Publicado en La Nueva España el 19 de junio de 2018
El comedor está hasta arriba. No
caben más comensales. Doscientas cincuenta personas van a dar cuenta de un menú
que consistirá en unas entradas a base de embutidos, fritos – ya saben:
calamares, pollo, croquetas…- luego pasarán a la sopa y tras ella vendrá el
lechazo. No puede faltar el postre y podrán optar entre tarta de avellana con
helado, macedonia o tarta de queso y quien sabe sí alguna cosa más. El broche
final lo pondrán el café y el chupito.
No se trata de una boda ni de una
comunión multitudinaria. Nada de eso. Los ha reunido la Asociación Cultural
Amigos de la Escuela de Eiros. La mayoría son jubilados, aunque no solo.
Esta asociación nació en 2011 en
el pueblo tinetense de Eiros, situado en el límite con el concejo de Allande,
que cuenta con catorce vecinos, según me informan. La idea partió de la que es
su presidenta, Elena Llano Muiña. Según sus palabras la asociación nació con la
intención de realizar actividades y excursiones que reuniesen a los vecinos.
Iniciaron su andadura con
cuarenta socios, hoy han superado los 350. La mayoría de los asociados son del
concejo de Tineo, les siguen los de Pola de Allande pero también los hay de
Cangas del Narcea y de Salas.
Además de Elena, la presidenta,
hablo con Gil Barrero Cuervo, secretario, y con Lidia Rodríguez Llano, vocal.
No son los únicos miembros de la ejecutiva, les acompañan Víctor Manuel
Rodríguez Suárez, tesorero, Aurora Martínez Mayo, vocal, y Placeres Rodríguez
Valdés, vocal. Casi podríamos llamarles los siete magníficos. No es para menos.
Elena, Gil y Lidia manifiestan
que “ni en nuestros mejores sueños esperábamos llegar a dónde llegamos”. No me
extraña.
Les cuento. Los socios pagan una
cuota anual de 15 euros. Se financian, además, con rifas, la venta de labores y
manualidades realizadas por los socios. Las fiestas navideñas son un buen
momento para obtener unos ingresos extras y no falta la lotería de Navidad. En
esas fechas sortean una cesta que se nutre de las aportaciones de comerciantes y
de los diez euros que ponen cada uno de los miembros de la ejecutiva para
adquirir productos. Subvenciones no reciben, bueno, una sí, municipal pero tan
reducida que es como no tenerla, según pude averiguar. Con el dinero que
recaudan de todo ello ofrecen a sus socios dos comidas gratis. A lo largo del
año celebran otras dos más en las cuales los comensales abonan el menú.
Realizan dos excursiones, una en
el mes de abril y la otra en septiembre. Los precios son muy asequibles ya que
desde la ejecutiva se esfuerzan en obtener la mejor relación calidad-precio. Y
lo consiguen. En todos estos años no han recibido una sola queja. Los socios
afirman que la organización es muy buena y que no se deja nada a la
improvisación. Del importe de esos viajes una pequeña cantidad, unos cinco
euros, se destina a sufragar los gastos de las comidas de hermandad y otras
actividades. Han estado en Italia, Portugal, Andorra, Sevilla, Barcelona,
Madrid, Bilbao… A esas excursiones desplazan dos autocares, unas cien personas.
Estos viajes son los únicos que
algunas personas hacen en el año. Hubo quien realizó con esta asociación su
primer viaje al extranjero o se alojó en un hotel. Ahora repiten, por algo
será.
No todo es viajar. En la sede
social, la antigua escuela de Eiros, celebran también actividades y talleres de
todo tipo.
La filosofía de Asociación de
Eiros, así se la conoce, es muy clara y la deja patente su presidenta: “el
dinero es de los socios y se gasta con los socios”. Desde el primer momento,
continúa explicando Elena, en la ejecutiva “teníamos muy claro que había que
tratar a los socios como nos gustase que nos tratasen a nosotros”. A la vista
de los resultados, y las opiniones escuchadas, lo han conseguido.
La asociación, con motivo del día
socio, realiza homenajes o bien a una persona física o a un colectivo. Así ya
lo han recibido ganaderos, mineros o bomberos.
Las cuentas y las actividades son
recogidas en una memoria anual que realiza Gil Barrero, el secretario. Todo
claro y transparente.
Las comidas las celebran en el
Restaurante Lozano, de Pola de Allande, el único que tiene capacidad para
acoger a tantas personas. Quisieran repartirlas con Tineo, de donde son la
mayoría de los socios, pero la capacidad de los locales lo impide.
Tras la comida se produce una
pequeña desbandada. Salen a tomar el fresco. No se van. Aún queda el baile,
faltaría más. Hasta las nueve de la noche allí estarán.
Han comido bien, han disfrutado
de la compañía, se han reído y han bailado. No se puede pedir más.
La Asociación Cultural Amigos de
la Escuela de Eiros está cumpliendo una función social que es digna de
reconocer.
Una asociación para los socios by Santiago Pérez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
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