Lo
intento. Les juro que lo intento. Quiero empatizar – ahora hay que sentir
empatía por todo – con los nacionalistas catalanes. Mis referentes son las
caras más visibles: Artur Mas, Oriol Junqueras, Carles Puigdemont y Marta
Rovira. ¿Pujol? ¿Qué o quién es Pujol? Descarto a Mas que tiró la toalla.
Junqueras entró en vena mística y me da un poco de apuro hablar de él. Me quedan Puigdemont y Rovira.
Lo
intento. Les juro que lo intento. No soy capaz, los tengo atragantados. Me
podrán achacar que mi opinión es subjetiva. Pues tienen toda la razón. Es muy
personal. No los aguanto.
Escucho
sus lastimeras declaraciones y me provocan dolor de estómago. Su fingido
buenismo tiene como objetivo mantener firmes las adhesiones entre sus fieles, a
mí me repatea.
Puigdemont
y Rovira no razonan, apelan a las tripas. Carles se sirve de una aparente
firmeza para mantenerse en sus trece. Pues ya le vale. Primero fue nombrado a
dedo, luego no ganó las elecciones. Pero eso sí, se cree ungido por los dioses
para liderar el “procés” que convertirá a Cataluña en Shangri-La. Marta, por su
parte, cada vez que habla se le empañan los ojos, pone voz temblorosa, cargada
de unas emociones que no sé quien la podrá creer.
Les
une su amor a Cataluña, les separa todo lo demás. Eso dicen ellos. Uno de
derechas, la otra de izquierdas.
Puigdemont
fija su mirada en el infinito y se ve en el balcón de la Generalitat aclamado
como un general romano victorioso. Rovira tal vez piense en un encuentro
discreto con Junqueras, en un rincón de una iglesia, desde donde labrarán el
futuro de su país.
Estos
dos patriotas están negociando el devenir de los Països Catalans.
Carles ha propuesto a Marta, según
nos cuentan, una investidura a través de una videoconferencia o con un discurso
leído por otra persona. ¿De verdad quieren que sienta alguna simpatía por
ellos? Ya sé que me dirán que el estado opresor español no les permite otra
alternativa. ¡Anda ya!
Después de las que han liado no sé
cómo se atreven a hablar de democracia. Solo hay que ver lo que hicieron en el
parlamento catalán.
Ya no se trata de ser nacionalista
o no, se trata de tener vergüenza democrática y Puigdemont y Rovira, Rovira y
Puigdemont hace mucho que la han perdido.
A Carles Puigdemont le importan un
pito los resultados electorales, los de ahora y los anteriores. Carles
Puigdemont, y compañía, han dado por bueno algo que quería ser referéndum y que
fue una verdadera chapuza democrática. Se ha comportado como un dictadorzuelo
más. ¡¡Está dispuesto a dirigir Cataluña desde Bélgica!!
Las disensiones dentro del PDeCAT
cada día son más evidentes y ahí están los abandonos. Sus relaciones con Esquerra Republica de Catalunya van de mal en peor. Las reculadas han sido
para troncharse de risa. Joder, si es que aún no saben si declararon la
república o no. ¡Cómo voy a empatizar con esta gente!
No se me olvida que de los primeros
recortes sociales en España, cuando llegó la última crisis, fueron los
realizados en Cataluña. ¿Se acuerdan quién gobernaba?
Llevo tanto tiempo sin escuchar a
Carles o a Marta hablar de las necesidades de los ciudadanos que viven en
Cataluña que me resulta irritante. Hablan de Cataluña, no de los catalanes.
Cataluña es una abstracción, lo concreto son los ciudadanos.
Señor Puigdemont, señora Rovira,
ustedes no me parecen ni serios ni demócratas.
Hoy no toca hablar de los
“españolistas”.
Puigdemont y Rovira mentecatos los dos by Santiago Pérez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
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