Las
primarias y el congreso federal socialista están despachados. Todavía quedan
refriegas en las federaciones y agrupaciones locales. ¿Hay paz? Ni hablar. Desde
hace mucho tiempo el partido socialista anda a la gresca interna, esa que
destroza, y en ella sigue.
Malos
resultados electorales, cuadros y cargos públicos amortizados, gestores
socialistas que dejaron las arcas públicas empufadas hasta las trancas,
derechización, descontrol ideológico, falta de un líder respetado por todos,
intromisiones de viejas glorias, defenestración - a las bravas - del secretario
general… Cuando se llega a esa situación los ánimos se encrespan, los egos florecen
y el sálvese quien pueda es la prioridad.
Tras
el descoyuntamiento de Pedro Sánchez los militantes han pasado factura a unos
cargos apoltronados y alejados de las bases. No ha sido la primera vez.
La
verdad es que creí que los “golpistas”, en terminología de los “sanchistas”, lo
tenían atado. Tras las experiencias previas – con Borrel y Almunia - y el
tiempo que se tomó la gestora y Susana Díaz, pensé que habían contado y recontado los
votos. Pues no. Me equivoqué. Ahora entiendo lo que les pasa. Se lo tenían tan creído
que los arrollaron. Si están despistados con su militancia qué no les
pasará con los ciudadanos.
En
las primarias se dieron con ganas. Sólo hay que ver las lindezas que se dijeron
en las redes sociales. En algunos casos los “susanistas” utilizaron viejos y
conocidos métodos de desprestigio, incluso metemiedos.
Los “sanchistas” no se quedaron cortos y su apelación a la rabia y las tripas
tuvo mejor acogida que la apelación al pasado. La fotografía de Susana Díaz con
los diplodocus socialistas le hizo mucho daño.
Por
cierto, no me gustaba ninguno de los candidatos en liza.
Una
sin gancho alguno fuera de su tierra, en ella perdiendo cancha, y el otro
funcionando a golpe de encuesta y adaptándose a la última que escuchaba. Díaz
apostando por recuperar un pasado que no viene a cuento a esta altura del
partido. Lo hecho, hecho está. Sánchez fue de David y le salió bien. Una vez
más el carácter ácrata asomó en el PSOE.
Pedro
Sánchez se ha reconvertido en izquierdista en cuatro días. Desde posturas
liberales se ha escorado hacia planteamientos cercanos a Izquierda Socialista.
¿Es sincero su viraje? El tiempo lo dirá.
Me
imagino que la imagen de Jeremy Corbyn tuvo algo que ver. Aún recuerdo a
Zapatero y su emulación de Tony Blair. No sé yo.
Cuando
terminen el proceso de elección de cargos comprobaremos si se producen cambios
importantes a todos los niveles. Los que puedan quedar fuera, los “susanistas”,
esperarán a los resultados electorales de municipales, autonómicas y generales.
Si sale bien Sánchez continuará en relativa paz, en caso contrario se producirá
una batalla despiadada y las bajas serán muchas, tantas que el PSOE podrá
llegar al borde de la ruptura.
Se
están jugando muchos garbanzos, algunas vidas muy regaladas y bien pagadas.
Para muchos ciudadanos es mucho más que eso.
El
PSOE ha sido un referente y el artífice de los grandes cambios en el país, con
muchas luces y dolorosas sombras. El apoyo ciudadano a lo largo de los años no
se merece el espectáculo bochorno que nos han deparado.
Actualicen
el programa. Ilusionen. Demuestren que lo público y los ciudadanos les
importamos. Despréndanse de los lastres: corruptos, malos gestores de lo
público, mentirosos… y tal vez consigan recuperarse.
Tienen
mucho que demostrar. Hoy no tienen crédito, están peor que el Banco Popular.
¿Calma chicha en el PSOE? by Santiago Pérez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
No hay comentarios:
Publicar un comentario