Una
chica con pistola de Amy Stewart es, como nos cuenta la propia autora, una obra
de ficción histórica basada en hechos reales y en gente de carne y hueso.
La
novela surge a partir de un artículo periodístico, de 1914, en el que se
narraba el choque entre un automóvil y una calesa en la que viajaban las
hermanas Kopp. De ese accidente emana el
argumento protagonizado por las tres hermanas – mejor dicho, dos hermanas y una
chica -. La protagonista absoluta será Constance Kopp.
Constance
es la más inteligente, la más atrevida y la que cuenta con un pasado que en esa
época podríamos definir como turbio. Nada se le pone por delante.
Frente
a Constance – que ejerce de narradora – Henry Kaufman, propietario de una
empresa especializada en el teñido de sedas y mafioso. Aunque ambos aspectos,
empresario y mafioso, iban muy unidos en aquellos años de desarrollismo salvaje
en EEUU.
¿Habrán
cambiado mucho las cosas? Me viene a la cabeza Trump. Empresario peligroso y
ahora armado hasta los dientes.
Explotación
laboral, huelgas y represalias, mujeres solteras y orfanatos, policías y
Justicia nada fiables – el sheriff Heath sí – y atisbos de emancipación
femenina se entremezclan para trabar una novela feminista policíaca social –
uff – pero sin acritud, cómo diría aquel.
329
páginas entretenidas. Sin más. Le falta chispa. Tuve la sensación de que
necesita algo. Más gancho, más tensión.
Amy
Stewart, como curiosidad, es copropietaria de una tienda de libros antiguos y
su afición son las plantas venenosas. Según nos cuenta la Wikipedia su jardín
de plantas venenosas está considerado como uno de los dieciocho jardines más
extraños del mundo.
Pues
vale.
Ya
saben, para salir de dudas nada como leer el libro. Disponible en bibliotecas
públicas y librerías.
Está
claro, a menor estimulación –literaria, para los mal pensados – menor
comentario.
Pues
eso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario