cobran los pensionistas y
su número. Algunas «informaciones» tienen el claro objetivo de enfrentar al
colectivo de los jubilados con otros, de forma más recurrente con los jóvenes.
Fomentan un enfrentamiento intergeneracional.
La última noticia que leí era una declaración
de intenciones, el título era: ¿Cuántos pensionistas asturianos cobran más
de 3.000 euros brutos al mes? La región está segunda en el ranking nacional.
Nos cuentan que tenemos por delante al País Vasco. Leyendo la noticia al
completo, y no quedándose con el titular, la cuestión cambia.
Como saben a ese dinero hay que
aplicarles los descuentos, por lo que esa pensión neta anda alrededor de los 2
400 euros, más o menos. No podemos olvidarnos que esa pensión va en función de
las cotizaciones realizadas por el trabajador. Nadie les regala nada.
Vamos un poco más allá, y es información
proporcionada por la propia noticia, publicada en La Nueva España
el pasado 24 de junio, quienes cobran esa cantidad es el 12,06 % de los
pensionistas asturianos. La cosa sigue menguando. En Asturias, en mayo pasado,
se cobraron 301 540 pensiones, de las cuales 22 821 cobraron entre 850 y 900
euros. Vaya, estas cantidades no son para tirar voladores. Y siguiendo con la
información, la pensión media en Asturias, en mayo, fue de 1603,82 euros brutos, repito, brutos. Ya
no es tan bonito como al principio ¿verdad? Saben que hay que aplicar los
descuentos.
¿Hay muchos pensionistas en Asturias? Les
respondo con otra pregunta ¿tenemos nosotros la culpa?
Hace un par de días la Cadena Ser también
dedicó su tiempo con sus analistas políticos al tema de las pensiones. No fue
el único medio. Me da la sensación que el tema va por oleadas ya que tanta
coincidencia es sospechosa cuando menos.
Por las tentaciones en las que puede caer
alguno, repito que no intenten enfrentarnos a los jóvenes, los pensionistas no
tenemos la culpa de sus problemas. No quieran liarla. Bueno, ya está liada hace
tiempo. Hay quienes piden que se rebajen las pensiones para así facilitar el
acceso al trabajo a los más jóvenes. No tienen ni idea de lo que dicen. No
tiene nada que ver, absolutamente nada. Quienes manifiestan tamaña barbaridad
no se han enterado como funciona este telar de la vida, máxime en una democracia,
en una dictadura todo es más fácil, callas, obedeces o te dan hostias.
En la actualidad los pensionistas son un
elemento fundamental de la economía. En los momentos de crisis han sostenido a las familias, y me refiero a
hijos y nietos, cuando fue necesario. Lo siguen haciendo. Hacen funciones de
canguro o de cuidadores lo que supone un ahorro muy importante para los hijos.
¿Y qué me dicen del turismo, tanto nacional como internacional? Hace años que
vienen funcionando los viajes del Imserso desde la temporada 1985/86. Aunque
tuvieron una finalidad social, no lo niego, fue sobre todo económica. El
turismo en aquellos años era estacional, circunscrito a la etapa veraniega, y
el resto del año la mayoría de los hoteles cerraban sus puertas, con esta
medida se les inyectó mucho dinero al tiempo que reducía el paro. Con el paso de
los años las personas mayores les han cogido gustillo a eso de viajar y ahora
lo hacen por su cuenta, no solo por España, sólo hay que viajar un poco para
comprobarlo. Este fenómeno no es unicamente español, el resto de los europeos
comenzaron mucho antes y eso va unido a la mejora económica del país y de los
ingresos familiares mediante pensiones más dignas. Por un momento piensen que
pasaría sí los jubilados no viajásemos. Habría una crisis económica muy severa.
Así que cuidadín con pedir rebajas de pensiones o gilipolleces similares.
Imagino que todo el mundo sabe que son las
pensiones y para qué sirven. Pues es bien sencillo, e importantísimo, son un
seguro social. No debemos pensar solo en las pensiones de jubilación, también
debemos acordarnos de las prestaciones sociales por accidentes de trabajo,
discapacidad y un largo etcétera. Todas ellas tienen como objetivo no dejar a
ningún ciudadano desamparado ante las adversidades de la vida.
En España, en otros países hay otras
modalidades, son los trabajadores en activo los que financian el pago de las
prestaciones y pensiones. Y eso somete al sistema a tensiones, bien producidas
por crisis económicas, pandemias como la COVID-19 u otras causas. Hay quienes
afirman que para evitar esos riesgos lo mejor es que estas prestaciones estén
dentro de los Presupuestos Generales del Estado. En este punto los economistas
más conservadores dicen que se corre el riesgo de politizar las prestaciones y
pensiones y que no es bueno. ¡Como si ahora no lo estuviesen!
Miren, cuando M. Rajoy llegó a la presidencia
del Gobierno había en el Fondo de Reserva 66 815 millones de euros, pues bien,
M. Rajoy y su gobierno del PP se pulieron el 87,88 % de ese fondo. Creo que no
se deben olvidar estas cuestiones ya que el PP siempre presume de buena gestión
económica. Va a ser que no.
Hay quienes proponen medidas como la de
calcular la pensión en función de las aportaciones individuales y del beneficio
obtenido de las mismas a lo largo de la vida laboral. Sin duda este sistema
rebajaría la cuantía de las pensiones a la vez que sería muy injusto puesto que
a lo largo de la vida laboral pueden suceder muchas cosas a un trabajador y no
por ello hay que dejarles morir de hambre a su jubilación. Los cálculos
estrictos no son justos en una sociedad desarrollada.
Una medida más popular, que no quiere decir
aceptada, es la que denominan «mochila austriaca» que consiste en que el
empresario aporta un porcentaje del salario bruto del trabajador a un fondo
individual, gestionado por un fondo de inversión, desde luego, en el que el
trabajador va acumulando dinero para utilizar en caso de despido, como
complemento a la jubilación… Desde luego los más beneficiados son nuevamente
los bancos. El riesgo que se corre es que la cobertura por desempleo
desaparezca, las tentaciones de que así sea iban a ser muy grandes y supondría
que el despido podría salirle a coste cero a los empresarios. Por otro lado, al
ir esas aportaciones a fondos de inversión se corre el riesgo de perder parte o
incluso todas las inversiones en caso de unas malas inversiones o cualquiera de
los riesgos que corren todas las inversiones financieras. ¿Quién se haría
responsable de esas posibles pérdidas?
A pesar de que pueda parecer un chollo ser
pensionista no es oro todo lo que reluce. Entre este sector de población hay
muchas personas que se encuentran en riesgo de pobreza y/o exclusión social. No
nos engañemos, en 2024, según la EAPN (European Anti-Poverty Network) que es
una Plataforma Europea de Entidades Sociales que luchan contra la pobreza y
exclusión social, dice que ese riesgo de
pobreza y exclusión social alcanza al 25,8
% de la población residente en España, a pesar que esa cifra se está reduciendo.
Hoy los pensionistas son un pilar fundamental
de la sociedad, tanto a nivel económico como social. Ah, por cierto, todos,
incluidos los bocazas que sueltan barbaridades, van a acabar en ese gremio, ya
veremos lo que dicen cuando les toque, y no me refiero a los que están
forrados, si no a quienes son trabajadores por cuenta ajena y despotrican
contra los pensionistas. En fin, de todo hay en este mundo en el que la
estupidez se expande de forma alarmante.
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