10 ene 2018

Puigdemont y Rovira mentecatos los dos


Lo intento. Les juro que lo intento. Quiero empatizar – ahora hay que sentir empatía por todo – con los nacionalistas catalanes. Mis referentes son las caras más visibles: Artur Mas, Oriol Junqueras, Carles Puigdemont y Marta Rovira. ¿Pujol? ¿Qué o quién es Pujol? Descarto a Mas que tiró la toalla. Junqueras entró en vena mística y me da un poco de apuro hablar de él. Me quedan Puigdemont y Rovira.

Lo intento. Les juro que lo intento. No soy capaz, los tengo atragantados. Me podrán achacar que mi opinión es subjetiva. Pues tienen toda la razón. Es muy personal. No los aguanto.

Escucho sus lastimeras declaraciones y me provocan dolor de estómago. Su fingido buenismo tiene como objetivo mantener firmes las adhesiones entre sus fieles, a mí me repatea.

Puigdemont y Rovira no razonan, apelan a las tripas. Carles se sirve de una aparente firmeza para mantenerse en sus trece. Pues ya le vale. Primero fue nombrado a dedo, luego no ganó las elecciones. Pero eso sí, se cree ungido por los dioses para liderar el “procés” que convertirá a Cataluña en Shangri-La. Marta, por su parte, cada vez que habla se le empañan los ojos, pone voz temblorosa, cargada de unas emociones que no sé quien la podrá creer.

Les une su amor a Cataluña, les separa todo lo demás. Eso dicen ellos. Uno de derechas, la otra de izquierdas.

Puigdemont fija su mirada en el infinito y se ve en el balcón de la Generalitat aclamado como un general romano victorioso. Rovira tal vez piense en un encuentro discreto con Junqueras, en un rincón de una iglesia, desde donde labrarán el futuro de su país.

Estos dos patriotas están negociando el devenir de los Països Catalans.

Carles ha propuesto a Marta, según nos cuentan, una investidura a través de una videoconferencia o con un discurso leído por otra persona. ¿De verdad quieren que sienta alguna simpatía por ellos? Ya sé que me dirán que el estado opresor español no les permite otra alternativa. ¡Anda ya!

Después de las que han liado no sé cómo se atreven a hablar de democracia. Solo hay que ver lo que hicieron en el parlamento catalán.

Ya no se trata de ser nacionalista o no, se trata de tener vergüenza democrática y Puigdemont y Rovira, Rovira y Puigdemont hace mucho que la han perdido.

A Carles Puigdemont le importan un pito los resultados electorales, los de ahora y los anteriores. Carles Puigdemont, y compañía, han dado por bueno algo que quería ser referéndum y que fue una verdadera chapuza democrática. Se ha comportado como un dictadorzuelo más. ¡¡Está dispuesto a dirigir Cataluña desde Bélgica!!

Las disensiones dentro del PDeCAT cada día son más evidentes y ahí están los abandonos. Sus relaciones con Esquerra Republica de Catalunya van de mal en peor. Las reculadas han sido para troncharse de risa. Joder, si es que aún no saben si declararon la república o no. ¡Cómo voy a empatizar con esta gente! 

No se me olvida que de los primeros recortes sociales en España, cuando llegó la última crisis, fueron los realizados en Cataluña. ¿Se acuerdan quién gobernaba?

Llevo tanto tiempo sin escuchar a Carles o a Marta hablar de las necesidades de los ciudadanos que viven en Cataluña que me resulta irritante. Hablan de Cataluña, no de los catalanes. Cataluña es una abstracción, lo concreto son los ciudadanos.

Señor Puigdemont, señora Rovira, ustedes  no  me parecen ni serios ni demócratas.

Hoy no toca hablar de los “españolistas”.

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